III. LA AUTORIDAD DE DIOS
A fin de que los ancianos conozcan el gobierno de Dios, primeramente deben conocer la autoridad de Dios. Sin la autoridad, no puede haber gobierno. El gobierno depende absolutamente de la autoridad. ¿Cómo puede existir el gobierno y la administración si no hay autoridad? La cuestión de administración es una cuestión de autoridad. En todo el universo la administración de Dios depende de Su autoridad. Cada vez que hablemos de la administración de la iglesia por parte de los ancianos, de inmediato debemos tener el concepto de autoridad. Sin embargo, hoy en día, debido a la historia de degradación del catolicismo romano por un lado y a la así llamada democracia de la época por otro, a los hijos de Dios no les gusta escuchar acerca de la cuestión de autoridad. En cuanto se les menciona la cuestión de autoridad, de inmediato se preguntan si nos encontramos en el catolicismo romano o si tenemos nuevamente un papa. Pareciera que entre los hijos del Señor, una vez que se les menciona la autoridad, les estuvieran quitando la democracia. Algunos incluso dirían que se está asumiendo autoridad, como si éste fuese un asunto que hay que condenar. Hermanos y hermanas, el papa debe ser condenado, y la autocracia también debe ser condenada, pero la autoridad jamás debe ser anulada. Tenemos que ver que en el universo existe la administración de Dios y también la autoridad de Dios.
Por mucho que el hombre hable de la democracia en estos días, en el universo uno encuentra la autoridad por todas partes. A veces el hombre ha distorsionado el significado de la democracia al grado de convertirlo en un pretexto para practicar iniquidad. Sin embargo, él no puede derribar la autoridad. En el mundo entero y entre la sociedad humana, podemos ver en todas las cosas la cuestión de autoridad. En la familia hay autoridad, y también hay autoridad en la escuela. En una empresa hay autoridad, y también en el gobierno civil. No hay ningún lugar donde no haya autoridad. Si usted es un niño, sus padres son su autoridad; y si es un ciudadano, el gobierno es su autoridad. Si es estudiante, los maestros y el director están por encima de usted. Incluso si camina por la calle, el policía que dirige el tráfico es una autoridad para usted. En todo el universo usted encontrará la autoridad en todo lugar. Sin embargo, los hijos de Dios son tan osados hoy como para decir que en la iglesia no se necesita la autoridad y que todos somos iguales. ¡Qué extraño es esto! Por lo tanto, tenemos que ver que o evitamos del todo hablar de la administración de la iglesia, o hablaremos de ella mencionando primero el asunto de la autoridad. Sin autoridad, no puede haber administración. A fin de que los ancianos se encarguen del manejo de la iglesia, ellos tienen que conocer, por un lado, el gobierno de Dios en el universo y, por otro, la autoridad de Dios en el universo.
(Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, El, capítulo 1, por Witness Lee)