Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, por Witness Lee

UN MINISTERIO EN DESARROLLO

Estoy muy agradecido al Señor porque cuando era joven y procuraba el conocimiento bíblico, Él soberanamente me puso en contacto con las enseñanzas de la Asamblea de los Hermanos. Esto ciertamente puso un buen fundamento en mí. En 1932 empecé a dar tres o cuatro mensajes a la semana. En los primeros dos o tres años, mi ministerio de la Palabra se basaba en gran medida en sus enseñanzas. Sin embargo, no mucho después mis mensajes empezaron a mejorar. Después de que tuve la base de las enseñanzas de los Hermanos, yo avancé a la vida interior. No había mucha diferencia entre estos dos, pero al menos había empezado a experimentar un cambio. Después de esto, el hermano Nee me ayudó a ver a Cristo y la iglesia. Aquello hizo que mi vida cambiara de rumbo. A partir de 1934, a más tardar, mi ministerio de la Palabra se centraba en Cristo y la iglesia. Ese ministerio duró ocho o nueve años y fue muy bendecido por el Señor. Un resultado de esto fue el avivamiento que ocurrió en 1943.

El árbol de la vida

Debido a ese avivamiento yo fui perseguido. El cristianismo se alió con el ejército invasor japonés para perseguirme. La policía militar japonesa me encarceló por un mes, a causa de lo cual me enfermé. Durante los siguientes dos años y medio, yo estuve enfermo y sufrí mucho. En aquel tiempo empecé a ver el árbol de la vida. Aquello fue un nuevo comienzo en mi ministerio de la Palabra. Tan pronto como me sentí mejor, empecé a hablar del árbol de la vida, de los dos árboles. La luz vino, y el ministerio durante esos años (de 1946 a 1948) sirvió al propósito del Señor. Luego, en la primavera de 1949, fui enviado de la China continental a la isla de Taiwán, y traje conmigo esta luz sobre el árbol de la vida.

El Espíritu

Después de que llegué a Taiwán, empecé a ver otro punto crucial: el Espíritu. Por supuesto, sabía del Espíritu desde mucho antes, pero no había visto que el Espíritu es la consumación del Dios Triuno. Aunque había recalcado la importancia de experimentar al Espíritu, antes de 1950 no había visto que el Espíritu es la consumación, y no simplemente el tercero de la Trinidad.

No obstante, al principio no usé la expresión “la consumación del Dios Triuno”. Esta expresión particular me vino recientemente. Sin embargo, en 1950 me di cuenta de esto sin tener la expresión completa. Desde aquel tiempo en adelante yo di un gran giro en mi ministerio hacia el Espíritu. Si ustedes buscan en mis escritos tanto en chino como en inglés, verán que el enfoque en los pasados treinta y cuatro años de hecho ha sido el Espíritu. Para 1960 y 1961 mi énfasis era completamente el Espíritu. En aquel tiempo escribí más de ochenta himnos, la mayoría de los cuales han sido traducidos y están en nuestro himnario actual. Un buen número de estos himnos son acerca del Espíritu.

A fines de 1961 yo vine a los Estados Unidos. El ministerio de la Palabra en este país empezó con este enfoque del Espíritu. En los primeros años en casi todas las conferencias y entrenamientos yo recalaba dos cosas: el terreno de la iglesia y el Espíritu. Hablé del Espíritu basándome en todos los libros del Nuevo Testamento. Luego en 1969 en la conferencia de Erie, Pensilvania, me vino la luz acerca de los siete Espíritus. Después de aquella conferencia, regresé a Los Ángeles y efectuamos una conferencia allí, principalmente sobre los siete Espíritus.

La luz en cuanto al Espíritu ha continuado viniendo a mí. Si ustedes investigan a partir del año de 1969 hasta el día de hoy, en estos catorce años, comprobarán que la luz que hemos recibido mayormente ha sido acerca del Espíritu. Son muchos los términos nuevos que han surgido durante este tiempo: el Espíritu como la consumación del Dios Triuno, el Espíritu todo-inclusivo, el Espíritu compuesto, el Espíritu procesado y el Espíritu del Dios Triuno procesado.

En 1953 y 1954 comencé a ver que el Espíritu incluye tanto la divinidad como la humanidad de Cristo, como también Su vivir en la tierra, la eficacia de Su muerte y el poder de Su resurrección. Yo vi el ungüento compuesto de Éxodo 30. Mis mensajes causaron gran sorpresa a los colaboradores. ¿Cómo podía yo decir que había elementos en el Espíritu? Esto era un pensamiento completamente nuevo para ellos.

(Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, capítulo 9, por Witness Lee)