Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El, por Witness Lee

Más extractos de este título...

LA MANERA DE IR Y LLEVAR FRUTO

En equipo

Cuando salimos a tener contacto con pecadores, no debemos ir solos sino siempre en equipo. Según nuestro estudio, sería mejor que el equipo constara de tres personas, dos hermanos y una hermana o un hermano y dos hermanas. Puesto que vamos a bautizar gente, debe haber un hermano para que bautice. Además, el equipo ideal consistiría en un hermano de edad avanzada, un joven y uno de mediana edad. Es muy útil tener estos diferentes niveles en edad. Tal vez sea difícil conformar este equipo ideal, pero debemos hacer lo que esté a nuestro alcance. Una vez que hayamos formado el equipo, cada miembro debe aprender a tomar su propia responsabilidad particular.

Con la coordinación adecuada

Cuando salimos a predicar el evangelio, tenemos que saber de antemano cómo tocar la puerta o hacer sonar el timbre apropiadamente. Si vamos a donde un pecador y tocamos el timbre de la puerta bruscamente, esto podría ofenderlo, y tal vez no nos abra la puerta. Aun si abre la puerta, él quizá no nos hable porque lo hemos incomodado o perturbado. Tenemos que aprender a hacer las cosas en una forma tal que a la gente le agrade. Nadie nos puede enseñar esto; tenemos que aprenderlo en la práctica.

Los integrantes del equipo deben ser francos unos con otros para determinar quién es el mejor para cada responsabilidad. ¿Quién es el mejor para tocar el timbre de la puerta? No debemos ser demasiado corteses o demasiado humildes, sino francos y honestos unos con otros, y no debemos ofendernos por lo que digan los otros miembros del equipo. Uno en el equipo es el mejor en tocar el timbre en una forma que no ofende a la gente. Otro puede ser el mejor en saludar a la gente que sale a la puerta. Esto tenemos que aprenderlo como equipo. Todos nacimos con diferentes disposiciones y semblantes. Debemos dejar que uno de nosotros los salude con una sonrisa en el rostro que hará que todos queden contentos. Entre los tres del equipo, uno puede ser el mejor en tocar el timbre, otro puede ser el mejor en saludar a la gente con un gesto amable, y el tercero tal vez sea muy perspicaz para responder a las personas. Esto es un equipo que tiene la coordinación adecuada. En principio debemos practicar de esta forma. Estos pasos pequeños echan los cimientos de nuestro contacto con los pecadores.

Responder de acuerdo con el Espíritu

Si queremos tener éxito, tenemos que aprender a responder a las personas de la manera apropiada. El modo en que contestamos es muy importante. Si nuestra respuesta es apropiada, el hombre será salvo. Si nuestra respuesta no es adecuada, tal hombre puede perderse. Es un asunto de vida o muerte. Por causa de esto tenemos que orar muchas veces: “Señor, ayúdanos en nuestra respuesta a la gente”. Si oramos mucho y confiamos en el Señor, el Espíritu Santo ciertamente nos dará las mejores palabras en el momento oportuno. Todo depende de cómo nos guíe el Señor. Algunas veces el Espíritu nos guía a decir: “Nosotros no somos mormones ni testigos de Jehová”, porque en ese instante las personas estaban pensando que nosotros posiblemente éramos mormones o testigos de Jehová. Ellos están hartos de ese tipo de personas. Tenemos que aprender a no hablar de una forma común. Al seguir el guiar del Espíritu, podemos contestarle a las personas correctamente. Entonces, lo que hablemos no los ofenderá, sino que estimulará un interés dentro de ellas.

Controlar la situación

Después de que entremos en la casa de alguien no debemos ser tímidos ni temerosos. No tenemos por qué temer. Si no nos piden que nos sentemos, uno de los miembros del equipo podría decir: “Sentémonos; nos gustaría leer con ustedes este pequeño folleto titulado El misterio de la vida humana”. Cuando entremos en sus casas no debemos dejar la situación en manos de ellos. Tenemos que aprender a tomar control de la situación en una manera agradable. Entonces nos será fácil hablar. Podemos pasar directamente al folleto El misterio de la vida humana. Para usar este pequeño libro, tenemos que familiarizarnos bastante con su contenido, y no debemos seguirlo en una manera legal ni tenemos que leer palabra por palabra. Debemos presentarles los puntos expuestos en este folleto de una manera llena de vida, que impacte y que atraiga. Luego, cuando estén listos, podemos guiarlos a invocar el nombre del Señor. No debemos hablar demasiado y no debemos malgastar ni un segundo.

Mientras estemos hablando a una persona, debemos discernir qué tipo de persona es. Hace como treinta años en Taipei, clasifiqué a los seres humanos en más de treinta categorías. Algunos nacieron contumaces, y otros nacieron humildes. Algunas personas están de acuerdo con cualquier cosa. Por la forma en que hablan, usted puede percibir que éstos son livianos. Para los tales, si se van al infierno o al cielo, si son bautizados o no, si creen en Buda o en Jesús, es todo la misma cosa. No debemos tener confianza alguna en este tipo de persona. Incluso si está dispuesto a bautizarse, quizá no deberíamos hacerlo. Posiblemente estemos desperdiciando nuestro tiempo con el tal. Tenemos que ejercer mucho discernimiento en este asunto.

(Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El, capítulo 5, por Witness Lee)