EL RECOBRO Y LA UNICIDAD
Sin duda alguna en el cristianismo de hoy se han levantado algunos grandes predicadores y maestros, pero ellos principalmente participan en ministerios diferentes porque laboran para diferentes denominaciones, para diferentes obras. En cambio, en el recobro del Señor estamos haciendo una sola obra, llevando a cabo un solo ministerio. Servimos a un solo Señor y adoramos a un solo Dios. Estamos en Su plan único, en Su economía única, en Su obra única y en Su camino único. Asimismo, ministramos Su enfoque único. Mientras participamos en este ministerio único, comprendemos cabalmente que cada uno de nosotros cumple un servicio particular. No solamente las llamadas personas dotadas, sino también todos los santos, cada uno tiene su propio servicio, como lo tenían los levitas. Un levita tenía su propio servicio; no obstante, el ministerio de ocuparse del Arca era único. No había otro ministerio diferente a éste. Todos los servicios que realizaban los diferentes levitas tenían como objetivo el ministerio único de ocuparse del Arca.
Este cuadro es demasiado claro para mí. Con base en las experiencias pasadas, nos percatamos del peligro latente de que gradualmente algunos de los hermanos, sin darse cuenta, empiecen a llevar a cabo una obra que es diferente de la meta del ministerio. No es fácil permanecer centrados en el enfoque único, esto es, en el enfoque de la Trinidad Divina. No es fácil permanecer en el ministerio único. Sin embargo, todo el Nuevo Testamento nos presenta este ministerio único que ministra a la Trinidad como el enfoque único y produce la iglesia como la circunferencia única.
Cuando conocí al hermano Nee, me di cuenta de que su obra era parte del mismo ministerio que el de Pablo. Debido a esto, desde el día en que lo conocí, procuré, en todo cuanto hacía, participar en la única obra. En los primeros días en China muchos entre nosotros no se percataron de este principio. Todos ellos vieron lo unido que estaba yo al hermano Nee en la obra, mas no el principio por el cual me regía.
Cuando publicamos la primera edición de la revista El manantial, el tema del primer mensaje fue el único fluir. Allí hice notar este principio. Yo fui uno con el hermano Nee porque vi que en todo el Nuevo Testamento solamente existe un solo fluir en la tierra. Es correcto afirmar que “en una ciudad, sólo debe haber una sola iglesia”; sin embargo, esto por sí sólo no es suficiente para guardarnos en la unidad genuina. De hecho, la “línea de Efesios” también establecía una sola iglesia en una sola ciudad; con todo, era una línea diferente.
Nuestro ministerio consiste en ministrar la Trinidad Divina, como lo hicieron todos los apóstoles. Todas las Epístolas revelan este enfoque. Aunque enseñamos las profecías e interpretaciones del Antiguo Testamento, tenemos claro que todas estas profecías e interpretaciones giran en torno al enfoque. El Nuevo Testamento no tiene profecías ajenas a este enfoque; es decir, no interpreta el Antiguo Testamento independientemente del enfoque. Las profecías son definidas y el Antiguo Testamento es interpretado, todo ello con el propósito de llevar a cabo el enfoque, que es la Trinidad Divina.
Todo lo que prediquemos o enseñemos en el recobro del Señor debe centrarse en la Trinidad. De lo contrario, lo que prediquemos y enseñemos, aun sin darnos cuenta, producirá otra obra. Entonces dicha predicación y enseñanza llegará a ser otro ministerio. Sólo una cosa puede hacer que nuestra predicación y enseñanza se conserven en el único ministerio: el enfoque único.
(
Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, capítulo 4, por Witness Lee)