EL ÁRBOL DE LA VIDA CRECE
EN EL FLUIR DEL AGUA VIVA
El séptimo aspecto de la Nueva Jerusalén es que el árbol de la vida crece en el fluir del agua viva (Ap. 22:2). Esto significa que donde está el fluir del agua viva, allí también está el suministro de vida. El árbol de la vida es Cristo como vida y como nuestro suministro de vida. El hecho de que el árbol de la vida crezca en el río significa que Cristo como nuestro suministro de vida está disponible para nosotros en el fluir del Espíritu. Si usted tiene al Espíritu, tiene al Cristo que es el árbol de la vida, el suministro de vida.
Como iglesia que somos, debemos tener el fluir del Espíritu. En este fluir del Espíritu, recibimos el suministro de Cristo, es decir, recibimos a Cristo como el suministro. Simplemente predicar doctrinas y enseñanzas no sirve para nada. Necesitamos que Cristo nos sea ministrado como suministro de vida mediante el fluir del Espíritu. Cada vez que nos reunamos, debe estar presente el fluir de la corriente, y en este fluir de la corriente se halla el suministro de Cristo, es decir, Cristo mismo nos es ministrado como suministro de vida. Hermanos y hermanas, es inútil discutir en cuanto a la manera correcta de reunirnos. Debemos examinarnos a nosotros mismos, haciéndonos esta pregunta: “¿Está nuestra reunión llena del Cristo que es el suministro que nos es ministrado?”. Ésta es una verdadera prueba. En cualquier tipo de reunión de la vida de iglesia, Cristo como suministro de vida debe ser ministrado en la corriente fluyente del Espíritu Santo. Debemos examinar todas nuestras reuniones en términos de si Cristo como suministro viviente es ministrado.
En la vida de iglesia, Cristo debe sernos suministrado y ministrado como suministro de vida en el fluir del Espíritu Santo. Apocalipsis 22:1-2 alude a las riquezas del suministro de Cristo. Hay doce diferentes clases de fruto, que son frescos y ricos. Cristo no es limitado ni pobre. Él es ilimitado e inescrutablemente rico (Ef. 3:8). Debemos siempre tener algo nuevo y fresco de Cristo para ministrar a Su pueblo. Incluso al cantar los himnos, no debemos manifestar vejez ni pobreza. Día a día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año, no debemos contentarnos con cantar los mismos himnos una y otra vez. ¿Es Cristo así de pobre? Debemos esforzarnos por escribir más himnos nuevos que traigan las riquezas de Cristo en el fluir del Espíritu Santo. He escuchado muchos cánticos basados en el libro de los Salmos, pero no percibo mucho suministro de Cristo en esos salmos. Hay muchas más riquezas de Cristo en libros como Efesios, Colosenses y Filipenses. Todos estos libros contienen las riquezas de Cristo. En algunos de los salmos, se nos dice que gritemos y aclamemos. Sin embargo, es posible que nuestro grito y aclamación sea muy pobre, prácticamente sin nada de Cristo. En las reuniones debemos tener algo de las riquezas de Cristo para ministrar al pueblo del Señor como suministro de vida. Cristo como los nuevos frutos, como fresco suministro es lo que debemos traer.
(Pensamiento central de Dios, El, capítulo 13, por Witness Lee)