Pensamiento central de Dios, El, por Witness Lee

CÓMO LA IGLESIA LLEGA A EXISTIR Y CÓMO ES EDIFICADA

Ahora debemos ver cómo la iglesia llega a existir y cómo ella puede ser edificada como aumento de Cristo, como una novia viviente que complementa a Cristo y que es Su pareja. A fin de ver esto, debemos prestar mucha atención a cómo Eva, la esposa de Adán, llegó a existir. Dios tomó una parte, una costilla, de Adán, y de esa costilla, ese hueso, edificó una mujer, el aumento de Adán para que fuese su esposa (Gn. 2:22).

Después que Dios creó a Adán, Él vio que Adán, como un hombre soltero, no era lo suficientemente bueno, pues necesitaba a alguien que lo complementara. Dios tenía la intención de hacer una esposa para Adán, pero primero lo puso a prueba. Dios quería que Adán se percatara de su necesidad; así que por ello le trajo a Adán todos los seres vivientes con el fin de probarlo. Adán, conforme a su sabiduría, le puso a cada ser creado su nombre, pero no vio nada que fuera lo suficientemente bueno para complementarlo. Él no encontró su ayuda idónea entre los seres creados. Ninguno de ellos era apto para complementarlo, porque ninguno de ellos procedía de él. Todos ellos estaban fuera de Adán. Así que, Dios hizo que Adán durmiera, sacó una costilla de su costado y de esa costilla edificó una esposa para Adán. Cuando Adán despertó, miró a Eva y dijo: “Esta vez sí que es hueso de mis huesos, / y carne de mi carne” (Gn. 2:23). Así pues, Adán encontró una esposa que lo complementó, y los dos llegaron a ser una sola carne, un solo cuerpo.

En todo el universo hay miles de cosas creadas por Dios. Es como si Dios trajera todas estas cosas a Su Hijo, Cristo, y Cristo dijera: “Nada es lo suficientemente bueno para complementarme. Tengo que ir a la cruz y ser quebrantado por Dios”. Cuando Él estaba siendo clavado en la cruz y siendo quebrantado, de Su costado brotó sangre y agua (Jn. 19:34). La sangre redime y el agua imparte vida. Por un lado, Él nos redime con Su sangre y, por otro, nos genera, es decir, nos da vida.

El hueso que fue extraído de Adán representa la vida de resurrección de Cristo, una vida que es capaz de soportar cualquier oposición o ataque. En la cruz ninguno de los huesos del Señor fue quebrantado (v. 36). Su carne, la cual tipifica la naturaleza humana, fue quebrantada; pero Su hueso, que tipifica la vida divina, la vida de resurrección, jamás podía ser quebrantado. Es a partir de esta vida de resurrección, de este hueso, que la iglesia llega a existir. La vida de resurrección de Cristo llega a ser la iglesia, así como el hueso de Adán llegó a ser su esposa. La iglesia es algo producido a partir de la vida de resurrección, la vida divina, la vida eterna, la vida increada de Cristo.

La iglesia no es de la vieja creación. La iglesia procede del Cristo crucificado y resucitado. La iglesia es algo que procede de Cristo mismo. La vida de resurrección nos ha sido impartida. Dentro de nosotros hay una parte de Cristo, y esa parte es también una parte de la iglesia de Cristo. Cuando juntamos todas estas partes de Cristo que están en los verdaderos creyentes, el resultado es la iglesia. La iglesia es algo que procede de Cristo, es una parte de Cristo, el aumento de Cristo, la pareja de Cristo que lo complementa.

La iglesia debe ser como Cristo porque ella es una parte de Cristo. Tenemos que entender, a la luz de esta revelación, que la iglesia es nada menos que Cristo mismo. Todo lo que sea menos que Cristo no puede ser la iglesia. La iglesia es una parte de Cristo que crece para ser el Cuerpo que lo complementa a Él. Ninguna de las cosas de la vieja creación, por buena que sea, puede añadirse a la iglesia, pues es ajena a ella. Ninguno de nosotros tiene el derecho de introducir en la iglesia nada que no sea Cristo. La verdadera iglesia es algo de Cristo, una parte de Cristo.

Esta visión nos regulará y nos guardará de introducir en la iglesia cualquier cosa que no sea Cristo. Cada vez que usted vaya a sugerir algo o a traer algo a la iglesia, debe preguntarse delante del Señor: “¿Es esto algo de Cristo? ¿Es esto parte de Cristo?”. Si no lo es, debe olvidarse de ello. Esto es crucial. La iglesia ha sido corrompida y dividida por elementos extraños. Muchas cosas extrañas que fueron introducidas en la iglesia la han perjudicado y dañado, e incluso la han dejado incorpórea.

Ningún elemento extraño ni inorgánico puede ser puesto en nuestro cuerpo físico, pues esto lo dañará; sin embargo, esto es lo que muchos han hecho a la iglesia. La iglesia es algo que procede de Cristo y es parte de Cristo. Ninguno de nosotros tiene el derecho de introducir en el Cuerpo de Cristo nada que no sea Cristo o que sea menos que Él. Si intentamos introducir cualquier cosa extraña en el Cuerpo de Cristo, esto perjudicará, aniquilará y dividirá a la iglesia.

Necesitamos traer al Cristo que es el suministro de vida, el alimento, a fin de alimentar a los miembros del Cuerpo para el crecimiento, la edificación, del Cuerpo. La iglesia crecerá en vida al alimentarse de Cristo. La iglesia es absolutamente algo que procede de Cristo, pues es parte de Cristo y, como tal, ella es el aumento de Cristo, la pareja, la novia, la esposa que se casará con Cristo. Debemos orar pidiéndole al Señor que nos muestre el pensamiento central de Dios y cómo la iglesia llega a existir. Si hemos de permitirle al Señor recobrar Su testimonio, es preciso que veamos todas estas cosas en el espíritu.

(Pensamiento central de Dios, El, capítulo 4, por Witness Lee)