EL ESPÍRITU, EN RESURRECCIÓN, LLEGA A SER
LOS RÍOS DE AGUA DE VIDA QUE FLUYEN
DEL INTERIOR DEL HOMBRE
En 6:63 el Señor dijo: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”. Obviamente, la vida está en el Espíritu. Donde está el Espíritu, allí también está la vida. En 7:38 el Señor dijo: “El que cree en Mí [...] de su interior correrán ríos de agua viva”. Los ríos no son otra cosa que el Espíritu del Cristo resucitado que fluye desde el interior del hombre. En otras palabras, después de la muerte, la resurrección y la glorificación de Cristo, el Espíritu de vida, el Espíritu de resurrección, entra en el hombre y llega a ser los ríos de agua viva que fluyen de su interior. Por lo tanto, no podemos separar la vida del Espíritu; la vida está con el Espíritu. Cuando conocemos al Espíritu, conocemos la vida. Hasta ahora, hemos visto cuatro puntos principales: la vida, el Espíritu, la Palabra y la resurrección. El Evangelio de Juan habla primero de la vida, luego cambia de la vida al Espíritu, y después continúa diciendo que el Espíritu está en la palabra y que, en resurrección, este Espíritu llega a ser los ríos de agua viva que fluyen del interior del hombre.
(Pláticas adicionales sobre el conocimiento de la vida, capítulo 6, por Witness Lee)