Pensamiento central de Dios, El, por Witness Lee

TODA LA CIUDAD ES DE ORO

El quinto aspecto de la Nueva Jerusalén es que toda la ciudad es de oro. En todas las Escrituras el oro representa la naturaleza divina, la naturaleza de Dios el Padre. La ciudad misma es de oro puro, sin ninguna mixtura (Ap. 21:18b). Esto nos da a entender que la iglesia tiene que ser ciento por ciento de Dios, es decir, tiene que estar absolutamente constituida de la naturaleza divina. Sin embargo, hoy en día, entre los cristianos, la iglesia es una mixtura, pues en parte está constituida de la naturaleza divina y en parte está constituida de la naturaleza humana caída. Si anhelamos la verdadera vida de iglesia, la iglesia misma tiene que ser de oro, es decir, tiene que estar absolutamente constituida de la naturaleza divina. En cuanto a esto, necesitamos que la cruz opere en nosotros para purificarnos y purgar todo nuestro ser.

Hace unos treinta años, escuché un breve mensaje que decía que ser puros es distinto de ser limpios. Al principio cuando escuché esto, no pude entenderlo y quedé muy sorprendido. Pensaba que ser limpio era suficiente. Sin embargo, el orador decía que aún era necesario que fuésemos purificados, así como el oro puro tiene que ser purificado al grado de estar libre de toda mixtura y llegar a ser transparente. Desde entonces el Señor gradualmente me ha mostrado la diferencia entre ser limpio y ser puro. Es posible que un querido hermano sea muy amable, afable y limpio; pero que aun así, haya mixtura en él. En dado caso él no es transparente, sino opaco. A pesar de que es amable y limpio, no percibimos transparencia en él. Cuando estoy rodeado de hermanos en quienes hay mixtura, digo: “Señor, líbrame. Estoy en una ‘celda’ en la que todas las paredes son opacas”. Cuanto más hablan tales hermanos, más están en tinieblas, aunque sean personas limpias. Ser limpios es una cosa, y otra muy distinta es ser puros y transparentes. Otras veces usted puede encontrarse con un santo en el Señor y percibe que no solamente es una persona limpia, sino también transparente, como el vidrio claro. Yo mantuve una estrecha relación con el hermano Watchman Nee por más de treinta años. Durante todos esos años, siempre que estaba con él, tenía la sensación de que él era un hombre transparente. Cuando me sentaba a conversar con él, podía ver “a través” de él. Siempre que daba un mensaje desde la plataforma, quienes lo escuchaban podían percibir que él era una persona diáfana y transparente. Cuando abría su boca para tan sólo decir unas cuantas palabras, uno podía percibir que todo se hacía transparente. Hermanos y hermanas, debemos tener claro que no basta con que seamos personas limpias. Tenemos que ser purificados mediante la muerte del Señor en la cruz.

(Pensamiento central de Dios, El, capítulo 13, por Witness Lee)