LA DIVISIÓN, EL FRUTO DE LA VACIEDAD
¿Por qué la vaciedad trae como consecuencia la división? Porque, por un lado, usted está vacío, y por otro, no está dispuesto a desistir.
Usted está cuidando de la iglesia, pero la iglesia ha llegado a ser vacía, y usted ahora también se siente vacío. La razón por la cual la iglesia se ha vuelto vacía es que usted ha sido el primero en ser una persona vacía. Sin embargo, usted se niega a renunciar; todavía se aferra a la iglesia y quiere que las cosas continúen como van. El deseo de conservar la iglesia y de que las cosas sigan como van abre una puerta a personas ambiciosas. En cada era y en cada etapa de la historia ha habido personas ambiciosas. Por un lado, las iglesias se volvieron vacías y, por otro, los líderes rehusaron a soltar lo que tenían en sus manos; esta situación abrió una puerta a personas ambiciosas.
Las personas dotadas al principio no son tan ambiciosas; sin embargo, debido a su capacidad, logran algo, y lo que han logrado las tienta a volverse ambiciosas. Si usted no hubiera tenido éxito en nada de lo que ha hecho, no tendría el pensamiento de hacerse grande. Así pues, su obra exitosa llega a ser una tentación. Por lo tanto, usted decide hacer más, y cuanto más éxito obtenga, más lo tentará la ambición. Esto entonces producirá una división. Si todas las iglesias están llenas de Cristo, llenas de vida, llenas del Espíritu, y llenas de la verdad con luz, les aseguro que no habrá ninguna oportunidad para que las personas ambiciosas hagan nada.
Al respecto tenemos los hechos históricos. Si hace dos siglos los cristianos en Inglaterra no hubieran estado vacíos, no creo que John Wesley hubiera tenido la oportunidad de sobresalir tanto. Un evangelista que predica en campañas de avivamiento es levantado debido a la tibieza del pueblo de Dios. Esta indiferencia favorece el que personas sobresalientes hagan algo en respuesta, lo cual da por resultado la división.
(Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, capítulo 5, por Witness Lee)