CITAS DEL SALMO 2 EN EL NUEVO TESTAMENTO
Un sesenta por ciento del salmo 2 ha sido citado en el Nuevo Testamento, ya sea de manera directa o indirecta. El pensamiento del salmo 2 es el mismo que hallamos en el Nuevo Testamento; así, en cierto sentido, podemos encontrar allí cada uno de los elementos del salmo 2. Si juntamos todos estos elementos que se hallan en el Nuevo Testamento, obtendremos otro salmo 2. Examinemos brevemente algunos de los versículos del Nuevo Testamento para que nos llevemos una impresión más profunda.
Hemos visto que la primera sección del salmo 2, los versículos del 1 al 3, muestra la oposición a Cristo por parte de los gobernantes del mundo. Esto empezó a cumplirse cuando Cristo fue traicionado y llevado a juicio ante Pilato, lo cual se menciona en Hechos 4:25-28, que dice: “Que mediante el Espíritu Santo, por boca de David nuestro padre Tu siervo dijiste: ‘¿Por qué se han enfurecido los gentiles, y los pueblos planean cosas vanas? Se levantaron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra Su Cristo’. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra Tu santo Siervo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto Tu mano y Tu consejo habían predestinado que sucediera”. Este cumplimiento continuará hasta el tiempo de Apocalipsis 19:19, que dice: “Y vi a la bestia [el anticristo venidero], a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra Aquel que montaba el caballo, y contra Su ejército”. Cristo es Aquel que está montado en el caballo, y el anticristo, los reyes y todos sus ejércitos están guerreando contra Él. Éste será el último intento por parte de los gobernantes del mundo de oponerse a Cristo. ¡Alabado sea el Señor! El cumplimiento de la primera sección del salmo 2 empezó con Poncio Pilato y concluirá con la bestia, el anticristo.
En la segunda sección del salmo 2, Dios declaró que Él ungió a Cristo, Su Rey, y que lo puso sobre Sion, Su santo monte. Con respecto a esto debemos leer Hechos 2:36, que dice: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo”. Ésta es la declaración de Dios. Ahora, Apocalipsis 19:16, 20 y 21 dicen: “En Su vestidura y en Su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES [...] Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro del lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca de Aquel que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos”. Luego Apocalipsis 20:4 dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, y los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”. Esta declaración hecha por Dios en la segunda sección del salmo 2 tiene una larga duración, pues Dios hizo esta declaración cuando Jesús fue resucitado y ascendió, y luego esta declaración continúa y prevalece en el presente, y continuará hasta que vengan los mil años del reino. Por otro lado, junto con esta declaración, Dios le ha causado y aun le causará gran destrucción al enemigo: Él destruyó el Imperio romano y muchas otras potencias mundiales que intentaron oponerse a Cristo.
La tercera sección del salmo 2 es la declaración que hace Cristo mismo. Leamos Hechos 13:33: “Dios ha cumplido [esta promesa] a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: ‘Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy’”. La palabra “hoy” se refiere al día de la resurrección. Este mismo versículo se cita en Hebreos 1:5. En el salmo 2 Cristo declaró que Dios el Padre le daría por herencia todas las naciones. Esto se cumple en Apocalipsis 11:15, que dice: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: El reinado sobre el mundo ha pasado a nuestro Señor y a Su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos”. Salmos 2:9, que nos habla del gobierno de Cristo, se cumple en Apocalipsis 2:26-27: “Al que venza y guarde Mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las naciones, y las pastoreará con vara de hierro, y serán quebradas como vasijas de barro; como Yo también la he recibido de Mi Padre”. También, Apocalipsis 19:15 dice: “De Su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y Él las pastoreará con vara de hierro”.
Apocalipsis 6:15-17 es el cumplimiento de la última sección del salmo 2, la predicación del evangelio, en la que se amonesta a las personas a volverse a Cristo, a refugiarse en Él y a besarlo, pues se encenderá Su ira: “Los reyes de la tierra, y los grandes, los generales, los ricos, los poderosos, y todo esclavo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de la ira de Ellos ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”. Ésta no es una cita literal del salmo 2, pero el pensamiento, el concepto, ha sido adoptado del salmo 2. Un día Cristo se airará; la ira del Cordero se desatará. Por lo tanto, los reyes deben ser prudentes y refugiarse en Él.
Si usted ha de entender apropiadamente el salmo 8, debe guardar en su ser el salmo 2. El salmo 2 nos dice que Cristo es el centro de la economía de Dios, el centro de la administración de Dios. Dios declaró a toda la tierra: “Yo he establecido Mi rey / sobre Sion, Mi monte santo” (v. 6). No se preocupe por tantas cosas; preocúpese únicamente por esto: Dios ha declarado que ha ungido, designado y establecido a Cristo como Rey. No piense que puede haber otro mensaje más claro que lo hallado en el salmo 2. Es muy breve, pero a la vez muy poderoso. Primero tenemos la declaración de Dios, luego la declaración de Cristo y, por último, la predicación del evangelio.
(
Cristo y la iglesia revelados y tipificados en los Salmos, capítulo 2, por Witness Lee)