Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, por Witness Lee

LA NECESIDAD DE UNA OBRA EN HABLA CHINA

En primer lugar, quisiera hablarles de las reuniones de habla china que estamos teniendo todos los días del Señor por la mañana. Como bien ustedes saben, estas reuniones son una continuación de la conferencia del fin de semana que tuvimos aquí con cinco reuniones. Dicha conferencia fue el resultado de una profunda preocupación por los santos, tanto en los Estados Unidos como en Canadá, quienes están en la iglesia, pero no dominan el idioma lo suficiente como para recibir los mensajes a fin de obtener el alimento y expresarse con alabanzas y oraciones al Señor. Como resultado, por mucho tiempo ellos han estado sufriendo pérdida espiritual. Debido a esto, la carga de muchos santos de habla china se ha hecho cada vez más pesada. Yo he experimentado lo mismo.

Cuando yo fui comisionado por el Señor para empezar una obra por Su recobro en este país, se me encomendó que no tocara ninguna obra china. Aun así, en los últimos años, debido al aumento en las cuotas de inmigración del Lejano Oriente, muchos más santos han venido a este país con sus parientes, amigos, compañeros de escuela y vecinos, quienes son incrédulos. Es necesario que cuidemos de ellos; de lo contrario, el Señor sufrirá. En los años pasados, yo no presté mucha atención a esta necesidad. No tenía tiempo para ello ni tampoco quería que el recobro del Señor en el idioma inglés se viera reducido o estorbado.

Aproximadamente calculo que hemos perdido mil santos de habla china en este país en los pasados años. Es posible que la cifra real sea mayor. Solamente en California hemos perdido quinientos. ¿Adónde se han ido? Ellos han sido engañados o distraídos. Los seres humanos somos criaturas vivientes que necesitan afecto. Debido a nuestra indiferencia —no había de nuestra parte ninguna señal de que estuviésemos preocupados por ellos— vinieron otros. ¿Saben cómo llegaron a ellos? Algunos de los que vinieron aquí eran de la iglesia en Taipéi. Antes de salir, algunos obreros cristianos en este país se enteraron a través de sus conexiones en Taipéi, quiénes de entre nosotros iban a venir. Averiguaron el número de vuelo, la fecha de su llegada y otra información. Después fueron a recibirlos al aeropuerto, listos para servir a estas personas recién llegadas. Les ofrecieron llevarlas en su auto adonde querían ir; y si no tenían un lugar adonde ir, los llevaron a su casa de huéspedes. Luego, esa misma noche habría una reunión. Por supuesto, ellos aceptaron ir. De este modo, ellos fueron “secuestrados” y los perdimos para el recobro. No podemos condenar a aquellos que creen que están laborando para el Señor. Sólo el Señor sabe. Pero la impresión que nosotros hemos dejado es que no nos importa la obra en habla china.

De hecho, en 1967 yo exhorté a la iglesia en Taipéi, e incluso le encargué a un colaborador particular, que asumiera la carga por los chinos que vinieran a este país. En aquel tiempo hubo un cambio en las leyes de inmigración, y previmos que habría un gran aumento en el número de personas que vendría a este país.

Desde entonces muchos vinieron, pero hemos perdido el contacto con ellos. Puesto que ellos no tenían un fundamento sólido en la vida de iglesia, después de que vinieron se distrajeron con su educación, trabajo y familiares. Los hemos perdido debido a nuestra actitud de indiferencia.

(Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticos, capítulo 3, por Witness Lee)