Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, por Witness Lee

LA NECESIDAD DE EVALUAR

A nosotros mismos

Ciertamente espero, hermanos, que todos los aquí presentes estemos desesperados, y oremos diciendo: “Señor, ten misericordia de mí. Muéstrame dónde me encuentro. ¿Llevo yo este vivir? En mi participación en el ancianato, en el liderazgo, ¿exhibo yo tal testimonio? ¿Y qué de mi participación en el cuidado de la iglesia, tengo yo esta comprensión?”. A medida que oremos de esta manera, es posible que sintamos que la luz de nuestro testimonio es muy tenue, vaga y débil. Tal vez exhibamos un testimonio, pero éste no sea muy excelente.

No examinen la condición de otros; examínense a ustedes mismos. ¿Qué tanto de mi vida diaria, de mi servicio al Señor, de mi adoración a Dios, del cuidado que brindo a la iglesia y de mi comunión con todos los santos se lleva a cabo a la luz de esta comprensión? ¿Me encuentro yo en esta realidad al grado en que aun cuando converso con los santos de cosas cotidianas, exhibo una señal muy clara de que mi ser, mi persona, mi vida, mi vivir, todo ello, es conforme al enfoque que tiene la economía de Dios? Cuando predico el evangelio, ¿predico conforme a este enfoque? Cuando abro la Biblia para enseñar, ¿lo hago conforme a este enfoque? Cuando voy a pastorear a un hermano mayor de edad o a un joven, a un creyente nuevo o a un hermano que está enfermo, a un hermano débil o a uno que se ha descarriado, ¿es mi pastoreo conforme a este enfoque?

A nuestras reuniones

¿Qué de nuestras reuniones? Nosotros queremos que éstas sean vivientes; sin embargo, aún tenemos que hacer una evaluación. Simplemente por el hecho de que muchos ejercen su función, ¿podemos afirmar que la reunión es viviente? Por supuesto que es viviente de alguna manera, pero ¿es esa condición viviente la expresión del candelero de oro? ¿Es esa reunión conforme al enfoque que tiene la economía de Dios? Una reunión puede parecer elevada, pero ¿en qué sentido es elevada? ¿Es elevada porque es conforme al enfoque del Señor?

El cristianismo ha estado en la tierra ya por casi veinte siglos. Ellos tienen muchas prácticas, muchas obras. ¿Cuál es el testimonio que exhiben los cristianos? ¿Exhiben ellos como testimonio el verdadero enfoque que tiene la economía de Dios? Ciertamente ellos tienen diversas prácticas, cada una de las cuales tiene una atmósfera especial y un énfasis particular. Pero ¿creen ustedes que en algún lugar haya entre ellos un grupo de cristianos que lleve un testimonio que corresponde al misterio de la fe?

¿Qué podemos decir acerca de las reuniones de las iglesias en el recobro del Señor? Cuando las personas vienen a nuestras reuniones, ¿qué hay allí que les impacte a ellas en lo más profundo? Me preocupa que nuestras reuniones no exhiban el testimonio propio del resplandor mismo del candelero. Esto me preocupa profundamente. Si no tenemos esta realidad en nuestras reuniones como iglesia, hermanos, lo que practicamos es vanidad. Ya hay suficientes prácticas cristianas; no es necesario añadir una más. Tampoco se necesita otra obra cristiana. Estas cosas han estado en la tierra ya por muchos siglos, pero el Señor aún no ha encontrado la forma de regresar. Sobra decir que el Señor no se siente satisfecho; no creo que ninguno de nosotros esté satisfecho tampoco. Según lo que el Señor nos ha mostrado en estos últimos años, la situación entre los cristianos hoy en día está muy lejos de la meta.

Quizás nosotros no estemos desviados, pero todavía nos encontramos muy lejos de alcanzar la norma del testimonio del Señor. Quizás vamos en la dirección correcta, pero no sabría decir dónde estamos. ¿Nos encontramos a mitad de camino, o sólo hemos avanzado una tercera parte o una cuarta parte? No estoy muy seguro de que si asisto a una reunión de la iglesia podré ver allí el enfoque del carril central del Señor, de la economía de Dios.

(Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, capítulo 1, por Witness Lee)