RESUMEN DE LOS PRIMEROS TRES LIBROS
DE SALMOS
Hemos visto que el Libro Uno, los salmos del 1 al 41, indica que la intención de Dios es hacer que los santos que le buscan se vuelvan de la ley a Cristo a fin de que puedan disfrutar de la casa de Dios. Aunque esta frase no es muy larga, es sumamente costosa. No la tome a la ligera. Éste es el resumen de los primeros cuarenta y un salmos. En este resumen del Libro Uno, encontramos tres palabras clave: la ley, Cristo y la casa. Dios ha hecho que Sus santos se vuelven de la ley a Su Ungido, por causa de la casa. Cristo es para la casa; Cristo es para la iglesia. Si nosotros, los santos de Dios, no contactamos la casa, no tendremos un lugar donde disfrutar las riquezas de Cristo. Aunque tengamos a Cristo, sin la casa no tenemos un lugar donde disfrutarlo a Él. La intención de Dios es que, por medio de Cristo, la casa pueda llegar a existir para el disfrute de Su pueblo. La iglesia es, por tanto, el deseo de Dios, Su intención y Su propósito eterno. Así que, en el primer libro tenemos la ley, en el aspecto negativo, y a Cristo y la casa, en el aspecto positivo.
Puedo testificar que fue después de muchos años de ser cristiano que llegué a saber de qué habla el libro de Salmos. Es fácil entender el libro de Romanos; y también es fácil comprender el contenido del libro de Hechos; pero es posible leer el libro de Salmos varias veces sin captar su mensaje. Necesitamos la revelación divina para ver que la intención de Dios en el primer libro de Salmos es hacer que nuestros pensamientos, nuestros conceptos y nuestro entendimiento se vuelvan de la ley a Cristo a fin de que disfrutemos Su casa.
También hemos visto que el Libro Dos, los salmos del 42 al 72, muestran cómo los santos experimentan a Dios así como Su casa y Su ciudad por medio del Cristo sufriente, exaltado y reinante. Cuando llegamos al segundo libro, encontramos experiencias más profundas de Cristo; por lo tanto, la casa crece hasta convertirse en la ciudad. Así pues, disfrutamos a Dios por medio de Cristo, disfrutamos la casa de Dios por medio de Cristo y también disfrutamos la ciudad de Dios por medio de Cristo. En el segundo libro vemos al Cristo sufriente, exaltado, reinante y venidero. Es por medio de este Cristo que disfrutamos a Dios así como Su casa y Su ciudad.
Debemos considerar juntos el primer y el segundo libro de Salmos, y captar el mensaje que ambos nos presentan. En el primer libro Dios nos trae a Cristo, y luego tenemos la casa para el disfrute. El segundo libro sigue este hilo al decirnos que por medio de las experiencias adicionales que tenemos de Cristo, las cuales son más profundas, la casa crece hasta convertirse en la ciudad. Aquí, en la casa y en la ciudad, disfrutamos a Dios con la casa y la ciudad por medio del Cristo sufriente, exaltado y reinante. Estas pocas frases constituyen el mensaje cristalizado del Libro Uno y Dos de Salmos.
Cada uno de los cinco libros de los salmos sigue el hilo del libro anterior. Por lo tanto, el Libro Tres, los salmos del 73 al 89, sigue el hilo del Libro Dos al decirnos cómo los santos en sus experiencias comprenden que la casa y la ciudad de Dios, con todos sus correspondientes deleites, pueden ser resguardadas y mantenidas únicamente por medio de que Cristo sea apropiadamente apreciado y exaltado por el pueblo de Dios. En los primeros dos libros tenemos a Cristo, la casa y la ciudad; éste es el punto culminante, el disfrute más elevado, de los santos. Pero, como hemos visto, siempre es difícil mantener esta norma tan elevada por tiempo prolongado. La casa de Dios y la ciudad de Dios sufrieron daño y se produjo la desolación. Sin embargo, por medio de esta experiencia los santos descubrieron cómo resguardar el disfrute de la casa y la ciudad de Dios. Cuando a Cristo se le da la posición apropiada en la iglesia, podemos conservar prolongadamente la vida de iglesia en su mejor condición.
¿Han dejado estos tres libros una profunda impresión en usted? Sin el resumen de estos tres libros, es difícil captar la esencia de ellos. Resumiendo, en el primer libro tenemos a Cristo en la casa; en el segundo libro tenemos la casa y la ciudad; y en el tercer libro tenemos la desolación y la manera de conservar el disfrute de la casa y la ciudad de Dios por medio de Cristo.
Recordemos ahora nuevamente los principales salmos en cada uno de estos tres libros. En el Libro Uno, el salmo 1 es un buen salmo en el sentido negativo. Una buena pintura requiere el debido trasfondo. Sin un trasfondo oscuro es difícil lograr que se destaque una figura. Cuanto más oscuro sea el trasfondo, más se destacará la figura principal. Por lo tanto, los principales salmos del Libro Uno son el salmo 1, en un sentido negativo, y los salmos 2, 8, 16, 22, 23, 24, 27 y 36, en un sentido positivo. Por último, debemos incluir Salmos 31:21, que habla de la ciudad fortificada.
En el Libro Dos los principales salmos son los salmos 45, 46, 48, 68 y 72. En estos salmos vemos a Cristo de una manera más profunda, así como la casa, la ciudad y la tierra. Estos salmos nos presentan las características principales del Libro Dos de manera sustanciosa y adecuada, y nos conducen a la cúspide del disfrute. En estos salmos también vemos el mover de Dios, la victoria del Señor, con todas las alabanzas de los santos. Luego, al final, tenemos el reinado de Cristo sobre toda la tierra.
En el Libro Tres ya hemos visto que los tres salmos principales son los salmos 73, 80 y 84. En el salmo 73 hemos visto que Dios debe ser nuestra única porción y en el salmo 80 hemos visto que debemos darle a Cristo la posición única. Cuando se cumplen estas dos cosas, tenemos, en el salmo 84, la experiencia más dulce de la casa de Dios. La casa llega a ser para nosotros más dulce de lo que era antes de la desolación. Esto es recobrado cuando experimentamos a Dios como nuestra única porción y le damos a Cristo la posición única. Es por medio de esto que la casa llega a ser más dulce que nunca antes para nosotros.
(
Cristo y la iglesia revelados y tipificados en los Salmos, capítulo 15, por Witness Lee)