Autoridad y la sumisión, La, por Watchman Nee

EL FIN DEL EVANGELIO NO ES SOLO QUE EL HOMBRE CREA SINO TAMBIEN QUE SE SOMETA

La Biblia no sólo habla de la fe, sino también de la obediencia. Nosotros no sólo somos pecadores sino también hijos de desobediencia. En Romanos 10:16 se hace referencia a obedecer el evangelio. Por lo tanto, creer en el evangelio es obedecerlo. En 2 Tesalonicenses 1:8 dice: “Tomando venganza de los que no conocen a Dios, y de los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo”. Los que no obedecen equivale a decir los que se rebelan. Romanos 2:8 habla de aquellos que no obedecen a la verdad, lo cual también es rebelión. Dios castigará con ira y enojo a los que se rebelan contra la verdad. En 1 Pedro 1:22 dice: “Habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad... ” Estos pasajes indican que la salvación viene por medio de la obediencia, porque creer es obedecer. Un discípulo que tiene fe debe ser un discípulo que obedece. No sólo debe haber fe sino también sumisión a la autoridad del Señor. Cuando Pablo fue iluminado, dijo: “¿Qué haré, Señor?” (Hch. 22:10). El no sólo creyó en el Señor, sino que también le obedeció. Cuando se convirtió, conoció la gracia y se sometió a la autoridad. Cuando el Espíritu Santo lo guió a ver la autoridad del evangelio, él reconoció a Jesús como Señor.

Dios no nos llamó solamente a recibir vida por medio de la fe, sino también a preservar Su autoridad por medio de nuestra obediencia. El plan de Dios para nosotros en la iglesia es que nos sometamos a Su autoridad y a todas las autoridades que El estableció. Esto incluye el hogar, el gobierno, la escuela, la iglesia y así sucesivamente. El Señor no especifica a quién debemos someternos, pero en la medida en que nos encontramos con Su autoridad, aprenderemos a someternos a la autoridad.

Muchos pueden someterse y ser obedientes a determinadas personas, pero no a todo tipo de personas. Esto se debe a que no conocen la autoridad. Es inútil someternos al hombre, pues lo que necesitamos es ver la autoridad. Las diferentes organizaciones que nos rodean tienen como objetivo que aprendamos la sumisión. Una vez que el hombre toca la sumisión, ante la menor desobediencia reconocerá interiormente la rebelión. Quienes no conocen la autoridad no saben cuán rebeldes son. Antes que Pablo fuera iluminado, no sabía que estaba dando coces contra el aguijón (Hch. 26:14). Cuando el hombre es iluminado por Dios, primero ve la autoridad, y luego ve muchas autoridades. Cuando Pablo se encontró con Ananías, un hermano insignificante, no sólo vio a un hombre; tampoco preguntó quién era Ananías ni si era culto o no. El reconoció a Ananías como una autoridad delegada. Así que se sometió a él (Hch. 9:17-18). ¡Cuán fácil es someterse cuando uno se ha encontrado con la autoridad!

(Autoridad y la sumisión, La, capítulo 6, por Watchman Nee)