PASAR POR MUERTE Y RESURRECCION
PARA LLEVAR MUCHO FRUTO
En este mensaje voy a seguir compartiendo en cuanto al sacerdocio neotestamentario del evangelio. En Juan 15:5 el Señor dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto”. Debemos prestar mucha atención a las palabras “mucho fruto”. Aquí el Señor no sólo se refiere a fruto, sino a mucho fruto. Solamente llevar fruto no es suficiente; tenemos que llevar mucho fruto. En el versículo 8 el Señor dice: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. Llevar fruto no es suficiente para glorificar al Padre, para expresarlo. Para expresar al Padre, para glorificarlo, tenemos que llevar mucho fruto.
Esto puede verse en el caso de un clavel. Antes de que florezca, su belleza y su gloria no están expresadas. Pero cuando florece, el clavel es glorificado y su belleza es expresada. Cuando Cristo fue crucificado en la cruz, todos Sus opositores le menospreciaron. El fue inmolado, pero a los tres días resucitó de los muertos. En resurrección se le apareció a María junto a la tumba y le dijo: “Vé a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (Jn. 20:17). A través de Su muerte y en Su resurrección El fue glorificado; y en la glorificación del Hijo, el Padre fue también glorificado. En Su muerte y resurrección, El llevó mucho fruto; El produjo a Sus discípulos como Sus muchos hermanos para expresar y glorificar al Padre.
Hoy en día, al escogernos y designarnos, El nos envía a que vayamos y llevemos fruto. Sin embargo, llevar fruto requiere el proceso de muerte y resurrección. El Señor Jesús pasó por dicho proceso; El abrió el camino. Hoy en día debemos seguirlo a El permitiendo que seamos inmolados. No podemos practicar el sacerdocio neotestamentario del evangelio de una manera natural; más bien, tenemos que pasar por el proceso de muerte y resurrección. Cuando oímos de tocar puertas en las casas de otros para predicar el evangelio, tal vez consideremos que eso es algo fácil o común y que cualquiera puede hacerlo. No obstante, si seguimos saliendo a visitar a la gente semana tras semana, con el tiempo, pasaremos por muerte.
Salir solamente una o dos veces, o treinta o cuarenta, no servirá. Un árbol frutal que lleva mucho fruto ha pasado por muchas pruebas y sufrimientos. No es cosa simple ni fácil salir a tocar a las puertas de otros y hablarles del Señor Jesús. Por un lado, para un árbol es fácil llevar fruto debido a la vida en él, la cual produce fruto. Por otro, un árbol sólo puede producir fruto una vez por año. Que usted vaya a tocar puertas para predicar el evangelio durante tres meses, puede ser fácil. Pero que usted salga consistentemente por años, puede agotarlo. No creo que el Señor le ordene salir todos los días; una vez a la semana sería suficiente. Además, usted no tiene que salir todos los meses; diez meses al año sería suficiente. Usted podría salir durante cuatro meses, y luego descansar uno. Luego, podría salir de nuevo por cinco meses. Si hace esto consistentemente, a la larga tal vez se canse y se desanime.
Llevar fruto no es fácil. Es por esto que el Señor compara nuestra predicación de El con llevar fruto. Predicar es fácil; pero llevar fruto no es tan fácil. Debemos seguir yendo a predicar el evangelio durante un año entero, no importándonos si llevamos fruto o no. Podemos salir durante cinco meses en el primer semestre del año sin que ganemos a nadie. Luego, en el segundo semestre, después de salir durante cuatro meses y medio sin traer a nadie quizá pensemos que no tenemos esperanza, y desistamos. Tal vez digamos: “Esto no funciona. Olvidémonos del asunto. He desperdiciado mi tiempo”. He visto suceder esto muchas veces.
Yo fui salvo en la primavera de 1925. En ese año empecé a salir al campo con pequeños folletos que yo mismo había escrito. Esto lo hice repetidas veces, y con todo no gané fruto alguno. Entonces mi paciencia y perseverancia llegaron a su límite, y simplemente desistí. Los he animado a ustedes a ir a visitar a la gente y a buscar muchas diversas maneras de hacerlo. Pero, ¿qué va a hacer usted si después de salir durante todo un año no ha ganado fruto? Temo que se va a quedar en casa y va a dejar de salir. Tal vez pierda su interés y su confianza y diga: “Esto no funciona”. Sin embargo, si después de salir por un año sin conseguir nada, aún sale el siguiente año, estoy muy seguro de que producirá algún fruto el segundo año. Incluso si no consigue nada el segundo año, todavía tiene que salir el tercer año. Me preocupa mucho que algunos de ustedes se lleguen a desanimar y dejen de salir.
No espero que ganen una persona cada año, pero sí espero y tengo plena confianza que en un período de tres años ganen al menos uno. Si cada uno ganara uno en tres años, tendríamos un incremento anual del treinta y tres por ciento. Esto significa que si tenemos noventa que se reúnen, después de un año ellos aumentarían a ciento veinte. Luego, después de otro año, estos ciento veinte aumentarían a ciento sesenta. Según la historia cristiana, nunca ha habido una iglesia que haya tenido un aumento del treinta y tres por ciento anual. Esto parece que fuera lento, pero que cada uno gane una persona cada año es realmente rápido. Si esto hacemos por diez años, tendremos el índice de crecimiento más alto en toda la historia cristiana. Si una iglesia de doscientos cincuenta aumentara en un tercio por año, toda la población de la tierra sería ganada en menos de sesenta años.
(
Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, El, capítulo 9, por Witness Lee)