Principios básicos en cuanto al ancianato, por Witness Lee

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LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS EN LA BIBLIA Y LA ORACIÓN APROPIADA

Necesitamos ver por qué la verdad es el paso necesario para recibir a Dios como luz. En otras palabras, debemos ver por qué, además de Dios, necesitamos la Biblia. Sin Dios, la Biblia no es luz ni vida para nosotros. La Biblia por sí sola no es la realidad. La Biblia es el hablar de Dios, Sus palabras, y Dios mismo es el contenido, la realidad, de la Biblia. Sin embargo, sin la Biblia el hombre no podría conocer a Dios. Sin la palabra de Dios que está escrita en la Biblia, no podríamos conocer a Dios como luz ni como vida.

Es necesario que veamos la importancia de la palabra de Dios contenida en la Biblia. Un principio fundamental en el Nuevo Testamento es que la palabra es necesaria para creer. Romanos 10:17 dice: “Así que la fe proviene del oír, y el oír, por medio de la palabra de Cristo”. En otras palabras, creer viene por el oír de la palabra de Cristo. Además, sin la palabra de Dios contenida en la Biblia, no tendríamos nada en lo cual creer. Por esta razón, Juan 5:24 dice: “El que oye Mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna”. A fin de entender y creer en Dios y recibirle como vida, necesitamos Su palabra, la cual está en la Biblia. Así como los cables de la electricidad nos transmiten la electricidad, de igual manera la Biblia nos transmite a Dios como vida.

Si queremos conocer el recobro del Señor en verdad, es necesario que conozcamos la Biblia no solamente conforme a la doctrina, sino también conforme a la verdad. Cuando conocemos la Biblia en cuanto a la verdad, recibimos el resplandor de la luz, el cual hace posible que recibamos la vida. Por lo tanto, lo que determina cuánta vida tenemos es cuánta verdad conocemos. Un creyente ignorante, aunque ame al Señor sobremanera, no podrá tener abundancia de vida, debido a que carece de la verdad.

Debemos pasar tiempo en la Palabra, la cual inicialmente será doctrina para nosotros. Luego, la doctrina debe convertirse en verdad para nosotros mediante la iluminación del Espíritu. No es necesario orar para obtener la doctrina, pues todo el que lee la Biblia puede recibirla. Sin embargo, para que la doctrina se convierta en verdad para nosotros, debemos orar mucho y de la manera apropiada. Para ello, debemos tratar con el Señor y permitir que Él nos discipline, y necesitamos tener una conciencia sin ofensa y una mente, voluntad y parte emotiva purificadas. Entonces debemos abrir todo nuestro ser desde nuestro espíritu y orar. Cuanto más oremos de esta manera, más nos iluminará el Espíritu para hacer que las doctrinas lleguen a ser la verdad. Tanto los incrédulos como los creyentes pueden leer la Biblia y aprender doctrinas. Sin embargo, a fin de que las doctrinas lleguen a ser verdad para nosotros, debemos orar, ser disciplinados por el Señor, abrir nuestro ser a Él y estar dispuestos a renunciar a nuestros propios deseos, gustos y preferencias, los cuales pueden ser velos que nos cubren. Entonces no habrá sombras, velos ni cubiertas que impidan la iluminación del Espíritu, lo cual hará que las doctrinas que conocemos lleguen a ser verdad para nosotros. La verdad es el resplandor de la luz, la cual nos trae la vida. Es por ello que necesitamos conocer el recobro del Señor en verdad.

Pablo recalca el asunto de la verdad en sus últimas epístolas, cuando la iglesia se hallaba en degradación. Cuando la condición de la iglesia es anormal y se halla en un periodo de degradación, la necesidad urgente es la verdad. Esta necesidad es satisfecha cuando las doctrinas de la Biblia llegan a ser verdad para nosotros, porque entonces estamos en la luz y somos liberados de las tinieblas de la degradación. Debido a la situación actual del cristianismo, se necesita con gran urgencia la verdad como el resplandor de la luz, el cual nos traerá la vida.

Como ancianos que están en las iglesias locales, necesitamos conocer la verdad contenida en la Biblia. No debemos contentarnos con las doctrinas, las cuales por sí mismas son vanas y vacías. En vez de ello, debemos orar diariamente, abrirnos al Señor y pasar tiempo en comunión con Él. Debemos estar dispuestos a que Él nos toque y nos discipline, y sobretodo que toque nuestra conciencia, a fin de que podamos guardar el misterio de la fe con una conciencia pura (1 Ti. 3:9). Entonces las doctrinas de la Biblia vendrán a ser verdad para nosotros. Es posible que vengamos a las reuniones, escuchemos los mensajes y leamos la Biblia, pero si somos indiferentes y no pasamos tiempo para abrirnos al Señor en oración, las doctrinas no llegarán a ser verdad para nosotros. Como resultado, acumularemos mucho conocimiento doctrinal, pero careceremos de la verdad. Las doctrinas llegarán a ser verdad para nosotros únicamente cuando tengamos una actitud seria con el Señor, teniendo comunión con Él y permitiendo que Él nos toque y nos discipline, y teniendo una conciencia purificada y un espíritu abierto con un corazón sincero que busca lo que Dios anhela en Su corazón. Si somos esta clase de personas, las doctrinas en la Biblia llegarán a ser verdad para nosotros una por una, lo cual nos traerá luz y vida.

(Principios básicos en cuanto al ancianato, capítulo 13, por Witness Lee)