Experimentamos a Cristo como las ofrendas para presentarlo en las reuniones de la iglesia, por Witness Lee

EL COMIENZO DE LA VIDA DE REUNIONES

¿Se ha preguntado alguna vez cuándo empezó la vida de reuniones en la Biblia? Quizás la mayoría piense que la vida de iglesia empezó en Hechos 2 el día de Pentecostés. Pero debemos recordar que la vida de iglesia empezó mucho antes. La reunión que tuvo lugar el día de Pentecostés no era más que la continuación de la reunión iniciada hacía varios siglos. ¿Cuándo empezó el pueblo a reunirse? ¿Podemos encontrar alguna reunión del pueblo de Dios en Génesis? No, allí no vemos ninguna; lo único que se puede encontrar es una especie de reunión familiar. En los cincuenta capítulos de Génesis, no vemos ninguna reunión o asamblea. El pueblo de Dios no se congregaba.

Pero cuando llegamos a Exodo, el segundo libro de la Biblia, vemos que el pueblo de Dios empieza a reunirse. En Exodo cuando se introdujo la salvación, inmediatamente el pueblo de Dios tuvo que reunirse. Las reuniones fueron obligatorias, y dicha obligación acompañaba la salvación. En cierto sentido, Dios no salvó individuos, ni siquiera un conjunto de individuos, sino a una asamblea.

Una fiesta para el Señor

No encontramos la expresión iglesia en Exodo. Pero cuando Dios llamó a Moisés y le mandó que sacara a los hijos de Israel, dijo: “Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto” (5:1). El pueblo es una entidad colectiva; no es una sola persona. Moisés debía decirle a Faraón que dejara ir al pueblo de Dios a celebrarle fiesta. Debemos entender que la idea de reunirse está implícita en la idea de celebrar fiesta.

Se sabe que no es posible celebrar una fiesta con una sola persona. Es difícil celebrar algo uno solo. Uno puede comprar pollo y pastel o algún manjar, o tratar de hacer una fiesta solo, pero resulta difícil. Incluso es difícil celebrar una fiesta a la cual sólo asisten la esposa y los hijos, ya que todavía no hay sabor a fiesta. Cuantas más personas haya, más sabor a fiesta se tiene. Una fiesta es una especie de banquete colectivo. Uno debe congregar a la gente para disfrutar dicho festín, lo cual implica una asamblea. Por consiguiente, una fiesta conlleva dos cosas: la comida y la reunión. Ambos aspectos son cruciales. Es difícil determinar cuál de los dos es más importante, si la comida o la reunión. No obstante, son estos dos factores los que constituyen una fiesta. Sin comida no puede haber fiesta, y sin un grupo de personas tampoco. Un festín se compone de la comida y de un grupo de personas. Por lo tanto, “Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto”, denota la idea de una reunión para a tener un banquete delante de Dios y con El. Era una fiesta que el pueblo debía celebrar, pero era dedicada a Dios.

La manera en que Dios nos salva

Veamos los requisitos de la salvación. El primer requisito es reunirse. Conforme a este principio, uno no puede recibir la salvación y no reunirse con la iglesia. En la tipología de Exodo se nos enseña que Dios no salvó a individuos, sino a un pueblo, el cual, a su vez, comió y se reunió. Así celebraron fiesta al Señor. Disfrutaron la comida al reunirse, pero lo hicieron no solamente para ellos mismos, sino principalmente para el Señor. Fue así como Dios los salvó.

(Experimentamos a Cristo como las ofrendas para presentarlo en las reuniones de la iglesia, capítulo 1, por Witness Lee)