LA CONDICIÓN ACTUAL DE LAS IGLESIAS
Ahora que el problema de esta distracción aparentemente ha sido resuelto, la condición de las iglesias parece ser bastante buena, avanzando a un ritmo constante. Sin embargo, según mi observación, diría que la atención de los santos aún no está completamente centrada en este enfoque. En algunos lugares la atención se centra en tener buenas reuniones, y en otros lugares se centra en obtener un aumento apropiado. Cuando hablo de un aumento apropiado no me refiero a la clase de aumento que se promovió en los años de 1973 a 1978; estoy hablando del aumento apropiado. Algunas iglesias están haciendo lo posible por edificar su propia clase de iglesia en su localidad, con un mayor número de santos, con más vitalidad. Debido a que se dan cuenta de que no pueden hacer mucho, me invitan a mí y también a otros hermanos, para que vayamos a ayudarlos.
Hermanos, incluso si ustedes visitan cinco o diez iglesias, dudo que encuentren una, cuya vida de iglesia gire en torno al enfoque de la economía de Dios. No me gusta desilusionarlos ni dejar de valorar todas sus cualidades positivas, y en vez de ello señalarles sus defectos. No me agrada hacer esto, pero mi carga es decirles a ustedes franca y honestamente que la verdadera condición de las iglesias no es muy alentadora. El hecho de que usted se sienta animado o no depende de su punto de vista. Es por eso que digo que debemos orar desesperadamente para que podamos ver cuál es el verdadero testimonio del Señor hoy, Su verdadero recobro, Su verdadero mover. Una vez que usted haya visto esto, tendrá la perspectiva correcta. Entonces ya no se sentirá satisfecho con la condición de las iglesias porque es difícil hallar una que esté centrada en el enfoque de Dios.
Debemos pedirle al Señor que nos permita centrar todo —nuestro tiempo, energía y recursos físicos y materiales— en esta única cosa, esto es, el testimonio del Dios Triuno. Necesitamos más oración, más comunión y más reuniones. Únicamente estamos aquí para esto. Por supuesto, tenemos que hacer algo para ganarnos la vida. Esto es una necesidad. No obstante, aparte de tener un trabajo para nuestro sustento, no tenemos ninguna otra necesidad. No estamos aquí para llevar en la tierra una buena vida, llena de placeres y disfrute. Nosotros estamos aquí únicamente para que el Señor pueda recobrar Su testimonio. No estamos aquí simplemente para tener reuniones buenas, reuniones elevadas y reuniones vivientes. No estamos aquí simplemente para tener buenas enseñanzas bíblicas. Tampoco estamos aquí simplemente para tener una buena obra de predicación del evangelio. Estamos aquí por causa de un testimonio viviente.
No use como pretexto que los santos de su localidad son demasiado nuevos para entender esto. Incluso si estamos predicando el evangelio a los pecadores, quienes lo están oyendo por primera vez en su vida, aún podemos predicarles acerca de la naturaleza del Padre, la corporificación del Hijo y la expresión del Espíritu. Lo que hablemos dependerá de cuánto hayamos visto el enfoque, y de cuánta carga tengamos por esto.
Primeramente, debemos examinarnos a nosotros mismos. ¿He visto yo el verdadero enfoque de la economía de Dios? ¿Siento carga por esto? ¿O simplemente hablo de lo que he escuchado de la iglesia local, del terreno, y de ésta y aquélla enseñanza? El problema somos nosotros. Si no lo hemos visto, entonces simplemente estamos llevando a cabo una obra cristiana. Simplemente les estamos ayudando a las personas a que conozcan a Dios de modo general y quizás a que tomen el terreno de la iglesia. Pero ¿hay allí un candelero? El terreno de la iglesia no es el candelero.
(Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, capítulo 1, por Witness Lee)