Principios básicos en cuanto al ancianato, por Witness Lee

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REQUISITOS ADICIONALES DE LOS ANCIANOS

“Decoroso”

El quinto requisito que debe cumplir un anciano, según 1 Timoteo 3:1-7, es ser “decoroso” (v. 2). Ser decoroso o circunspecto es tener una conducta que siempre es conforme a la situación. Es no ser demasiado rápido ni demasiado lento, ni tampoco demasiado osado ni demasiado tímido. Una persona decorosa es alguien que siempre hace lo que es apropiado. Alguien que es decoroso habla cuando debe hablar y calla cuando debe callar. También puede reír cuando es apropiado reírse.

“Hospitalario”

El sexto requisito es ser hospitalario (v. 2). Los ancianos deben entender que a fin de servir a los santos como los que vigilan y como pastores tienen que dar mucho de su tiempo porque la vida humana está llena de confusión. A veces, en tiempos de comunión, los santos pueden contarles a los ancianos toda la historia de su vida matrimonial o de su vida familiar. Por cortesía, quizás los santos digan: “Perdóneme que le quite tanto tiempo, pero ¿podría darnos un poquito más de tiempo?”. Para no ofender a los santos, el anciano debe responder: “No hay problema. Tengo mucho tiempo disponible”. Tal vez a un anciano no le parezca muy importante la historia que el hermano le cuenta, pero para ese hermano puede ser su salvavidas porque él considera que aparte del Señor no hay nadie más a quien le pueda decir estas cosas. Muchos santos se sienten así. Tenemos que entender que la vida humana es como un mar tempestuoso; hay mucho disturbio y poco reposo.

Los ancianos asimismo deben entender que los cristianos en su mayoría son débiles, es decir, débiles en su alma y más aún en su espíritu. Por lo tanto, ellos deben escuchar sus historias para ayudar a los santos a hallar reposo. Si podemos darles una o dos horas de nuestro tiempo para que puedan descargar todo lo que hay en su corazón, eso será un descanso para ellos. Tal vez no podamos resolver sus problemas, pero podemos brindarles reposo porque ellos confían en nosotros y nos respetan como ancianos. Los santos encuentran reposo al contar a los ancianos las cosas que no le pueden contar a otros. Esto es algo dispuesto por Dios en Su soberanía. Como ancianos, no debemos rechazar a los santos que acuden a nosotros para tener comunión. Lo que importa no es si podemos resolver o no sus problemas. En realidad, no podemos resolverle los problemas a nadie, pero sí podemos brindarle a los santos descanso, escuchando sus historias. Yo he visto que esto ha ocurrido muchas veces. Debemos estar dispuestos a darles a los santos el tiempo suficiente para que nos cuenten toda su historia. Además, igual que un médico de guardia, que debe estar disponible para proveer atención médica en cualquier momento, un anciano siempre debe estar disponible para ayudar a los santos. Esto forma parte de lo que es ser hospitalario. Lo que necesiten los santos, nosotros tenemos que dárselo. Esto nos muestra que ser anciano es un trabajo muy difícil.

La necesidad de ser hospitalarios es una prueba muy severa para los ancianos, pues pone a prueba si verdaderamente amamos a los miembros de la iglesia y si somos compasivos, pacientes y estamos dispuestos a ser un sacrificio. Debemos sacrificar nuestro tiempo, nuestro descanso y nuestros bienes materiales. Según mi experiencia y observación, ningún otro requisito nos pone más prueba como ancianos. Las hermanas que desean que sus esposos lleguen a ser ancianos deben saber que ser la esposa de un anciano es muy difícil porque el que vigila debe ser hospitalario. Un hermano que necesita ir a cierto lugar quizás le pida a un anciano direcciones de cómo llegar allí. Después que el anciano le dé direcciones, el hermano quizás confiese que no dispone de un auto ni de dinero para pagar un taxi. A fin de ser hospitalario, el anciano debe llevar al hermano en su auto adonde necesita ir. Si, después de haberle explicado dónde está el lugar y las diferentes maneras de llegar allí, el anciano mismo no lo lleva, tal vez el hermano sienta que el anciano no se preocupa mucho por él. Esta clase de sentimiento entre los santos puede finalmente causar problemas. Es difícil imaginarnos todas las situaciones que un hermano afrontará como anciano. Los ancianos deben estar dispuestos a ayudar a los santos en toda clase de situaciones.

Ser hospitalario, el cual es un trabajo que nunca se acaba, no depende de nuestra capacidad, sino de estar dispuestos. Si un anciano no sabe cómo llegar al lugar donde el hermano necesita ir, aun así debe salir con el hermano a buscar el lugar. Si lo hace, el hermano se sentirá muy conmovido y edificado por el amor del anciano. Un anciano quizás no logre conmover el corazón de un hermano dando varios mensajes, pero al darle su tiempo y esfuerzo, con su amor conmoverá su corazón. Ser hospitalario es estar dispuesto a dar y ser perturbado, incomodado y agotado al cuidar de otros. Independientemente de cuál sea nuestro conocimiento o capacidad, debemos estar dispuestos. Ésta es la prueba más grande.

(Principios básicos en cuanto al ancianato, capítulo 5, por Witness Lee)