EL SEÑOR APRENDIO LA OBEDIENCIA
POR LO QUE SUFRIO
Dios estableció el principio de la sumisión en la vida del Señor. Como resultado, El estableció Su autoridad por medio de El. En este capítulo veremos cómo Dios establece Su reino por medio de la sumisión. Cuando el Señor vino a la tierra, vino con las manos vacías, es decir no trajo consigo la obediencia. El aprendió la obediencia por medio de los sufrimientos que experimentó y llegó a ser el autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. Su obediencia en la tierra, la obediencia que lo llevó a la cruz, la aprendió por medio de Sus sufrimientos. Por medio de todos ellos él fue perfeccionado para aprender la obediencia. El Señor gozaba de la libertad de estar en la Deidad, pero llegó a ser un hombre, un ser débil, y en tal condición padeció. Cada sufrimiento por el cual El pasó, produjo frutos de obediencia. Ninguno de los sufrimientos del Señor logró que El se quejara ni murmurara. No obstante, muchos creyentes, al pasar los años, no aprenden la obediencia. Aunque sus sufrimientos aumentan, su obediencia no mejora. Cuando experimentan sufrimientos, profieren palabras de desesperanza, lo cual revela que no han aprendido la obediencia. El Señor pasó por muchas clases de sufrimientos, los cuales manifestaron siempre Su sumisión; como consecuencia llegó a ser el autor de nuestra salvación. Por medio de la obediencia de uno, muchos recibieron la gracia. La obediencia del Señor trajo el reino de Dios, pues la meta de la redención es el agrandamiento de Su reino.
(Autoridad y la sumisión, La, capítulo 6, por Watchman Nee)