LAS FUNCIONES DELEGADAS
SON LA AUTORIDAD DELEGADA
Nadie se atreve a decir que no se va a someter a la autoridad del Señor. Pero también debemos someternos a la autoridad coordinada de los miembros y darnos cuenta de que todos los miembros están unidos, y si no queremos recibir ayuda de los miembros, estaremos en rebelión. Algunas veces el Señor abastece a un miembro directamente, y otras veces El usa a un miembro para abastecer a otro. Cuando la cabeza les dice a los ojos que vean, todo el cuerpo ve lo que los ojos perciben, porque cuando los ojos ven, todo el cuerpo ve. La función que le toca a cada miembro, que es la autoridad que se le delega, también es la autoridad de la Cabeza. Si hay algunos miembros que piensan que pueden ver por su propia cuenta, estarán en rebelión. No podemos ser tan necios como para pensar que somos omnipotentes.
No olvidemos que somos simplemente miembros y, por ende, necesitamos recibir la función de los demás miembros. Cuando nos sometemos a la autoridad de la función de la vista, no habrá ninguna barrera entre nosotros y la Cabeza, porque el suministro se halla en la autoridad. Quien tenga el don, tiene el ministerio; y quien tenga el ministerio tiene la autoridad. Nadie más puede ver excepto los ojos. Si queremos ver, debemos someternos a la autoridad de los ojos y recibir su provisión. El ministerio delegado por Dios es Su misma autoridad; por lo tanto, nadie debe rechazarlo. Todos aceptan la autoridad directa de Dios, pero Dios desea que nos sometamos a las autoridades indirectas, es decir, a las autoridades delegadas, de tal manera que podamos recibir el suministro espiritual.
(Autoridad y la sumisión, La, capítulo 8, por Watchman Nee)