Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, El, por Witness Lee

IV. LO TOCANTE A SER LA AUTORIDAD

En la iglesia no sólo tenemos la cuestión de sumisión a la autoridad, sino también la de ser la autoridad. Someterse a la autoridad significa que otros poseen la autoridad y usted se somete a ella. Ser una autoridad significa que la autoridad está con usted y que usted debe actuar como la autoridad. Por un lado, los ancianos deben someterse a la autoridad; por otro, ellos también son la autoridad. Hablando con propiedad, este principio no sólo se aplica a la iglesia, sino también a todas autoridades delegadas que existen entre las comunidades humanas. Por un lado, existe la cuestión de la sumisión a la autoridad y, por otro, la del ejercicio de la autoridad.

En algunas iglesias locales los ancianos son humildes por nacimiento. Ellos han sido influenciados por la era moderna y son muy democráticos. Nunca han sabido lo que es la autoridad. Podemos predecir que las iglesias que están en sus manos nunca serán fuertes. A fin de que una iglesia local sea fuerte, debe haber algunos hermanos de los que se someten a la autoridad y que actúan como la autoridad. Ellos no intentarán anular el sentimiento de los demás, pero tampoco permitirán que todos digan lo que quieran. En ciertas iglesias uno no percibe ninguna autoridad; en vez de ello, se perciben argumentos y muchas opiniones. La razón de ello es que, por un lado, los ancianos allí no han aprendido la lección de someterse a la autoridad y, por otro, mucho menos han aprendido a ser la autoridad.

En algunas iglesias locales he conocido ancianos que, debido a que no están dispuestos a someterse a la autoridad, deliberadamente han hecho las cosas un poco más democráticas. Creo que entienden a lo que me refiero. Tales hermanos quieren condenar la autoridad a la que ellos debieran someterse; ellos no quieren ninguna autoridad. Como resultado, no quieren ser la autoridad, y todo llega a ser democrático. Sin embargo, quiero decirles a los hermanos y hermanas que esa clase de acción traiciona a la iglesia y la sacrifica. A fin de justificar su rechazo a someterse a la autoridad, ellos mismos tratan de no ser la autoridad. No importa qué suceda, ellos simplemente hacen lo que les parece mejor a los hermanos y hermanas. El significado de esto, siendo francos, es simplemente éste: “Yo no me meto en los asuntos de los demás y, por tanto, no se metan en los míos. Yo no seré la autoridad de nadie, ni me someteré tampoco a la autoridad de otra persona”. Hermanos y hermanas, esto es algo que proviene de Babel. Es algo que proviene del espíritu de Babel. La iglesia en ese lugar debiera ser llamada Babilonia, porque allí hay confusión, y las lenguas han sido confundidas, y los que están allí ya no hablan el mismo idioma. Tener muchos idiomas y tener confusión de lenguas es una señal del castigo de Dios. Ello muestra que allí no hay autoridad. No era una buena señal que no hubiera rey en Israel y que cada uno hiciera lo que le parecía recto ante sus propios ojos.

Hermanos, cada vez que ustedes proponen tener una democracia o una autocracia en la iglesia, están rechazando la autoridad de Dios. En la iglesia no hay democracia, ni tampoco hay autocracia. En la iglesia sólo debe estar la presencia de Dios y la autoridad delegada por Dios. Los ancianos deben aprender a tocar la autoridad, a someterse a la autoridad y a ser la autoridad. La iglesia no es un lugar donde las personas expresan sus opiniones y donde debaten; no, es un lugar donde Dios es temido, donde Su señorío es honrado y donde está Su presencia y Él es representado. Sólo cuando todo esto se encuentre, allí estará la iglesia.

Una vez más, en la iglesia está la presencia de Dios y la representación de esta presencia. Esta representación es la autoridad. Si usted se somete a ella y permite que ella se manifieste sobre usted, con el tiempo llegará a ser la autoridad. Si usted es un anciano en una iglesia local, pero nunca puede ser una autoridad, debe entender que ha fracasado rotundamente.

(Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, El, capítulo 5, por Witness Lee)