Pláticas adicionales sobre el conocimiento de la vida, por Witness Lee

Más extractos de este título...

LAS FUNCIONES DEL ESPÍRITU DE RESURRECCIÓN

El Espíritu es el Espíritu de resurrección. Este Espíritu incluye a Dios, a Cristo, la encarnación, la muerte, la resurrección y la humanidad en resurrección; por consiguiente, el Espíritu de resurrección es un Espíritu “agregado”. En otras palabras, en el Espíritu de resurrección se encuentran Dios, Cristo, la encarnación, la muerte, la resurrección y la humanidad en resurrección. Esto equivale a decir que el Espíritu de resurrección es el agregado total de Dios, Cristo y todo lo que el Dios Triuno experimentó, logró y realizó. Hoy, en la era del Nuevo Testamento, éste es el Espíritu que ha entrado en nosotros. Según los capítulos del 14 al 17 de Juan, este Espíritu cumple al menos seis funciones.

Está con nosotros como Espíritu que mora en nuestro interior

Juan 14:16 nos muestra que el Consolador, a quien el Padre nos daría, es el Espíritu de resurrección que viviría en nosotros y estaría con nosotros para siempre. Por lo tanto, el Espíritu de resurrección es también el Espíritu que mora en nosotros, el Espíritu que mora en nuestro espíritu. Toda la dirección, ayuda, resplandor y fortaleza que el Espíritu nos da no viene de afuera, sino de adentro; de ahí que lo llamemos el Espíritu que mora en nosotros. No debemos esperar que el Espíritu nos dé poder externamente. Hoy el Espíritu es el Espíritu de resurrección, el Espíritu que mora en nosotros, el Espíritu que vive en nosotros. Su presencia con nosotros es interna, y la fuerza, resplandor, dirección y consuelo que recibimos de Él son internos. Todo lo que Él nos da y hace por nosotros proviene desde el interior de nuestro ser. La principal función del Espíritu es morar en nosotros y estar con nosotros interiormente.

Permite que Cristo viva en nosotros

El versículo 17 dice que el Espíritu de realidad permanece con nosotros y estará con nosotros. Esto significa que el Espíritu de resurrección permite que Cristo viva en nosotros. El Espíritu de resurrección es Cristo mismo en otra forma; por lo tanto, cuando el Espíritu está en nosotros, Cristo vive en nosotros. Esto se lleva a cabo mediante la salvación que Dios efectúa.

Nos explica a Cristo

El versículo 26 muestra que el Espíritu que está en nosotros nos explica a Cristo. Conocemos a Cristo no sólo por medio de la Biblia externamente, sino también por medio del sentir que tenemos del Espíritu interiormente. El Espíritu en nosotros nos explica a Cristo. Ni los incrédulos ni aquellos que simplemente leen la Biblia con sus ojos pueden entender o comprender muchas de las historias del Señor Jesús. Es el Espíritu quien nos explica a Cristo, especialmente cómo Cristo era Dios que se hizo carne, cómo Él era un hombre, cómo llegó a ser nuestro Salvador, cómo ahora es el Rey y cómo es el Dios Altísimo. El Espíritu nos explica todo lo que Cristo es y tiene, y todas las palabras que Él habló cuando estuvo en la tierra. Éste es el énfasis de Juan 14:21-31.

Nos da testimonio acerca de Cristo

El capítulo 15 nos muestra que el Espíritu en nosotros da testimonio acerca de Cristo; esto está relacionado con el punto anterior. El Espíritu nos explica a Cristo y da testimonio acerca de Él. Estos dos asuntos están relacionados; sin embargo, hay una diferencia. Todo lo relacionado con Cristo —todo lo que Él era, todo lo que hizo y todo lo que dijo— nos lo muestra claramente el Espíritu en esta tercera función. El énfasis de la función del Espíritu con respecto a dar testimonio acerca de Cristo está relacionado con lo que Cristo obtuvo y logró, cómo Él ocupa el primer lugar, cómo fue glorificado y cómo fue exaltado por el Padre y hecho Señor y Cristo; el Espíritu nos da testimonio de todos estos asuntos.

Nosotros sabemos que el Cristo que estuvo en la tierra ahora está en el cielo, que el humilde Cristo ahora ha sido glorificado y que el despreciado Jesús ahora ha sido exaltado por Dios y hecho Señor y Cristo, debido a que el Espíritu nos da testimonio de estas cosas. Lo que el Espíritu nos explica tiene que ver con lo que Cristo hizo, dijo y era en el pasado, pero el testimonio que el Espíritu nos da acerca de Cristo tiene que ver con la posición elevada y gloriosa que Cristo logró y obtuvo después de Su muerte y resurrección. El Espíritu nos da testimonio de todas estas cosas acerca de Cristo: cómo fue glorificado, cómo fue exaltado por Dios, cómo ascendió al cielo y fue hecho Señor y Cristo, y cómo Él está por encima de todo.

Nos guía a toda la realidad

El Espíritu en nosotros hace real para nosotros todo lo que Dios es en Cristo; esto se nos muestra en el capítulo 16: Dios en Cristo ha llegado a ser nuestro todo. Si no tuviésemos a Dios en Cristo como nuestro todo, interiormente todavía estaríamos vacíos. En cambio, si tenemos a Dios en Cristo como nuestro todo, estaremos llenos de realidad interiormente. Dios en Cristo lo es todo para nosotros, y este asunto lo hace real a nosotros el Espíritu. Por ejemplo, con respecto al asunto de que Dios es nuestra vida, es el Espíritu el que llega a ser la realidad de esta vida, y con respecto al asunto de que Dios es nuestro poder, es el Espíritu quien hace este poder real para nosotros. Si no tenemos al Espíritu de resurrección en nosotros, Dios como vida sería mera terminología, sería simplemente un dicho, no una realidad. Es el Espíritu de resurrección quien hace real para nosotros el asunto de que Dios llegue a ser nuestra vida. El Dios que viene a ser nuestra vida, nuestro poder y nuestro consuelo es Dios mismo en Cristo que viene a ser nuestro todo. Si el Espíritu de resurrección no entra en nosotros, todos estos asuntos serían vana terminología. Todos estos asuntos pueden llegar a ser nuestra realidad interna y podemos recibirlos, tocarlos y disfrutarlos porque el Espíritu de resurrección ha logrado todas estas cosas en nosotros. Una vez que el Espíritu de resurrección entra en nuestro ser, Él hace real para nosotros todo lo que Dios es en Cristo.

(Pláticas adicionales sobre el conocimiento de la vida, capítulo 7, por Witness Lee)