RENUNCIAR A NUESTRA CAPACIDAD NATURAL
Supongamos ahora que usted fuera Bezaleel: usted tiene la disposición de hacer algo a favor del edificio de Dios. Sin embargo, debe entender que debe renunciar completamente a su capacidad natural. Su disposición es valiosa, pero su capacidad no tiene ningún valor. Dios estima mucho su disposición, la cual Él ha iniciado, pero su capacidad —lo que usted puede hacer y lo que sabe— a los ojos de Dios no significa nada. Si usted rechaza su capacidad, esto le permitirá a Dios venir y llenarlo. Así que, en primer lugar usted necesita estar dispuesto y, en segundo lugar, Dios necesita que usted esté completamente abierto.
Según mi observación, algunos de los ancianos, por la misericordia del Señor, han tenido la disposición; sin embargo, han introducido en el ancianato su capacidad, su conocimiento, su educación y su fuerza. Esto echa a perder todo el trabajo. Por un lado, la disposición es muy valiosa; pero, por otro, la capacidad natural debe ser descartada, e incluso completamente desechada.
(Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, capítulo 7, por Witness Lee)