MISTERIO, VOLUNTAD, BENEPLÁCITO, PROPÓSITO, IMPARTICIÓN Y CONSEJO
Efesios 1:9-11 dice: “Dándonos a conocer el misterio de Su voluntad, según Su beneplácito, el cual se había propuesto en Sí mismo, para la economía de la plenitud de los tiempos, de hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En Él asimismo fuimos designados como herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el consejo de Su voluntad”. Estos versículos contienen seis asuntos cruciales: el misterio, la voluntad, el beneplácito, el propósito, la impartición y el consejo. Es necesario saber cómo colocar éstos seis aspectos en la secuencia correcta. El beneplácito de Dios viene primero, y esto es algo que está en Su corazón. A partir de ése beneplácito, Dios decidió hacer algo, y esa es Su voluntad. Según Su voluntad, Él celebró un concilio en la eternidad pasada a fin de hacer un consejo. Hubo un concilio celebrado por Dios en Su persona divina, la Trinidad, en la eternidad pasada, a fin de tomar una decisión, la cual es la voluntad que Él se había propuesto. Esta voluntad que se propuso es el consejo. Hay dos cosas respecto a “Su voluntad”: el misterio de Su voluntad, y el consejo de Su voluntad. El consejo de Su voluntad no estaba revelado, sino escondido en Dios; así que, era un misterio. El misterio es el consejo, y el consejo es el misterio.
Luego, según este consejo, el Dios Triuno se propuso algo. Este propósito llegó a ser la oikonomía de Dios, la dispensación de Dios. Según nuestro uso gramatical, dispensación es diferente de dispensar. Dispensación se refiere al plan de Dios, y dispensar se refiere a la impartición de Dios en Su pueblo escogido y redimido. Dr. C. I. Scofield, en su Biblia de estudio, dice que hay siete dispensaciones: la dispensación de la inocencia, de la conciencia, del gobierno humano, de la promesa, de la ley, de la gracia y del reino. Eso significa que Dios tiene siete planes, y esos siete planes son siete aspectos diferentes de la relación de Dios con el hombre en diferentes épocas. Entender la palabra dispensación de esta manera es correcto, pero nosotros también hemos visto algo más avanzado y profundo en cuanto al verdadero significado de esta palabra, y esto es, que la dispensación de Dios es Su plan divino de impartirse a Sí mismo con todas Sus riquezas divinas en Su pueblo escogido y redimido. Esta dispensación, oikonomía, que estaba escondida en Dios, es un misterio.
Se puede usar el ejemplo de una persona que planea hacer un viaje, para mostrar lo que significa beneplácito, voluntad, consejo, propósito, dispensación y misterio. Supongamos que un hermano desea asistir a un entrenamiento en Irving. Asistir a ese entrenamiento en Irving es un beneplácito para él. A partir de ese beneplácito, él toma una decisión. Esa es su voluntad. Luego celebra un concilio con su esposa y con sus hijos. Toda la familia está de acuerdo en que él vaya a Irving. Así que, en ese concilio se toma una decisión, la cual es un consejo. Según este consejo, él hace un plan, y este plan es su propósito. Este propósito se convierte en su oikonomía, la cual está escondida para los hermanos en Irving, y por tanto es un misterio para ellos. Pero cuando este hermano llega a Irving, este misterio es revelado a los hermanos en Irving mediante su presencia.
En la eternidad pasada Dios tuvo un beneplácito, y Su beneplácito es impartirse a Sí mismo en Su pueblo escogido para producir un organismo, el cual es la iglesia, el Cuerpo de Cristo, para que lo expresara plena, perfecta, completa y eternamente. Todos necesitamos tener una visión en cuanto al beneplácito de Dios. Incluso los hombres tienen un beneplácito. Si no tuviéramos un beneplácito no habría razón de vivir. Una persona disfruta su vida porque tiene un beneplácito. El término beneplácito aparece dos veces en Efesios 1. En el versículo 5 dice: “Predestinándonos para filiación por medio de Jesucristo para Sí mismo, según el beneplácito de Su voluntad”. El beneplácito de Dios está relacionado con Su predestinación con respecto a nosotros. En el versículo 9 dice: “Dándonos a conocer el misterio de Su voluntad, según Su beneplácito, el cual se había propuesto en Sí mismo”. El beneplácito de Dios está ligado a Su corazón respecto a nosotros. Cuando Él pensó en nosotros como el objeto de Su impartición, se puso muy contento.
El beneplácito de Dios se convirtió en la voluntad divina. Se habló acerca de esta voluntad en el concilio de la Trinidad Divina, a fin de que llegara a ser el consejo de Su voluntad (1:11), y esa determinación de la voluntad llegó a ser un plan, un propósito, el cual es la oikonomía neotestamentaria, la economía de Dios. Dios mantuvo escondida esta economía dentro de Sí mismo por muchos años, así que era un misterio. Fue un misterio hasta el tiempo de los apóstoles, especialmente del apóstol Pablo. Este misterio les fue revelado en el espíritu de ellos, el espíritu humano regenerado en el cual mora y con el cual se mezcla el Espíritu Santo (3:5). Es en nuestro espíritu que podemos ver la revelación divina en cuanto al beneplácito de Dios, el cual finalmente llegó a ser la economía de Dios, el plan eterno de Dios.
(
Vivir en y con la Trinidad Divina, capítulo 2, por Witness Lee)