Ser liberados de los ritos religiosos y andar conforme al Espíritu, por Witness Lee

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CRISTO ES EL VESTIDO NUEVO

Antes que fuéramos salvos, parecíamos mendigos andrajosos y nos era imposible igualar a nuestro Novio. Damos gracias al Señor porque Él no sólo es el Novio que podemos disfrutar, sino que también es el paño nuevo que es hecho nuestro vestido nuevo con el cual somos dignos de disfrutar de Su presencia. En Mateo 9:16 el Señor habló de Sí mismo como el paño no abatanado. La expresión griega traducida “no abatanado” también significa “nuevo”. En Lucas 5:36 el Señor se refirió a Sí mismo como el vestido nuevo. ¿Sabemos cuál es la diferencia entre el paño nuevo y el vestido nuevo? El paño nuevo es un material que no ha sido tratado, cortado ni lavado, y que aún no ha sido hecho un vestido. Un vestido nuevo está hecho del paño nuevo que ha sido tratado, cortado, lavado, cosido y planchado a vapor. El Señor, desde el tiempo de Su encarnación hasta Su muerte en la cruz, era el paño nuevo. Mediante Su muerte y resurrección, este paño nuevo llegó a ser un vestido nuevo. Podemos ponernos este vestido nuevo al decir sencillamente: “¡Oh Señor! Creo en Ti. Tú moriste y fuiste resucitado por mí”. Este vestido nuevo es nuestro vestido de justicia con el cual somos justificados por Dios y capacitados para presentarnos delante de Él (15:22; Gá. 3:27; 1 Co. 1:30). Ésta es la manera en que somos salvos por gracia a fin de ser Su complemento.

(Ser liberados de los ritos religiosos y andar conforme al Espíritu, capítulo 4, por Witness Lee)