Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El, por Witness Lee

Más extractos de este título...

HABLAR CONFORME A LA NECESIDAD DE LOS NUEVOS CREYENTES

Inmediatamente después de su bautismo, debemos ayudar a los nuevos creyentes en las reuniones de hogar. No obstante, no debemos hacer esto de modo legalista como si estuviéramos usando un libro de texto: primero, lección número uno, luego, lección número dos, y así sucesivamente. Primeramente, debemos ser liberados. Debemos tener un espíritu muy libre que pueda percibir los sentimientos de otros. Luego, cuando vengamos a las casas de los nuevos creyentes para tener una reunión de hogar con ellos, no debemos tener un tema ya establecido. Eso matará la reunión. Podemos cantar, orar o alabar para hacer que estemos muy liberados y también para liberar a otros. Por medio de esto, los nuevos creyentes abrirán su ser a nosotros y dirán algo. Al escucharlos, podremos percibir sus sentimientos acerca de su situación. Luego podremos decirles algo que sea conforme a su necesidad.

Tal vez un nuevo creyente diga: “Durante estos dos días después de mi bautismo, no he tenido paz por dentro” ¿Qué debe decir usted? Si usted dijera algo acerca de la consagración porque había preparado este tema para la reunión, eso no encajaría y no satisfaría la necesidad de este nuevo creyente. Usted debe seguir el espíritu para decirle algo. Lo mejor sería no decir algo muy pronto, sino primero preguntarle por qué no tuvo paz durante estos dos días. Debe de haber alguna razón. En la respuesta que le dé, tal vez usted se entere de la causa de su problema. Puede ser que él diga que después de que fue bautizado, comenzó a pensar en su padre, y a preguntarse qué pensaría su padre acerca del hecho de que él llegó a ser cristiano. Ahora usted sabe por qué estaba preocupado y puede decirle algo que satisfaga la necesidad.

A veces es necesario preguntar a los nuevos creyentes para saber algo, pero no haga muchas preguntas. Es mejor resolver una sola pregunta a la vez. Este nuevo creyente se preocupa cuando piensa en su padre; tal vez piense que su padre lo reprenderá o que lo rechazará. Lo que usted conteste dependerá de lo que ha aprendido, de su conocimiento. Puede usar Hechos 16:31: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Usted puede leerle este versículo y decirle: “Esto es una gran promesa a los creyentes. Todos los creyentes tienen el derecho de esperar que toda su familia sea salva. No necesitas preocuparte por tu padre; tienes que creer la Palabra del Señor. Tarde o temprano, tu padre será salvo”. De esta manera usted puede fortalecerlo.

(Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El, capítulo 17, por Witness Lee)