Vivir en y con la Trinidad Divina, por Witness Lee

Lucas 15:3-32

En Lucas 15 hay tres parábolas: la parábola del buen pastor que busca la oveja perdida, la parábola de una mujer que minuciosamente busca la moneda perdida, y la parábola del padre amoroso que recibe a su hijo pródigo (vs. 3-32). Estas tres parábolas en Lucas 15 nos presentan un cuadro completo de la Trinidad Divina que salva a los pecadores. Primero está el Hijo que busca (vs. 4-7) como el buen Pastor. El Hijo vino a buscar al hombre al llevar a cabo Su redención todo-inclusiva. Luego tenemos al Espíritu (vs. 8-10). El Espíritu viene como la mujer que realiza su obra de búsqueda minuciosa. El Espíritu entra en nuestro corazón para iluminarnos, buscarnos y barrer todo el “polvo”, y finalmente encontrarnos y ganarnos para Sí. Nosotros nos arrepentimos y volvemos en nosotros mismos después de haber sido atrapados por el Espíritu. Luego, decidimos regresar al Padre, lo cual es tipificado por el hijo pródigo que regresa a su padre. El padre, quien estaba esperando el regreso del hijo pródigo, vio a su hijo y corrió hacia él. Lo vistió con el mejor vestido, lo cual tipifica a nuestro Padre que nos viste con Cristo como nuestra justicia. Después, el padre mandó que mataran al becerro gordo para el disfrute de ellos. Esto representa a Cristo en Sus riquezas (Ef. 3:8) quien fue muerto en la cruz para el disfrute de los creyentes. Así pues, Lucas 15 nos presenta un cuadro completo de la Trinidad Divina que salva a los pecadores por Su amor divino. Nuevamente, vemos aquí una coordinación maravillosa entre los Tres de la Trinidad Divina. Estos Tres —tipificados por el pastor, la mujer y el padre— cooperan entre sí como una sola persona para salvar a los pecadores.

(Vivir en y con la Trinidad Divina, capítulo 5, por Witness Lee)