EL QUE CRISTO QUEBRANTARA EL SÁBADO
EN MATEO 12:1-2 INDICA QUE ÉL ES LA CABEZA
En el capítulo 12 el Señor Jesús iba por los sembrados el día de Sábado (v. 1). ¿Por qué el Señor fue por los sembrados? ¿Acaso estaba perdido o andaba sin rumbo? Todo lo que el Señor hizo estaba lleno de significado. Los sembrados ciertamente no son un lugar en donde se celebra una reunión. Los sembrados contienen alimento para comer, pero comer en un sembrado sólo puede hacerse de manera tosca. Además, el Señor fue por los sembrados el día del Sábado. El Señor no fue por los sembrados durante los primeros seis días de la semana. Él esperó hasta el séptimo día. Me parece que el Señor eligió hacer esto el séptimo día, el día de Sábado, con la intención de mostrarles a los fariseos que Él quiere derrocar la religión.
El Señor fue por los sembrados el día de Sábado, pero ¿por qué los fariseos también fueron a los sembrados? Quizás los fariseos miraban para determinar si había personas en los sembrados que quebrantaran el Sábado. Cuando el Señor Jesús y Sus discípulos fueron por los sembrados, ellos arrancaron espigas y comieron, y los fariseos los vieron. Este evento muestra que el Señor no vino para guardar regulaciones religiosas o preocuparse por la tradición cultural. Él hizo cosas el día de Sábado que quebrantaron el Sábado. El día de Sábado el Señor fue por los sembrados con Sus discípulos, y Sus discípulos comieron espigas. Los discípulos comieron de una manera que era contraria a las regulaciones; ellos comieron el grano crudo, y lo comieron de forma tosca. Al Señor no le interesaba la religión ni la cultura. A Él sólo le interesaba la realidad de Sí mismo.
¿Es la iglesia un templo santo, una capilla o un sembrado? La iglesia debería ser un sembrado. El que nos reunamos es un sembrado, y la iglesia local también es un sembrado. Si los santos vienen a las reuniones a fin de guardar regulaciones, seguirán padeciendo hambre y nuestras reuniones tendrán la naturaleza de una capilla. ¿Cuál es el significado de un sembrado? No hay regulaciones en un sembrado; sólo hay alimento para satisfacer a las personas. Los discípulos del Señor arrancaron espigas y comieron de forma tosca, sin platos ni tazones. Exteriormente eran toscos, pero tenían disfrute y estaban verdaderamente satisfechos. No tenían el Sábado exterior, pero tenían reposo en su interior.
Los judíos guardaban las regulaciones religiosas, pero el Señor no guardó las regulaciones; más bien, Él fue a los sembrados. Esto indica que el Señor hizo las cosas contrarias a la religión y a la cultura a fin de que Sus discípulos fuesen satisfechos. Cuando los fariseos vieron a los discípulos del Señor arrancando espigas y comiéndolas, le dijeron al Señor: “He aquí Tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en Sábado” (v. 2). Esto significa que los discípulos profanaron el Sábado. El Señor Jesús dijo: “¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comieron los panes de la Presencia, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?” (vs. 3-4). Las palabras del Señor son muy significativas. Ellas implican que Él es el David de hoy, y que los discípulos que le siguen, siguen al verdadero David. David el rey era sólo una sombra. El Señor es la sustancia, el David verdadero.
El pan de la Presencia en el templo era lo que los sacerdotes habían de comer. Las palabras del Señor indican que la era del sacerdocio había acabado. Así como la era cambió cuando David llegó a ser rey, la venida del Señor cambió la era. Cristo no sólo es Aquel que es mayor que David y el David verdadero; Él también es Aquel que ha cambiado la era. La venida de David cambió la era de la era de los sacerdotes a la era de los reyes. Ahora que el Señor está aquí, la era ha cambiado de la era del Antiguo Testamento a la era del Nuevo Testamento. En la era del Antiguo Testamento las personas guardaban el Sábado, pero en la era del Nuevo Testamento el Señor es nuestro Sábado. Damos gracias al Señor porque la era ha cambiado. Puesto que el Señor es el David verdadero, aquellos que le siguen no deberían seguir con hambre. Cuando nos reunimos para adorar al Señor, somos satisfechos en nuestro interior. Cuanto más adoramos, más somos satisfechos. Al Señor Jesús no le interesa la regulación; a Él le interesa que seamos alimentados y satisfechos.
El Señor habló algo más a los fariseos en el versículo 5, diciendo: “¿O no habéis leído en la ley que en el Sábado los sacerdotes en el templo profanan el Sábado, y son sin culpa?”. Estas palabras indican que incluso si la era no hubiese cambiado de la era del sacerdocio a aquella del reinado, los sacerdotes que laboran en el templo el día de Sábado eran sin culpa. Por tanto, la regulación del Sábado es efectiva únicamente fuera del templo; no existe tal regulación dentro del templo. En cuanto una persona está dentro del templo, queda libre. El Señor también dijo: “Os digo que hay aquí algo mayor que el templo” (v. 6). El Señor Jesús es mayor que el templo. Puesto que Sus discípulos hacían cosas en Él, en Aquel que es mayor que el templo, ellos eran sin culpa. Fuera de Cristo estamos en cautiverio, pero en Cristo somos puestos en libertad.
¿Estamos nosotros en Cristo o fuera de Cristo? ¡Estamos en Cristo! Hay libertad en el templo, pero aquí tenemos a Aquel que es mayor que el templo. Cristo no sólo es mayor que David, sino también es mayor que el templo. Él es David que nos da satisfacción, y Él es el templo que nos pone en libertad.
El Señor Jesús también dijo: “El Hijo del Hombre es Señor del Sábado” (v. 8). El Señor Jesús es el Señor. Si Él desea establecer el Sábado, Él lo establecerá, y si Él desea acabar con el Sábado, Él lo acabará. Él no sólo es el verdadero David y el templo mayor, sino que también es el Señor del Sábado. Estos asuntos nos muestran que Él es Cristo, la Cabeza. ¡Jesús es el Señor! En Él tenemos satisfacción, libertad y reposo.
(
Ser liberados de los ritos religiosos y andar conforme al Espíritu, capítulo 5, por Witness Lee)