CRISTO ES LA REALIDAD DE LA LEY
Hay tres categorías principales de la ley antiguotestamentaria. La primera categoría tiene que ver con el tabernáculo con sus enseres, tales como el Arca, el candelero de oro, la mesa del pan de la Presencia, el altar de oro del incienso y las diversas ofrendas. Todos estos asuntos son tipos del Señor Jesús. La segunda categoría tiene que ver con las ceremonias, e incluye la circuncisión, el Sábado y las fiestas. Un israelita necesitaba ser circuncidado, guardar el Sábado y guardar las tres fiestas anuales que son la de la Pascua, la de Pentecostés y la de los Tabernáculos. Estas ceremonias también son tipos de Cristo. La tercera categoría consiste en los mandamientos y las ordenanzas, tales como honrar a los padres de uno, no hurtar, amar a los vecinos de uno como a sí mismo y las regulaciones alimenticias.
El tabernáculo con su mobiliario, las ofrendas, las ceremonias, los mandamientos y las ordenanzas son sombras. El Señor Jesús es el cuerpo, es decir, la sustancia sólida, la realidad, de las sombras (Col. 2:16-17). El Señor Jesús es el tabernáculo verdadero, la verdadera mesa del pan de la Presencia, el verdadero candelero y el verdadero altar de oro del incienso. El Señor Jesús también es el verdadero holocausto, la verdadera ofrenda de harina, la verdadera ofrenda de paz, la verdadera ofrenda por el pecado, la verdadera ofrenda por las transgresiones, la verdadera ofrenda mecida y la verdadera ofrenda elevada. Él es todas las ofrendas. No sólo eso, sino que Él también es el verdadero Sábado, nuestro verdadero reposo, y Él es nuestra verdadera circuncisión. Él también es nuestra fiesta verdadera. Cuando lo tenemos a Él, tenemos una fiesta diaria y estamos verdaderamente gozosos. A fin de honrar a nuestros padres verdaderamente, nuestro honrar debe ser Cristo. Aparte de Cristo, la honra que ofrecemos es meramente una cáscara sin realidad alguna. Cristo es la realidad de la honra que rendimos a nuestros padres. A fin de que nuestros hijos nos honren, ellos deben tener a Cristo. Sin Cristo, el que ellos nos honren es poco fiable y temporero. Es posible que ellos nos honren en la mañana, pero que discutan con nosotros en la noche.
La Biblia dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres” (Ef. 5:25). ¿Acaso los hermanos que son maridos verdaderamente aman a sus mujeres? Tenemos que reconocer que el amor que tenemos por nuestras esposas es problemático, pues es poco fiable. Al principio amábamos a nuestras mujeres muchísimo, pero ahora no las amamos tanto. La Biblia también dice: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” (v. 22). Conozco a cierta hermana que se quejó con el Señor, diciendo: “Tú eres injusto. Si me hubieses dado un marido tan bueno como el marido de la señora Chang, yo estaría sujeta a él. Tú me diste un mal esposo y quieres que yo esté sujeta a él. Esto no es razonable”. No es fácil que una esposa esté sujeta a su marido. La sujeción de una esposa a su marido es Cristo, y el amor de un marido por su mujer también es Cristo. Cristo es nuestra realidad. Sin Cristo, no hay realidad alguna.
Según Colosenses 2:16-17, la comida, la bebida, los días de fiesta, las lunas nuevas y los Sábados son sombras, mas el cuerpo es de Cristo. Cristo es el cuerpo de toda cosa positiva. Incluso nuestra humildad es una sombra. Cristo es la realidad de nuestra humildad. Algunas hermanas son muy apacibles, pero ¿es verdadera esta apacibilidad? Algunos hermanos son muy corteses, pero ¿es esto real? Sin Cristo nuestra apacibilidad no es verdadera, nuestra humildad no es verdadera, nuestra paciencia no es verdadera y nuestros modales no son verdaderos. Cristo es nuestra verdadera apacibilidad, nuestra verdadera paciencia, nuestra verdadera humildad y nuestros verdaderos modales. Sin Cristo todo es vanidad. Cristo es la realidad de toda cosa positiva.
La Biblia dice que los maridos deberían amar a sus mujeres. Si un hermano decide amar a su mujer por causa de esta palabra, llegará a ser una persona religiosa y apretará los dientes a fin de amar a su esposa. Esto también aplica a las hermanas. Una hermana que se obliga a estar sujeta a su marido por causa de lo que dice la Biblia es una persona religiosa. Cuando ella no está en sujeción, ella es rebelde, pero cuando ella está en su sujeción autoimpuesta, ella es religiosa.
Algunas hermanas podrían decir que esto es muy difícil y quizás se pregunten si ellas deberían estar en sujeción. No se nieguen a estar en sujeción, y no intenten estar en sujeción. No deberíamos ser personas rebeldes, ni tampoco personas religiosas. ¿Qué deberíamos ser? Deberíamos ser cristianos. No nos interesa estar en sujeción, ni nos interesa no estarlo. Sólo nos interesa una cosa: vivir por Cristo. No deberíamos leer Efesios 5 como una ley o un mandamiento; más bien, deberíamos recibirlo como nuestro disfrute. Deberíamos orar-leer las palabras halladas en Efesios 5 y recibirlas en nuestro espíritu para que sean nuestro suministro. Luego, en vez de que una hermana apriete sus dientes para estar en sujeción o tomar la resolución de someterse, ella estará sujeta a su marido inexplicablemente. Estar en sujeción a su marido será tan espontáneo que ella no se percatará de ello ni sentirá que está en sujeción. Esto es lo que significa ser un cristiano.
La Biblia dice: “Estad siempre gozosos” (1 Ts. 5:16). En el pasado yo intenté poner en práctica el estar gozoso. Sin embargo, descubrí que cuando no practicaba el estar gozoso, no tenía muchos problemas. No obstante, en cuanto intentaba estar gozoso, surgirían problemas y ocurrirían muchas cosas desdichadas. En vez de recibir buenas noticias, recibía sólo malas noticias. Finalmente, cuando decidí que me daría por vencido en el asunto de estar gozoso, experimenté el verdadero gozo que está en el Señor. El Señor es mi gozo cuando estoy en Él. Cuando estamos en el Señor, no importa cuántos problemas tengamos, estamos gozosos, y nuestras dificultades hacen que gustemos al Señor más profundamente. Gustamos al Señor de manera más profunda en nuestras dificultades, y gustamos al Señor de manera más dulce en nuestros sufrimientos. El verdadero gozo viene de Cristo.
¿Qué es la realidad? La realidad es Cristo. Cristo debería ser todo para nosotros en nuestro vivir. Él es la honra que tenemos para con nuestros padres. Él es el amor que los hermanos tienen para con sus esposas. Él es la sujeción que las hermanas tienen para con sus maridos. Él es gozo, paz, paciencia, humildad y apacibilidad. Él es nuestro todo.
(
Ser liberados de los ritos religiosos y andar conforme al Espíritu, capítulo 7, por Witness Lee)