Estudio más profundo en cuanto a la impartición divina, Un, por Witness Lee

Más extractos de este título...

TODAS LAS LEYES HUMANAS

Hoy en día vivimos en la era de la ciencia, y cada uno de nosotros sabe qué es una ley. Es un poder que opera de forma natural, instintiva y espontánea. La ley del Espíritu de vida, como Pablo la describe, se ajusta al mismo principio. Existe por sí misma, y opera en nosotros espontáneamente y funciona instintivamente. Pablo dijo en Romanos 6 que Dios dio la ley para mostrarle al hombre su verdadera condición. Una vez que el hombre es puesto bajo la ley de Dios, sufrirá la condenación de la ley. Sin embargo, todos los que temen a Dios quieren ser liberados del pecado, y se esfuerzan por guardar la ley de Dios y agradar a Dios. Incluso Pablo mismo no era una excepción. Mientras él hacía lo posible por guardar la ley de Dios y por evitar el pecado y el mal, descubrió que en sus miembros había otra ley que estaba en guerra contra la ley de querer hacer el bien. Al final, él hizo lo que no quería, y no pudo hacer lo que quería. Así que dijo: “Mas si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí” (Ro. 7:20). Pareciera que Pablo estaba eludiendo su responsabilidad cuando dijo esto. Él dijo que en sus miembros, esto es, en su carne, había otra ley, la ley del pecado y de la muerte, que estaba continuamente en guerra contra la ley del bien en su mente y que lo había hecho cautivo, llevándolo a hacer lo que no quería hacer. Él fue derrotado por esta ley continuamente, y ciertamente era un hombre miserable.

Los filósofos chinos también han descubierto que en el hombre hay una batalla entre la razón y los deseos. En otras palabras, dentro del hombre hay una parte que es razonable; pero también hay otra parte que tiene malos deseos y que combate todo el tiempo contra la razón. De manera que la razón es siempre vencida por los deseos. Tomemos como ejemplo el juego de mahjong. Los adictos a este juego pueden jugarlo por tres días y tres noches. Cuanto más lo juegan, más adictos están, de tal manera que pueden estar sin comer ni dormir, y no hay nada que puedan hacer para controlarse. Esto es lo que Pablo dijo en Romanos 7, de que en nuestra carne mora un deseo o un mal que no podemos vencer ni entender. Esto nos permite ver que lo que dijeron los filósofos chinos es muy similar a lo que Pablo dijo.

Por lo tanto, podemos ver que fuera de nosotros está la ley de Dios, mostrándonos nuestra verdadera condición. También está la ley del bien creada por Dios en nuestra humanidad, la cual exige que agrademos a Dios. Además, en nuestra carne caída, está la ley del pecado y de la muerte, que está en guerra contra la ley del bien en nuestra mente y que nos lleva cautivos. La ley de Dios que está fuera de nosotros es objetiva, la ley del bien, como también la ley del pecado y de la muerte, que están dentro de nosotros, son leyes subjetivas. Estas dos leyes en nosotros continuamente están en guerra. Es por ello que Pablo exclamó, diciendo: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?”. Al final, él hizo un descubrimiento mucho más grande y maravilloso. Dijo: “Gracias sean dadas a Dios, por medio de Jesucristo Señor nuestro”, pues fue por medio de Él que encontró su liberación.

(Estudio más profundo en cuanto a la impartición divina, Un, capítulo 6, por Witness Lee)