TODOS LOS CONFLICTOS DEL UNIVERSO
GIRAN EN TORNO A LA AUTORIDAD
El centro de todas las disputas de todo el universo es la decisión de a quién pertenece la autoridad. Tenemos que enfrentarnos con Satanás cuando afirmamos que la autoridad le pertenece a Dios. También debemos someternos a la autoridad de Dios y defenderla. Necesitamos encontrarnos cara a cara con la autoridad de Dios para darnos cuenta de lo que significa dicha autoridad.
Antes de que Pablo se diera cuenta de lo que significaba esta autoridad, quiso erradicar la iglesia de la tierra. Pero después de encontrarse con el Señor cuando iba hacia Damasco, comprendió que es difícil dar coces (utilizar la energía del hombre) contra el aguijón (la autoridad de Dios). Cayó en tierra, reconoció a Jesús como Señor y se sometió a las instrucciones de Ananías. Pablo se encontró con la autoridad de Dios. En su conversión, entendió no solamente el significado de la salvación sino también el de la autoridad de Dios.
Pablo era un hombre culto y versado, mientras que Ananías era un hermano insignificante. La Biblia solamente lo menciona una vez. Si Pablo no se hubiera encontrado con la autoridad de Dios, no habría podido hacerle caso a Ananías. Si uno no se encuentra con la autoridad de Dios “en camino a Damasco”, no podrá someterse a un hermano pequeño e insignificante en “Damasco”. Esto nos muestra que todo aquel que se encuentra con la autoridad, se relacionará con ésta, y no con la persona que la tiene. Solamente debemos prestar atención a la autoridad, no a la persona, ya que nuestra sumisión no está dirigida a una persona sino a la autoridad de Dios en esa persona. Si ésta no es nuestra actitud, no sabremos lo que es la autoridad. Si nos sometemos primeramente a una persona, y no a la autoridad que inviste a esa persona, estamos completamente equivocados. Si tocamos primero la autoridad y luego nos sometemos a la persona independientemente de quién sea, vamos por el camino correcto.
La única meta de Dios en la iglesia es manifestar Su autoridad en el universo. Podemos ver la autoridad de Dios en la coordinación que se tiene en la iglesia.
Dios emplea una enorme fuerza para mantener Su autoridad, la cual es más fuerte que todo lo demás. Todos nosotros, los que tenemos tanta confianza en nosotros mismos y que en realidad estamos tan ciegos, necesitamos encontrarnos cara a cara con la autoridad de Dios, por lo menos una vez en la vida. Sólo cuando somos quebrantados podemos ser sumisos y comenzamos a descubrir lo que es la autoridad de Dios. Sólo cuando uno se encuentra con la autoridad de Dios puede someterse a la autoridad que El delega.
(Autoridad y la sumisión, La, capítulo 1, por Watchman Nee)