UN ANCIANO ES UNO QUE VIGILA
Pablo no usa la palabra anciano en 1 Timoteo 3:1-7; en vez de ello, usa la expresión el que vigila, que en griego es epískopos. Esta palabra a veces se traduce “obispo”. Sin embargo, la palabra obispo ha sido usada erróneamente para referirse a una posición jerárquica. Un anciano es uno que vigila (Hch. 20:17, 28). Humanamente, para ser alguien que vigila se requiere cierta capacidad, pero Pablo más bien recalca el carácter, el modo de ser, la conducta y la persona misma del que vigila. A fin de ser alguien que vigila en la iglesia, un hermano debe ser la persona idónea, no por lo que puede hacer, sino por lo que es. Eso significa que la condición en vida de un hermano debe ser la apropiada, antes de poder ser una persona adecuada que vigila en la iglesia.
Según la historia humana y nuestra propia experiencia, sabemos que en la mayoría de los casos lo que podemos o no podemos hacer no importa tanto como lo que somos o no somos. Lo que determina la condición de la vida familiar no es tanto la capacidad que tiene una persona, sino su carácter, modo de ser, conducta y ser mismo. No debe preocuparnos tanto lo que podemos o no podemos hacer. No debemos enorgullecernos de nuestra capacidad, ni tampoco desanimarnos por nuestra falta de capacidad. Lo único que necesitamos es ser personas correctas en nuestro modo de ser, carácter, conducta y ser.
(Principios básicos en cuanto al ancianato, capítulo 4, por Witness Lee)