LOS REQUISITOS MENCIONADOS EN 1 TIMOTEO 3:1-7
EN REALIDAD SON UNA REVELACIÓN
DE LO QUE LA VIDA DE RESURRECCIÓN
DEL CRISTO QUE MORA EN NOSOTROS
PUEDE HACER EN NOSOTROS
El dominio propio que se le exige a uno que vigila es totalmente un asunto de vida. Los ancianos debemos llevar una vida que haya sido disciplinada por la cruz de Cristo, a fin de que el poder de la resurrección pueda capacitarnos para ejercitar tal dominio propio. No debemos decir que no hay nadie que pueda cumplir tales requisitos. Si así fuera, el apóstol Pablo no habría escrito al respecto ni ello habría sido incluido en la Biblia. Estos requisitos no son una especie de ley o mandamiento; más bien, ellos nos muestran lo que el Señor puede hacer en nosotros. Esto es semejante a la constitución del reino en Mateo 5—7, la cual no sólo nos muestra los requisitos del reino, sino que además es una demostración y un testimonio de todo lo que la vida de resurrección puede hacer en nosotros. Creemos en la Palabra viviente de Dios. Todo lo que el Señor dice se cumplirá. Por lo tanto, debemos confiar en Su Palabra, recibirla y orar. No debemos sentirnos desanimados por nuestras aparentes deficiencias, sino que más bien debemos sentirnos animados porque el hecho de que la Palabra haya incluido tales requisitos indica que la vida de resurrección los cumplirá en nosotros.
No debemos separar 1 Timoteo 3:1-7 del resto de la epístola, la cual revela la vida eterna, la economía de Dios, la cual es la impartición de Dios mismo, y la manifestación de Dios en la carne (6:12, 19; 1:4; 3:16). Por lo tanto, 1 Timoteo 3:1-7 es, de hecho, una revelación de todo lo que la vida de resurrección del Cristo que mora en nuestro ser puede hacer en nosotros. Por nosotros mismos no podemos cumplir estos requisitos, pero el Cristo que mora en nosotros ciertamente puede cumplirlos. Sin embargo, debemos estar dispuestos a cooperar con Él. Nuestra carne, el viejo hombre y la vida natural fueron crucificados, y ahora Cristo vive en nosotros (Gá. 2:20). Debemos cooperar con Él al tener un deseo de hacerlo y estar dispuestos a hacerlo, y al orar mucho. Si esperamos en el Señor, Él producirá todas estas cosas en nosotros.
(
Principios básicos en cuanto al ancianato, capítulo 5, por Witness Lee)