Vivir en y con la Trinidad Divina, por Witness Lee

MATEO 28:19

En Mateo 28:19 el Señor le encargó a Sus discípulos que bautizaran a las personas en el nombre de la Trinidad Divina: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Al llegar a este punto en Mateo, el Dios Triuno había sido completado y consumado. Para que la Trinidad Divina llegase a Su compleción, a Su consumación, era necesario que pasara por un proceso de tomar la humanidad. Si Él únicamente poseyera divinidad, Él no sería el Dios Triuno consumado. Para que el Dios Triuno lograse Su compleción y consumación, Él necesitaba tener tanto humanidad como divinidad.

También fue necesario que Él pasara por una muerte hermosa y todo-inclusiva. La muerte en Adán es horrible, terrible y aterradora, pero la muerte en Cristo es hermosa. Todos tenemos que ser configurados a Su querida muerte. La muerte de Cristo es admirable y querida, y el Dios Triuno la necesitó para Su compleción, Su consumación. La Trinidad Divina es indudablemente omnipotente, pero si careciese de esta hermosa muerte, no habría podido resolver nuestros problemas. En Él y con Él existe una muerte todo-inclusiva que aniquila todos los “gérmenes” relacionados con nosotros. El Dios Triuno es una dosis todo-inclusiva dentro de nosotros que contiene el elemento aniquilador de la muerte de Cristo. Dentro de esta dosis todo-inclusiva hay muchos elementos que nos pueden suplir de manera positiva y también tiene el elemento de Su muerte que puede eliminar las cosas negativas. La muerte de Cristo en la cruz eliminó todos los “gérmenes negativos” en el universo. Tal muerte ha sido introducida en la Trinidad Divina. ¡Alabado sea el Señor por haber logrado tal muerte!

Después que pasó por el proceso de la crucifixión, Él entró en la esfera de la resurrección y llegó a ser el Espíritu vivificante. Luego, Él regresó a Sus discípulos en la atmósfera y la realidad de Su resurrección para encargarles que hicieran de las naciones personas del reino al bautizarlas introduciéndolas en el nombre, la persona, la realidad, de la Trinidad Divina. Ahora que la Trinidad Divina ha sido completada, consumada, la gente puede ser bautizada en Él. El Dios Triuno completado, la Trinidad Divina consumada, es perfecta, completa y no carece de nada. Cuando bautizamos a la gente, las estamos poniendo en el Dios Triuno consumado, completado.

El nombre del Dios Triuno es un nombre “tres-uno”. Este nombre es el Padre, el Hijo y el Espíritu. El Padre, el Hijo y el Espíritu es el nombre de la Trinidad Divina en quien bautizamos a las personas. El Señor reveló este título divino en el contexto de Su deseo de introducir a las personas que reciben nuestra predicación en el Dios Triuno. El Dios Triuno en Su trinidad divina es el lugar donde debemos poner a los que le han recibido.

Nosotros vamos a discipular a las naciones, bautizándolas. La palabra discipular es una palabra muy fuerte. Se necesitarían un buen número de mensajes para poder explicar completamente esta palabra. Los discípulos tenían que discipular a las naciones incrédulas al bautizarlas, introduciéndolas en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esto significa que discipular incluye bautizar. Necesitamos discipular a las personas por medio de bautizarlas, poniéndolas dentro de una persona, el Dios Triuno. Cuando entran en esta persona ellos son discipulados. No debemos predicar el evangelio a las personas sin bautizarlas. Eso no es bíblico. Nosotros debemos bautizar a las personas inmediatamente después que ellas han creído en el Señor. Discipular por medio de bautizar es hacerlas ciudadanas del reino de los cielos. Si no los ponemos dentro del Dios Triuno, no los podremos introducir en el reino de Dios. Debemos ponerlos dentro de Dios mismo. Entonces las colocamos en el reino de Dios.

(Vivir en y con la Trinidad Divina, capítulo 5, por Witness Lee)