Ser liberados de los ritos religiosos y andar conforme al Espíritu, por Witness Lee

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DIOS DETESTA LA MUERTE

El Señor Jesús nació en una nación religiosa de donde se originó el judaísmo, pero todo lo relacionado con Él, incluyendo Su nacimiento, tuvo lugar fuera de la religión y no tuvo nada que ver con la religión. Esto no fue un accidente o una coincidencia; fue lo que Dios había dispuesto y ordenado. Al hombre le gusta la religión, pero Dios detesta la religión. Desde la perspectiva del hombre, la religión es mejor que el pecado, el mundo y la carne con sus concupiscencias, y la religión rinde cierta cantidad de ayuda a las comunidades y a las sociedades. Sin embargo, desde la perspectiva de Dios, la religión es engañosa, pues socava la obra que Dios efectúa al hacer que el hombre rechace al Dios viviente. Por tanto, la religión es el enemigo de Dios.

Debemos recibir esta palabra con mucha oración. Si un santo joven fuera a un club de baile o visitara un lugar indebido, estaríamos bastante preocupados, pero si él viene a la reunión con su Biblia y se sienta de manera educada, le elogiaríamos. Es fácil entender que un cristiano no debería estar en un lugar pecaminoso, como un club de baile, pero pocos de nosotros comprendemos que también es inadecuado que un cristiano asista devotamente a una reunión de manera muerta y formal. Condenamos la práctica de ir a un club de baile, pero no condenamos la práctica de venir a una reunión de manera muerta y formal.

Muchos santos que solían asistir a clubes de baile han confesado este asunto al Señor y han pedido que los perdone. Sin embargo, ¿cuántos santos alguna vez han confesado haber participado en una reunión de manera muerta y formal? Dudo que muchos santos hayan confesado esto, pues en nuestro concepto, ir a un club de baile es un pecado, pero asistir a una reunión es algo honorable. Sin embargo, a los ojos de Dios, la muerte no es menos contaminante que el pecado.

Puesto que tenemos un concepto de la moralidad, nuestra consideración de lo que es un pecado es algo que nos queda bastante claro. No obstante, debido a que no tenemos el concepto de la vida, tenemos muy poca comprensión en cuanto a la muerte. Dios detesta el pecado, pero Él detesta la muerte aún más. Él no sólo es el Dios santo y justo que detesta el pecado y el mundo; más aún, Él es un Dios viviente que detesta la muerte. Ir a un club de baile está en la esfera del pecado, pero asistir a una reunión de manera formal está en la esfera de la muerte. Incluso si hay quinientas personas en una reunión que está muerta, ello todavía constituye un insulto a Dios. Esto es algo que tenemos que confesar y por lo cual tenemos que arrepentirnos y pedirle al Señor que nos perdone.

Quizás algunos santos no pueden aceptar esta palabra. Ellos podrían decir que no están muertos y que ellos no se reúnen de manera muerta ni asisten a una reunión muerta. Les preguntaría si una persona viviente puede permanecer inactiva por dos horas. Antes que una persona viviente entre al salón de reunión, otros oirán la voz de sus oraciones llenas de gozo: “¡Aleluya! ¡Amén! ¡Alabado sea el Señor!”. Puesto que tenemos un concepto de la moralidad, pero no un concepto de la vida, algunos santos dicen que a ellos no les agradan las reuniones en que otros son ruidosos. Quienes tienen hijos saben que cuanto más vivientes estén los niños, más ruidoso será el hogar. Si una familia tiene cinco hijos entre las edades de dos y nueve años, será imposible que su hogar esté callado y en orden. Si el hogar está callado y ordenado, ello se podría deber a que los cinco hijos están enfermos o todos están muertos. Si están muertos, el hogar estará muy callado, y seguramente estará recogido y sin ninguna confusión. Los niños ya no pelearán ni discutirán. Sin embargo, si los cinco hijos no están enfermos o muertos, serán activos y vivaces, e incluso causarán problemas. Aunque sean molestos para los demás, estarán vivientes.

Tengo muchos nietos, y cuando ellos me visitan, son como un equipo de destructores. Todo lo que hay en mi sala tiene que ser quitado antes que lleguen; de otro modo, en menos de cinco minutos romperán todo. ¿Prefieren ustedes hijos que están enfermos o muertos a aquellos que están activos, vivaces y revueltos? Según el mismo principio, cuando los santos están muertos en su espíritu, nuestras reuniones son silenciosas y ordenadas, pero cuando invocamos: “¡Oh, Señor!” y estamos vivientes, no es posible ser ordenados. Esto no significa que no deberíamos ser ordenados. Sin embargo, a veces, cuando estemos vivientes, no estaremos preocupados por ser ordenados. Al hombre le interesa la religión, pero a Dios le interesa la vida. Dios no quiere religión. Él quiere que estemos vivientes.

En Juan 5, durante cierta fiesta, el Señor Jesús subió a Jerusalén. Una fiesta debería ser una ocasión alegre. Sin embargo, cerca de la puerta de las Ovejas en Jerusalén había un estanque con cinco pórticos, donde yacían muchas personas enfermas que esperaban el movimiento del agua. Estas personas estaban enfermas, cojas, ciegas y paralíticas. Estos enfermos no tenían descanso, pues estaban muy enfermos. Un hombre había estado enfermo por treinta y ocho años y no se podía mover. El Señor Jesús fue a este estanque un día de Sábado y le habló al hombre que estaba enfermo desde hace treinta y ocho años, preguntándole si quería ser sano. Luego el Señor dijo: “Levántate, toma tu lecho, y anda”. Al instante aquel hombre fue sano, y tomó su lecho y anduvo. Esto ocurrió un Sábado. Por tanto, los judíos le dijeron a este hombre: “Es día de Sábado; no te es lícito llevar tu lecho” (vs. 1-10). Los judíos dijeron que no era lícito que el hombre llevara su lecho y anduviera el día de Sábado, pues él profanaba el Sábado. ¿Quiere Dios que el hombre guarde un Sábado muerto al estar acostado y sufrir, o quiere Dios que el hombre sea vivificado?

Los cristianos han celebrado muchos servicios dominicales muertos. Dios desea llevar a cabo una obra que es contraria a la religión. El final de los tiempos se acerca: Jerusalén ha sido devuelta a Israel, y el Señor vuelve pronto. En estos días Dios desea moverse más rápidamente. Cuando una persona quiere moverse más rápido, a ella no le importa ser elegante. Puesto que Dios desea moverse más rápido, a Él no le importan los rituales religiosos y las ordenanzas. Todo lo relacionado con el Señor Jesús tuvo lugar fuera de la religión. Su estrella fue mostrada a aquellos que estaban fuera de la religión, la manera en que las personas le buscaban estaba fuera de la religión, y la manera en que las personas le seguían también fue algo fuera de la religión. Si estamos en la religión, pasaremos por alto al Señor.

(Ser liberados de los ritos religiosos y andar conforme al Espíritu, capítulo 4, por Witness Lee)