Estudio más profundo en cuanto a la impartición divina, Un, por Witness Lee

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LIBERA A LOS CREYENTES DE LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE Y LES RESUELVE EL PROBLEMA DEL PECADO Y DE LA MUERTE

En nuestra vida diaria es difícil para nosotros no tener conflictos con otros ni encontrarnos con incidentes desafortunados. ¿Cómo podemos vencer en tales circunstancias? La manera de hacerlo es no tomar resoluciones ni esforzarnos, sino invocar al Señor. Cada mañana al despertarnos, debemos invocar: “Señor, te amo. Me entrego a Ti”. Después de esto, debemos abrir la Biblia y orar un par de versículos. De ese modo, incluso si hay cosas en nuestra vida diaria que nos hacen enojar, no nos enojaremos, e incluso si hay cosas que pueden causarnos ansiedad, no estaremos ansiosos. Ésta es la vida cristiana. No pensemos que eso es demasiado sencillo, ni pensemos que esto es algo supersticioso. Más aún, tampoco pensemos que esto es meramente una ilusión mental. En este universo sólo hay un nombre. Cuanto más lo invoquemos, más dulce será la sensación que tendremos y más venceremos. Éste es nuestro Señor Jesús. Si lo invocamos aunque sea un poco, seremos vencedores. No necesitamos rogarle al Señor ni pedirle que nos ayude. Lo único que tenemos que hacer es presentarnos al Señor y cooperar con Él, permitiendo que la ley del Espíritu de vida tenga oportunidad de operar en nosotros.

Nosotros nacimos en pecado y crecimos en muerte. La ley del pecado y de la muerte está en nuestro interior. Pero ya fuimos librados de ella. Damos gracias al Señor “porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte” (Ro. 8:2). Fuimos librados de la esfera de Adán y trasladados a la esfera de Cristo. En Cristo no existe la ley del pecado y de la muerte, sino la ley del Espíritu de vida. Ahora todas las cosas dependen de una ley. No necesitamos luchar ni esforzarnos. Lo único que tenemos que hacer es permanecer en Cristo, presentarnos a Él, permitirle que opere libremente en nosotros y disfrutarlo. De este modo, Él obtendrá nuestra cooperación y operará en nosotros suave y espontáneamente. Por medio de esto, obtendremos paz, gozo y victoria.

(Mensaje dado por el hermano Witness Lee en Sibu, Malasia el 26 de octubre de 1990).

(Estudio más profundo en cuanto a la impartición divina, Un, capítulo 3, por Witness Lee)