Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El, por Witness Lee

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LABORAR PERSISTENTEMENTE CON PERSEVERANCIA PARA LLEVAR FRUTO QUE PERMANEZCA

Estas cifras son exactas, pero no tengo la misma confianza en nuestra práctica porque no tenemos paciencia. Nos desanimamos muy rápido y desistimos. Debemos ser diligentes en nuestra intención de llevar fruto. Si sólo salimos una vez por semana, durante cuarenta y cuatro semanas al año por tres años completos, podríamos ganar a seis como fruto que permanece. No quiero decir con esto que sólo va a bautizar a seis, sino que de entre los que usted bautice, seis llegarán a ser fruto que permanece. El Señor Jesús dice: “Os he puesto para que...llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Jn. 15:16). El deseo del Señor es fruto que permanezca. El problema es que nosotros nunca hemos desarrollado el hábito de laborar con persistencia por un largo período de tiempo. Esperamos aprender la nueva manera, practicarla durante dos meses y ganar mucho fruto. Si esto no sucede, nos desanimamos. Tenemos que aprender a tomar el camino lento de llevar fruto.

Aprender practicando

He estudiado mucho e incluso he experimentado bastante con la nueva manera. Puedo asegurarles a los santos de todas las iglesias que ellos tendrán mucho éxito si son fieles en salir dos o tres horas a la semana, cada semana, durante cuarenta y cuatro semanas en el año. Al practicar esto los santos, van a aprender muchas cosas. En los últimos sesenta años no he aprendido muchas cosas de otros. He aprendido simplemente por la práctica. Nadie me enseñó cómo escribir las notas de pie de página. Nadie me enseñó a escribir una poesía, una canción o un himno. Hace más de sesenta años empecé a escribir; escribí un pequeño folleto sobre la maravillosa manera de ganar almas. Aquel escrito fue en cierta medida infantil, pero continué a lo largo de los años practicando y practicando y practicando. Con el tiempo escribí el himno “Glorioso Cristo, Salvador mío” (Himnos, #39). Si usted practica persistentemente, finalmente aprenderá la manera adecuada.

La necesidad de que los ancianos animen a los santos

No espero que todos los santos salgan, pero sí espero que los ancianos tomen la carga de estimular a uno de cada tres santos a practicar la predicación del evangelio en esta manera. Dejen que los demás descansen. Algunos son demasiado viejos, algunos son demasiado jóvenes y otros son demasiado débiles, pero todos son hermanos y hermanas amados. Debemos amar a todos los queridos santos, igual a los débiles que a los fuertes.

Si los ancianos son diligentes, tengo la certeza de que pueden estimular a una tercera parte de los santos a predicar el evangelio por medio de ir adonde está la gente. Si ustedes toman esta palabra, no necesitan más enseñanza. Solamente necesitan practicar. Para manejar una bicicleta ustedes no necesitan ninguna enseñanza; sólo necesitan practicar una y otra vez. Finalmente, manejarán muy bien la bicicleta. Es así como yo he aprendido, de modo que tengo la confianza de que ustedes no necesitan más enseñanza; simplemente necesitan practicar. Les aseguro que si continúan practicando con diligencia, pueden ganar a dos hermanos nuevos sólidos en un año. Tal vez no sea necesario que vaya en equipo; usted podría hacerlo solo.

Usted debe ser muy definido y persistente. Si nadie va con usted, de todos modos debe ir de parte del Señor una vez a la semana por dos o tres horas. No se necesita tanta enseñanza. ¡Simplemente vaya! Si hay una puerta, toque ahí. Si hay personas en las calles, hábleles. Practique todas las formas posibles. En un año, usted puede bautizar por los menos a diez, y de éstos, dos serán fruto que permanezca.

Si los ancianos animan sólo a la tercera parte de los santos, en un año este tercio se puede triplicar. Si cincuenta son animados, quizá bauticen a más de quinientos y traigan a la vida de la iglesia por lo menos un centenar como fruto que permanece. No obstante, para hacer esto, estos cincuenta tienen que salir por dos o tres horas cada semana durante diez meses en el año. De otro modo no podemos esperar éxito alguno. Hoy día en los Estados Unidos nos es fácil hacer esto. Tenemos tantas “puertas abiertas” en las cuales podemos tocar, aquéllas de las personas que conocemos. Por medio de estas “puertas abiertas”, creo que muchas más puertas se nos abrirán. Una “puerta abierta” abrirá otras dos puertas. No tenemos que preocuparnos por cuántas personas bauticemos; ¡sencillamente laboramos, laboramos y laboramos!

(Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El, capítulo 9, por Witness Lee)