Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El, por Witness Lee

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EL PADRE ES GLORIFICADO CUANDO NOSOTROS LLEVAMOS FRUTO

Tal vez nos guste el asunto de permanecer en la vid, permanecer en Cristo, que se halla en Juan 15. Quizá deseemos ser aquellos que disfrutan las inescrutables riquezas de la vid. No obstante, Juan 15:8-11 no recalca solamente esto de permanecer; también recalca el asunto de llevar fruto. Si llevamos fruto, el Padre será glorificado. El Padre no va a ser glorificado simplemente porque nosotros permanezcamos. El será glorificado sólo si llevamos fruto. Sólo el llevar fruto puede liberar la vida divina del Padre. Cuando llevamos fruto, la misma vida divina que está en el Hijo, la vid, es liberada.

Mientras permanecemos en el Hijo, absorbemos la vida que está contenida en la vid. Participamos de las inescrutables riquezas de la savia vital de la vid. Tarde o temprano la vida que hemos estado absorbiendo será liberada. Cuando esta savia vital es liberada, el resultado es el llevar fruto. Llevar fruto es el producto, el resultado, de nuestro disfrute de Cristo. Es esta emanación de savia vital lo que expresa a Dios. Al liberar la savia vital, el Padre es glorificado.

Un ejemplo de una emanación tal puede verse en el clavel. Si el clavel no florece, entonces su gloria, su belleza, queda oculta. Cuando el clavel florece, la vida interior del clavel ha sido liberada. Esta es la glorificación del clavel. No podemos apreciar la belleza del clavel si éste no ha florecido. El clavel está oculto, y la belleza de su vida no se ha expresado todavía. Una vez que florece, su vida es expresada; su vida es glorificada. El florecimiento es la glorificación del clavel. De la misma manera, que llevemos fruto es la glorificación de Dios.

A lo mejor algunos de aquellos que están en el cristianismo digan que ellos glorifican a Dios haciendo algo bueno. No se dan cuenta de que el Padre no quiere que simplemente hagamos cosas buenas ni que nada más lo expresemos cumpliendo deberes cristianos éticos. El quiere que lo expresemos llevando fruto para que la vid aumente y se extienda. El aumento y la extensión de la vid es la glorificación del Padre. ¿Han notado ustedes cuán particulares son las palabras del Señor en esta porción de Juan 15? El dice: “En esto es glorificado mi Padre” (Jn. 15:8). “En esto” se refiere al llevar fruto. Si llevamos mucho fruto, el Padre es glorificado.

En Juan 15:9 el Señor Jesús dice: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor”. A los cristianos nos gusta hablar del amor. Nos gusta decir que Dios nos ama. Desde joven se me enseñó a cantar el himno que dice: “Cristo me ama bien lo sé, la Biblia lo dice así”. Aquí el Señor Jesús dice: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado”. ¿Qué clase de amor es éste? El Padre ha amado al Hijo en que el Hijo lo expresa a El. El Padre está alegre y gozoso porque el Hijo es Su expresión. El Hijo ha amado a los discípulos según el mismo principio. El Hijo quiere que los discípulos sean Su expresión. Tenemos un ejemplo de este principio en el libro de Génesis. Cuando Dios creó al hombre a Su propia imagen (Gn. 1:27), esto fue una expresión de Su gran amor.

Dios amó al Hijo de modo que el Hijo pudiera expresar a Dios, y el Hijo nos ha amado de modo que lo podamos expresar a El. “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor” (Jn. 15:9). Permanecer en Su amor nos hace Su expresión. El nos menciona Su amor y luego nos manda que lo expresemos a El. Llevar fruto es expresar al Hijo. El Hijo nos manda que llevemos fruto, lo cual significa que el Hijo nos ama a lo sumo. ¡Qué privilegio! Qué derecho el que nos ha dado el Hijo, que podemos llevar Su fruto. Tal como el Padre le encargó al Hijo que lo expresara, el Hijo nos encarga a nosotros que lo expresemos a El. Nos encarga que permanezcamos en Su amor, no sólo que permanezcamos en El. No es suficiente simplemente permanecer en El. Tenemos que permanecer en Su amor.

Permanecemos en Su amor engendrándolo a El en las personas para Su expresión. Nuestra predicación del evangelio tiene como objetivo llevar fruto, engendrar a Cristo en la gente, haciéndola fruto de Cristo, expresión de Cristo. Cuando ponemos a Cristo dentro de un pecador, éste llega a ser la misma expresión de Cristo. Los versículos 8, 9 y 10 del capítulo 15 de Juan están relacionados. Si guardamos los mandamientos del Señor, permaneceremos en Su amor (v. 10), llevaremos fruto (v. 8), y el Padre será glorificado (v. 8). Cuando llevamos mucho fruto, el Padre es más glorificado.

(Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El, capítulo 6, por Witness Lee)