Ser liberados de los ritos religiosos y andar conforme al Espíritu, por Witness Lee

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PASAR POR ALTO A CRISTO AL VIVIR CONFORME A LA LETRA DE LA BIBLIA

Consideremos ahora tres ejemplos hallados en el Evangelio de Juan, los cuales nos muestran de qué modo el conocer únicamente la Biblia puede hacer que pasemos por alto a Cristo. El primer ejemplo lo vemos en Juan 1. Después que Felipe se encontró con el Señor, él fue y se lo contó a su amigo Natanael, diciendo: “Hemos hallado a Aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret” (v 45). Natanael respondió, diciendo: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” (v. 46). Natanael parecía decir: “¿Cristo es de Nazaret? Yo sé lo que la Biblia dice. Cristo debe venir de Belén”. Las personas que tienen un mero conocimiento mental de la Biblia corren el riesgo de pasar por alto a Cristo. No podemos decir que su conocimiento es correcto, ni podemos decir que su conocimiento es errado. ¿Era el Señor Jesús hijo de José? La respuesta es tanto sí como no. ¿Vino el Señor Jesús de Nazaret? La respuesta es sí y también no. El Señor Jesús no es sencillo.

Una persona no puede conocer a Cristo conforme a la Biblia meramente. La Biblia dice que Cristo nacería en Belén. Esto significa que Él viene de Belén. Ya que éste es el caso, ¿cómo puede ser Él de Nazaret? Este razonamiento es lógico y correcto; no obstante, esta manera de razonar hará que una persona pase por alto a Cristo. Muchas veces pasamos por alto a Cristo porque conocemos demasiadas doctrinas. Felipe no razonó con Natanael; él sencillamente dijo: “Ven y ve” (v. 46). Al ir a ver, Natanael conoció al Señor y fue capturado por el Señor (vs. 47-49). Por tanto, en vez de discutir con las personas acerca de la doctrina, deberíamos conducirlas a Cristo.

El segundo ejemplo se encuentra en el capítulo 7. El Señor Jesús fue a Jerusalén para la Fiesta de los Tabernáculos e hizo muchos milagros. En el último día de la fiesta, Él alzó la voz, diciendo: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba” (v. 37). Algunas de las personas que oyeron esto, dijeron: “Verdaderamente éste es el Profeta”, y otros dijeron: “Éste es el Cristo”. Sin embargo, algunos dijeron: “¿De Galilea ha de venir el Cristo? ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de Belén, la aldea de donde era David, ha de venir el Cristo?” (vs. 40-42). En esta porción de las Escrituras, las personas pasaron por alto a Cristo por causa de su conocimiento bíblico. Ellos conocían la Biblia, pero su conocimiento bíblico hizo que ellos pasaran por alto a Cristo.

El tercer ejemplo también se encuentra en el capítulo 7. Hubo disensión entre la multitud a causa del Señor Jesús (v. 43). Los fariseos amonestaron a los alguaciles porque ellos no prendieron al Señor Jesús. Nicodemo, quien antes había ido a ver al Señor Jesús, habló en defensa del Señor, pero los fariseos le reprendieron con enojo, diciendo: “¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta” (vs. 45-52). Es cierto que ningún profeta se había levantado de Galilea. Sin embargo, de Galilea se levantó el mayor Profeta.

Natanael casi pasó por alto a Cristo debido a su conocimiento de la Biblia. Los fanáticos religiosos judíos pasaron por alto a Cristo a causa de su conocimiento de la Biblia, y los fariseos también pasaron por alto a Cristo por la misma razón. Es posible que hoy en día todavía haya Natanaeles, fanáticos religiosos y fariseos, pero ¡quiera el Señor que no seamos fariseos o fanáticos religiosos! Necesitamos ser Natanaeles que salen a ver al Señor. No deberíamos interesarnos por nuestro conocimiento bíblico; más bien, deberíamos preocuparnos únicamente por contactar al Señor vivo, el Espíritu viviente. Que el Señor tenga misericordia de nosotros y nos libre de la religión, las doctrinas y el conocimiento bíblico a fin de que podamos vivir en la luz y en la presencia del Señor. Tenemos que orar para que ni nosotros mismos, ni otros ni la iglesia pasemos por alto a Cristo. Deseamos que cada santo en la iglesia sea un José o al menos un Natanael.

(Ser liberados de los ritos religiosos y andar conforme al Espíritu, capítulo 2, por Witness Lee)