III. CÓMO OBTENER DISCERNIMIENTO
El desarrollo de una capacidad para discernir se basa en el aprendizaje y la experiencia. Esto es un principio inalterable. La cantidad de aprendizaje y experiencia que tengamos determina la capacidad de discernimiento que alcancemos. Con respecto a esto no hay atajos ni una segunda vía. Si yo no he sido salvo, nunca podrá ver la diferencia entre quién es salvo y quién no lo es. Si nunca me he consagrado, nunca podré percibir quién se ha consagrado y quién no. El grado de aprendizaje y experiencia que usted tenga delante de Dios es la medida de discernimiento que usted tendrá. El discernimiento más profundo proviene de los tratos más duros. Si usted juzga sus motivaciones e intenciones respecto a todas las cosas delante de Dios, y si juzga y condena todo lo que tiene una motivación impura o una mezcla de propósitos, será muy fácil para usted discernir la motivación e intención de los hermanos y hermanas; usted podrá percibirlos inmediatamente. Al mismo tiempo, si usted es alguien que ha aprendido a juzgar su propia carne y ha tomado medidas con respecto a su persona carnal, detectará más fácilmente la carne en otra persona que es carnal. Usted tendrá un olfato espiritual muy agudo. Este sentido del olfato llegará a ser su discernimiento. En la Biblia leemos que un sacerdote que servía a Dios no podía tener una nariz desfigurada (Lv. 21:18). Una nariz desfigurada denota falta de capacidad sensorial espiritual y falta de discernimiento espiritual.
Si usted ha aprendido lecciones serias de consagración y está completamente sujeto a la autoridad del Señor, tendrá un agudo sentido espiritual en este asunto. Cada vez que contacte a una persona, de inmediato sabrá si ella ha entregado a Dios sus propios derechos. Aunque un hombre sea un predicador, es posible que aún no haya renunciado a sus derechos. Aunque un hombre haya vendido todo lo que tiene y haya regalado todo por causa del Señor, aún es posible que no haya renunciado a sus derechos. Aunque una persona pueda sacrificar su propio cuerpo por causa de otros y esté dispuesta a sufrir el martirio por el Señor, es posible que todavía se aferre a sus derechos. Si usted se ha ejercitado en cuanto a la consagración, será más sensible que los demás al respeto, y nadie podrá engañarlo. Esta capacidad sensorial especial es su poder de discernimiento.
Considere nuevamente el asunto de la verdad. Si usted nunca ha estudiado la verdad con seriedad ni la ha aprendido de manera práctica, no podrá tener ningún discernimiento cuando sea confrontado con cualquier pregunta en cuanto a la verdad; usted sentirá que todo es más o menos lo mismo. Pero los que han peleado la batalla en la verdad y han aplicado la verdad serán experimentados en la verdad, y entonces tendrán el discernimiento en la verdad. Por ejemplo, varias palabras pueden tener una ortografía similar. Se ven casi iguales, y la mayoría de las personas se equivocan, confundiéndolas una con otra. Pero los correctores de inmediato notarán la diferencia. Esto se debe a que ellos hacen esto todos los días. De manera particular son expertos en el reconocimiento de los caracteres escritos. De igual manera, hay muchas verdades espirituales que son muy similares, pero se pueden distinguir claramente con discernimiento.
De joven una vez escuché a un hermano que nos dirigía contestar una pregunta tocante a la verdad. No pude evitar admirarlo. Había cierto problema; dos cosas eran muy similares, y era difícil establecer la diferencia. Pero, en cuanto le hicieron a él la pregunta, en seguida dio la respuesta e hizo notar la diferencia entre ambas cosas de una manera clara. No importa cuántas “cortinas de humo” se estuvieran tratando, una vez que le preguntaban, él ya tenía claro el asunto. Su capacidad para discernir la verdad había llegado a ser tal, que cuando se le hacía una pregunta, él de inmediato sabía cuál sería su próxima pregunta. Muchas personas pueden testificar que al principio tenían pensado hacerle otra pregunta, pero que la respuesta que daba a su primera pregunta los dejaba callados, sin más preguntas que hacer. Su capacidad de discernimiento era tan aguda que nadie se atrevía a ser descuidado cuando hablaba con él.
En la iglesia local también surgen muchas dificultades y problemas; todos ellos al parecer son ambiguos. Si no tenemos discernimiento, no podremos encontrarles solución; lo único que podremos hacer es dejar que continúen. Recuerden que ésta es la principal razón por la que la iglesia se hace cada vez más débil, y viene una enfermedad tras otra. No parece haber solución para nada; no parece haber respuesta para nada. Todo está en confusión. A fin de que la iglesia sea fuerte y todas las cosas marchen bien, los ancianos necesitan tener un entendimiento claro. Este discernimiento no debe ser mundano, ni algo procedente de la sabiduría y entendimiento humanos. En vez de ello, debe provenir de un hombre que ha aprendido lecciones delante del Señor, que ha sufrido los debidos tratos, y que está ejercitado con respecto a la verdad.
Por supuesto, en lo que se refiere al manejo de la iglesia, no podemos jamás considerar nada como un absoluto, pues todo es relativo. Tome como ejemplo el comportamiento humano. Éste es relativo y no es absoluto. Mil personas tienen miles de maneras de comportarse. Esto también se aplica a la manera en que las personas manejan sus casas; esto es relativo y no absoluto. Cada familia hace las cosas a su manera. Conforme al mismo principio, la manera de encargarse del manejo de la iglesia es también algo relativo; no es absoluto. Esta relatividad se basa en la condición de los ancianos: si la norma de los ancianos es elevada, el manejo de la iglesia ciertamente tendrá una norma elevada. Pero si la norma de los ancianos es baja, el manejo de la iglesia ciertamente también tendrá una norma baja. Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que no nos desanimemos en cuanto a esto, ni tampoco seamos orgullosos. Las exigencias aquí son relativas, y no absolutas. Por otra parte, son ilimitadas e inconmensurables.
(
Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, El, capítulo 7, por Witness Lee)