I. LA IMPORTANCIA DE LOS ANCIANOS
Si leemos toda la Biblia cuidadosamente, podremos ver que el plan de Dios y Su propósito se cumplen en la iglesia. Sin la iglesia, el plan de Dios no puede cumplirse y el deseo de Dios no puede llevarse a cabo. Por consiguiente, podemos afirmar que el plan de Dios y Su deseo dependen de la iglesia. La Biblia nos muestra además que el centro de la iglesia son los ancianos. Hablando con propiedad, si en una iglesia local no hay ancianos, es como si no existiera una iglesia allí. Podemos comparar esto a un país del mundo que no podría considerarse una nación si sólo tiene ciudadanos, pero no un gobierno. Conforme al mismo principio, no importa cuántos hermanos y hermanas haya en una localidad; si no se levantan ancianos allí, dichos hermanos no podrán ser considerados una iglesia. Así como una nación debe tener un gobierno legítimo además de tener ciudadanos, también una iglesia debe tener ancianos designados además de tener un grupo de santos que han sido salvos.
Espero que los hermanos y hermanas tengan un fuerte sentir al respecto. No sólo la Biblia nos habla de esto, sino que también la historia nos da testimonio de ello y nuestra experiencia atestigua de lo mismo. Dondequiera que hay ancianos fuertes, las iglesias son fuertes. Asimismo, dondequiera que hay ancianos espirituales, las iglesias son espirituales. Si una iglesia es fuerte o débil, espiritual o carnal, ello depende absolutamente de los ancianos. Adondequiera que usted vaya, verá que la condición de los ancianos en ese lugar determina la condición de la iglesia. Esto es algo muy real.
Por consiguiente, es imprescindible ver que el grupo de personas más importante de todo el universo es los ancianos. Si no existiera la iglesia, el universo estaría vacío; le sería inútil a Dios. Puesto que los ancianos son el centro de la iglesia, sin ellos la iglesia estaría vacía. Por esta razón, los ancianos son el grupo de personas más importante de todo el universo.
Quizás algunos hermanos pregunten: “¿No dice la Biblia que los apóstoles son superiores y más importantes que los ancianos?”. No hay duda alguna de que los apóstoles son quienes establecen las iglesias. De hecho, los ancianos en la iglesia son nombrados por los apóstoles. Sin embargo, recuerden que la clave de la condición de la iglesia no depende de los apóstoles, sino de los ancianos. Puedo decirles con toda seguridad que si en una iglesia local los ancianos son fuertes, aun si los apóstoles son un poco débiles, la iglesia será fuerte. Pero si los ancianos son débiles, aunque los apóstoles sean fuertes, la iglesia seguirá siendo débil. El que una iglesia sea fuerte o débil depende directamente de los ancianos.
Las siete epístolas de Apocalipsis nos permiten ver claramente la importancia que tiene la posición de los ancianos. El comienzo de Apocalipsis nos muestra que en todo el universo el testimonio de Dios son las iglesias que están en las diferentes localidades, las cuales son Sus candeleros. Los siete candeleros son las siete iglesias locales, que resplandecen por Dios en el universo como testimonio Suyo. Ninguna de las siete epístolas dirigidas a las iglesias fue escrita a los apóstoles, sino que cada una de ellas fue escrita a los mensajeros de las siete iglesias. En circunstancias normales los mensajeros de la iglesia son los ancianos de la iglesia. Es cierto que las diferentes iglesias son los candeleros de Dios que están en diferentes lugares. Sin embargo, cuando el Señor vino a hablar, no se dirigió directamente a las iglesias; más bien, se dirigió a los mensajeros de las iglesias.
Si vemos esto, adoraremos al Señor. Nos postraremos en el polvo y reconoceremos que a los ojos de Dios y conforme a Su plan, no hay otro grupo de personas cuya importancia exceda a la de los ancianos. En todo el universo el grupo de personas más importante que existe es los ancianos. ¿Por qué? Porque el cumplimiento del plan de Dios en el universo y la realización de Su deseo dependen enteramente de los ancianos en la iglesia.
Decimos esto no para que los ancianos se vuelvan orgullosos; al contrario, esto nos muestra a todos la posición tan importante que la gracia de Dios ha conferido a los ancianos. Los que no tienen la posición de ancianos deben también tener en alta estima a los ancianos en la iglesia. Hoy les digo delante del Señor que en mi corazón siempre he respetado a los ancianos en todas las iglesias. Cada vez que escucho que cierto asunto ha sido decidido por los ancianos, no tengo más que decir. Respeto absolutamente la decisión tomada por los ancianos. No importa cuán humilde sea cierto lugar. Mientras los ancianos hayan tomado una decisión allí, todos tenemos que aprender a respetarla. Tenemos que saber que esto equivale a respetar la designación más elevada que Dios hace en el universo. Si tenemos la luz, veremos que en todo el universo Dios ha hecho una designación que es totalmente divina y profunda, a saber, la designación de los ancianos en la iglesia. Éste es un asunto que reviste mucha importancia. Por experiencia puedo decirles a los hermanos y hermanas que de esto depende la bendición de Dios. Incluso si los ancianos no son muy buenos y sus decisiones no son muy acertadas, mientras respetemos esas decisiones, el resultado siempre será una bendición. No sólo será una bendición para nosotros individualmente, sino también una bendición para la iglesia, y los ancianos mismos serán perfeccionados.
Si los ancianos no fueran tan importantes, no habría sido necesario que apóstoles como Pedro y Jacobo fueran ancianos durante su larga estadía en Jerusalén. Debido a que los ancianos son muy importantes, el primer grupo de apóstoles “de primera categoría” y, tales como Pedro, Jacobo y Juan, tuvieron que ser ancianos en Jerusalén mientras estuvieron allí por largo tiempo.
No debemos pensar jamás que los ancianos sean inferiores o menos importantes que los apóstoles. Al contrario, debemos ver que la clave que determina la condición de la iglesia no yace en los apóstoles, sino en los ancianos. Si un apóstol se queda en un lugar por largo tiempo, incluso él mismo tiene que llegar a ser uno de los ancianos. El cumplimiento del plan y deseo que Dios tiene con respecto a la iglesia depende enteramente de los ancianos. La autoridad de la iglesia no está en manos de los apóstoles, sino en manos de los ancianos. Solamente los ancianos son las figuras centrales de la iglesia. En resumen, la voluntad de Dios en todo el universo depende de la iglesia, y el centro de la iglesia son los ancianos. Esto nos permite ver la importancia que tienen los ancianos.
(
Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, El, capítulo 2, por Witness Lee)