LA MANERA EN QUE CRISTO REINA Y RECOBRA
SU TÍTULO DE PROPIEDAD
Después del primer grupo de tres salmos del Libro Cuatro, tenemos el segundo grupo, el cual se compone de nueve salmos. Estos nueve salmos se hallan agrupados de forma maravillosa. Todos ellos hablan del reinado de Cristo y muestran que Dios recobra el título de propiedad sobre la tierra.
Examinemos los títulos de todos estos salmos, pues son muy interesantes. Los salmos del 93 al 97 no tienen título; el salmo 98 simplemente dice: “Salmo”; el salmo 99 no tiene título; el salmo 100 dice: “Salmo de acción de gracias”; el salmo 101: “De David. Salmo”. Es bastante claro que estos nueve salmos forman un grupo, y este grupo constituye la parte central del Libro Cuatro. Los Libros Dos y Tres tienen, cada uno, un salmo que habla del reinado de Cristo sobre toda la tierra. Aunque esto es bueno, no es suficientemente adecuado; por lo tanto, necesitamos de todos estos nueve salmos que conjuntamente forman una sección que nos muestra cómo Dios viene para reinar sobre toda la tierra, sobre todos los pueblos, a fin de recobrar Sus derechos legales sobre la tierra.
Hemos visto que en todos los salmos encontramos cinco palabras clave; la primera de ellas tiene que ver con el aspecto negativo y las otras cuatro con el aspecto positivo: la ley, Cristo, la casa, la ciudad y la tierra. En el Libro Uno se revela a Cristo de manera adecuada. En el Libro Uno también se presenta la casa hasta cierto punto, pero sólo hay un versículo que habla de la ciudad. Sin embargo, el Libro Dos revela plenamente la casa y la ciudad, y al final de este libro, en su parte culminante, la tierra. En el Libro Tres vemos un recobro o restauración de la casa y de la ciudad, las cuales habían sido desoladas. Por consiguiente, en el Libro Tres tenemos nuevamente a Cristo, la casa, la ciudad y la tierra. Sin embargo, en estos primeros tres libros el tema de la tierra aún no ha sido presentado adecuadamente, por lo cual necesitamos el Libro Cuatro. La parte principal del Libro Cuatro se enfoca principalmente en la tierra. El Libro Cuatro es el único libro de los salmos que se centra en la tierra. En este libro, no se nos dice mucho en cuanto a Cristo, no se habla mucho en cuanto a la casa y se habla aún menos de la ciudad, pero en cambio se habla mucho de la tierra, del reinado de Cristo sobre toda la tierra con miras a recobrar el título de propiedad de ésta para Dios. Esto es sumamente significativo. Estos salmos del Libro Cuatro ciertamente hacen mención de Cristo, de la casa y de la ciudad, pero aquí estos asuntos no son el punto central, el tema principal. El punto principal es el recobro de la tierra por medio del reinado de Cristo. Así pues, vemos cómo todos estos libros siguen una muy buena secuencia.
El salmo 93 nos habla del reinado de Cristo en majestad y poder: “Jehová reina; se ha vestido de majestad. / Jehová se ha vestido, se ha ceñido, de poder. / Ciertamente el mundo está afirmado; no será sacudido” (v. 1). En el salmo 94 Él hace que el juicio vuelva a la justicia: “El juicio volverá a la justicia, / y todos los rectos de corazón lo seguirán” (v. 15). En toda la tierra no hay juicio que concuerda con la justicia, pero cuando Cristo regrese para reinar, Él juzgará la tierra en justicia. Él ama el derecho y establece la equidad: “La fuerza del Rey, quien ama el derecho. / Tú has establecido la equidad; / has hecho derecho y justicia en Jacob” (99:4). No hay ningún país sobre la tierra donde haya verdadero derecho y equidad. He viajado extensamente por todo el mundo, y adondequiera que he ido, no he encontrado derecho ni equidad. Podría contarle a usted muchas historias para mostrarle esto. Pero, alabado sea el Señor, cuando Él regrese, Él amará el derecho y establecerá la equidad. Él es un gran Rey por sobre todos, y toda la tierra y el mar le pertenecen: “Dios grande es Jehová / y Rey grande sobre todos los dioses. / En Su mano están las profundidades de la tierra, / y las alturas de los montes son Suyas. / El mar es Suyo, y Él lo hizo; / y Sus manos formaron la tierra seca” (95:3-5). Él reinará en Su segunda venida a fin de juzgar el mundo con justicia y fidelidad; el mundo será establecido; y todas las cosas se alegrarán, se regocijarán y le alabarán (Sal. 96:10-13; 97:1; 98:4-9; 96:1-4). Todos los confines de la tierra han visto Su salvación; todo el pueblo ve Su gloria; todos los ángeles le adoran (He. 1:6); y Él es exaltado sobre todos (Sal. 98:3; 97:6-7, 9).
(Cristo y la iglesia revelados y tipificados en los Salmos, capítulo 17, por Witness Lee)