LA IMPARTICIÓN DIVINA QUE DIOS EL PADRE
INFUNDE AL CUERPO DE CRISTO
AL ESTAR SOBRE TODOS, POR TODOS Y EN TODOS
Después de haber visto la impartición divina que el Espíritu y el Hijo dan al Cuerpo de Cristo, llegamos ahora a la impartición de Dios el Padre. Efesios 4:6 nos muestra que la impartición divina que Dios el Padre da al Cuerpo de Cristo al estar sobre todos como Padre que nos cubre con Su sombra, al estar por todos como Hijo que nos cuida y se preocupa por nosotros, y al estar en todos como Espíritu cuya presencia queda con nosotros, les permite a todos los miembros del Cuerpo de Cristo experimentar al Dios Triuno y disfrutar Su rica presencia.
El Padre es tanto nuestro Dios como nuestro Padre. El hecho de que sea nuestro Padre significa que hemos nacido de Él; y el hecho de que sea nuestro Dios significa que fuimos creados por Él. Si únicamente hubiésemos sido creados por Dios pero no engendrados por Él, no estaríamos en la iglesia. Es por haber nacido de Dios que hemos entrado en una relación de vida y en una unión orgánica con Él. Dios primeramente nos creó, y después nos engendró. Puesto que fuimos creados por Dios y nacimos de Él, tenemos una relación doble con Él. Primero, somos criaturas Suyas, y Él es nuestro Creador; luego llegamos a ser hijos de Dios, y Él es nuestro Padre. Si no existieran los hijos de Dios, la iglesia no existiría. Los que estamos en la iglesia fuimos creados por Dios y nacimos de Dios. Por lo tanto, fuimos creados como seres humanos apropiados y nacimos como hijos de Dios. Esto es la iglesia.
Por consiguiente, la esencia de la iglesia es el Espíritu, el elemento de la iglesia es Cristo y la fuente de la iglesia es el Padre. El Padre que nos engendró está sobre nosotros, como Padre que nos cubre con Su sombra. Esto es semejante a la manera en que el águila cubre sus polluelos, y a cómo una madre cubre a sus hijos cuando viene el peligro. Dios el Padre también es por nosotros, como Hijo que nos cuida y se preocupa por nosotros, y está en nosotros, como Espíritu cuya presencia está en nosotros. Por lo tanto, el Padre que está sobre nosotros, por nosotros y en nosotros es el Padre, el Hijo y el Espíritu, es decir, el Dios Triuno.
¿Qué es la iglesia? La iglesia es un Cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos y en todos. Esto es la iglesia. En el universo no existe nada semejante a la iglesia. ¡Cuán maravillosa es ella! En última instancia, la iglesia es un grupo de personas que están unidas al Dios Triuno y se encuentran mezcladas con Él. El Dios Triuno y la iglesia son cuatro en uno. Puesto que el Padre, el Hijo y el Espíritu son uno con el Cuerpo de Cristo, podemos afirmar que el Dios Triuno es ahora el Dios que es “cuatro en uno”. Estos cuatro son el Padre, el Hijo, el Espíritu y el Cuerpo. Así como no debemos confundir ni separar a los tres de la Trinidad Divina, tampoco debemos confundir ni separar a estos cuatro en uno. Esta misteriosa unión y mezcla entre el Dios Triuno y el Cuerpo de Cristo tiene como propósito la impartición. El Espíritu como esencia del Cuerpo de Cristo se imparte continuamente a nuestro ser. Al mismo tiempo, el Señor continuamente nos imparte Su elemento. De la misma manera, mientras el Padre está sobre nosotros, cubriéndonos con Su sombra, mientras pasa a través de nosotros, con el fin de cuidarnos, y mientras está en nosotros, a fin de permanecer con nosotros, Él se imparte continuamente a nuestro ser. De este modo, la iglesia llega a ser el resultado de la impartición del Dios Triuno.
Cuando el Dios Triuno se imparte en los creyentes, la iglesia es producida en el universo como un organismo. Más aún, el Dios Triuno se imparte continuamente y poco a poco en todos los miembros para ser su elemento, su esencia y su disfrute.
(Estudio más profundo en cuanto a la impartición divina, Un, capítulo 15, por Witness Lee)