Experimentamos a Cristo como las ofrendas para presentarlo en las reuniones de la iglesia, por Witness Lee

EL FIN DE NUESTRO VIAJE ES LA MORADA DE DIOS

Los creyentes, por lo general, no entienden lo que significa reunirse. Piensan que su reunión es un culto de adoración. No se dan cuenta de que la reunión cristiana es el destino al que deben llegar. Cuando llegan, ese lugar se convierte en la morada de Dios. Cuando Dios no tiene donde morar, nosotros andamos a la deriva. Cuando El no tiene casa, nosotros tampoco la tenemos, pero si El tiene donde morar, esta morada se convierte en nuestra morada. La casa de Dios es nuestra casa. Muchas veces uno se siente en casa cuando va a la reunión. Si se ausenta de la reunión durante un par de meses, se sentirá errante y sin hogar. Pero al volver a reunirse se siente en casa. Esto demuestra que nuestra reunión es la morada de Dios, y ésta, a su vez, es nuestro hogar.

(Experimentamos a Cristo como las ofrendas para presentarlo en las reuniones de la iglesia, capítulo 2, por Witness Lee)