Cristo y la iglesia revelados y tipificados en los Salmos, por Witness Lee

EL SALMO 72: CRISTO TOMA POSESIÓN DE LA TIERRA REGÁNDOLA

Ahora llegamos al último salmo del Libro Dos, el salmo 72. Los salmos son como un gran monte con muchos picos, y aquí encontramos otro pico. El salmo 72 nos dice cómo Cristo reinará sobre toda la tierra y cómo los santos serán glorificados y bendecidos con Él. En primer lugar, vemos que Él reinará con justicia y rectitud, lo cual traerá paz (vs. 1-5). Cuando Cristo regrese, Él será el Rey que regirá toda la tierra con justicia y rectitud. Por lo tanto, la tierra estará llena de paz. La gente hoy en día habla mucho de paz, pero no habrá paz sino hasta cuando Cristo regrese. Bajo Su gobierno, la verdadera paz dará inicio a su reinado. “Él juzgará en justicia a Tu pueblo / y con equidad a Tus pobres. / En justicia, traerán los montes paz al pueblo” (vs. 2-3).

En segundo lugar, este salmo muestra que Cristo en Su gobierno será como la lluvia que riega la tierra y que, como resultado, los santos florecerán. “Descenderá como lluvia sobre la hierba cortada, / como aguaceros que riegan la tierra. / En Sus días florecerán los justos, / y habrá abundancia de paz / hasta que no haya luna. / Y Él tendrá dominio de mar a mar / y desde el Río hasta los confines de la tierra. / Los que moran en el desierto se postrarán ante Él, / y Sus enemigos lamerán el polvo. / Los reyes de Tarsis y de las costas / pagarán tributo; / los reyes de Sabá y de Seba / ofrecerán dones. / Todos los reyes se postrarán delante de Él; / le servirán todas las naciones” (vs. 6-11). Incluso cuando Cristo regrese a juzgar, Él será como la lluvia sobre la hierba cortada, como aguaceros que destilan sobre la tierra. Ésta es la manera en que Cristo tomará posesión de la tierra. Él tomará posesión de ella regándola; no lo hará peleando, ni condenando, ni juzgando. ¡Alabado sea el Señor!

“Él tendrá dominio de mar a mar / y desde el Río hasta los confines de la tierra” (v. 8). El río aquí tiene el mismo significado que el río mencionado en Salmos 46:4: “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios”. Esto es muy significativo. El río en el versículo 4 representa el fluir del Dios Triuno, lo cual indica que el reino y reinado del Señor se extiende hasta los confines de la tierra mediante el fluir del Dios Triuno. Él ejercerá Su dominio por medio de Sí mismo como río que riega, y obtendrá el dominio al regar. Ya sea que hablemos de regar o fluir, de la lluvia o del río, el significado es el mismo. La lluvia es el río, y el regar es el fluir. El Señor recobrará toda la tierra, no al examinarla, ni al juzgarla, ni al herirla, sino al regarla. Sin duda alguna, el Señor Jesús volverá a ejecutar Su justo juicio sobre esta tierra; sin embargo, esto es solamente un aspecto de Su regreso. El otro aspecto es que Él regresará como la lluvia para regar la tierra.

Hoy toda la tierra es un desierto seco y estéril, y muchas cosas malignas y pecaminosas brotan de esta sequía y aridez. Los hombres pecan porque están decepcionados e insatisfechos. Meramente juzgarlos, herirlos y condenarlos no resolverá el problema. Por supuesto, el Señor Jesús en Su justicia aún tendrá que ejecutar Su juicio sobre todas las cosas pecaminosas; pero éste no será el aspecto principal de Su regreso. Él principalmente vendrá como aguaceros que destilan sobre la tierra seca y sedienta. Él tendrá compasión de ella y por ello ejercerá Su dominio, no juzgándola ni hiriéndola, sino regándola. De esta manera, Cristo tendrá dominio de mar a mar y fluirá como un río hasta los confines de la tierra. Donde esté el fluir, allí también estará el dominio del Señor Jesús. En aquel día descenderá la lluvia sobre todos los hombres, sean negros, blancos, amarillos o rojos. Todos ellos se sentirán muy gozosos de estar bajo el gobierno de Cristo. ¡Cuán rica será la lluvia, la satisfacción, la paz y la seguridad que se experimentará cuando Cristo regrese! El Señor Jesús regresará para traer satisfacción a todos los hombres. Él será el Rey, mas no por el ejercicio de Su poder que sojuzga a los demás, sino por el suministro del agua viva que satisface a los sedientos. Todos serán satisfechos con el agua viva que Él les dará. ¡Aleluya! Él reinará desde el Río hasta los confines de la tierra. Él ejercerá Su dominio sobre toda la tierra.

Cuando era un joven cristiano, me impartieron muchas enseñanzas acerca de la segunda venida de Cristo. Todas ellas presentaban a Cristo como un juez. Me enseñaron que Él arremetería contra los hombres y los heriría en Su ira. Pero nunca escuché ningún mensaje que dijera que el Señor Jesús regresaría tan lleno de gracia como aguaceros que regarán la tierra árida y satisfarán a las personas abatidas y vacías. Sin embargo, basándome en el libro de Salmos puedo afirmar con certeza que, aunque el Señor en un sentido regresará a juzgar, aun en medio de Su juicio, la tierra será regada. El río estará allí presente. Él vendrá a tomar posesión de la tierra, no sólo al ejercer Su poder, sino mediante el fluir del Dios Triuno. Él tomará posesión de la tierra valiéndose de este río que fluye de Jerusalén. En aquel día Jerusalén será el centro de toda la tierra, y en medio de ella estará la casa, desde donde el río fluirá. Creo sin duda que este río abarcará toda la tierra, repartiéndose en cuatro brazos, como se describe en Génesis 2. Cristo ejercerá Su dominio desde el Río hasta los confines de la tierra, no simplemente valiéndose de Su poder, sino regando la tierra. ¡Alabado sea el Señor!

En aquel día todas las naciones le adorarán y le servirán (vs. 8-11). Él librará a los menesterosos y tendrá compasión de los pobres, y la opresión y la violencia desaparecerán (vs. 12-14). Todas estas cosas malignas desaparecerán en las personas, no al ser éstas juzgadas, sino al ser regadas, al ser satisfechas. Las personas roban porque están insatisfechas. Pero cuando el Señor Jesús regrese, todos serán satisfechos, y de este modo ya no habrá más opresión ni violencia. Todas estas cosas desaparecerán cuando vengan las agradables riquezas del Señor.

Él vivirá para siempre, la tierra será restaurada gracias a Él, y los hombres serán benditos en Él y lo bendecirán (vs. 15-17). ¿Todavía se acuerdan de cómo comienza el salmo 1? Comienza diciendo: “Bienaventurado el varón...”, pero aquí dice: “Bendito sea Jehová Dios...” (72:18). Esto representa una verdadera mejora. El nombre de Dios es bendito para siempre, y Su gloria se manifiesta en toda la tierra (vs. 18-19).

El salmo 72 presenta un cuadro glorioso de cómo serán las cosas cuando el Señor recobre y posea la tierra y reine sobre ella. “Bendito sea Jehová Dios, el Dios de Israel, / el único que hace maravillas. Bendito sea Su nombre glorioso para siempre; / y que Su gloria llene toda la tierra. / Amén y Amén”. (vs. 18-19).

En el salmo 1 no encontramos ningún “amén”; pero aquí en cambio se nos dice: “Amén y Amén”. Alabado sea el Señor por una mejora de esta índole. Alabémosle porque ahora podemos estar en la casa, que está en la ciudad, mientras esperamos que pronto llegue el día cuando el Señor tomará posesión de la tierra de esta manera tan maravillosa.

(Cristo y la iglesia revelados y tipificados en los Salmos, capítulo 11, por Witness Lee)