Vivir en y con la Trinidad Divina, por Witness Lee

MATEO 3:16-17

Mateo 3:16 y 17 revela la Trinidad Divina en Su mover divino. Estos versículos nos muestran a Jesús en las aguas del bautismo, al Espíritu de Dios que descendía como una paloma sobre Jesús [el Hijo], y al Padre que hablaba desde los cielos diciendo: “Éste es Mi Hijo, el Amado, en quien tengo complacencia”. Que el Espíritu de Dios descendiera como paloma y viniera sobre Cristo puede considerarse como el ungimiento de Cristo efectuado por Dios para que fuese Su Mesías mismo, a fin de que llevase a cabo Su propósito eterno. Esta acción de ungirlo sirvió para confirmar que Dios había designado a Su Hijo para que fuese el Cristo que iba a venir para llevar a cabo la economía de Dios. La designación de Cristo por Dios aconteció antes de la fundación del mundo. En la eternidad pasada Dios designó al Hijo para que fuese Su Cristo, Su Mesías y, como tal, llevase a cabo lo que Dios había planeado realizar con miras a Su propósito eterno. Después, Cristo se encarnó y Él fue quien pasó por el vivir humano en la tierra. Al cumplir treinta años de edad, Él vino a Juan para ser bautizado; fue en ese entonces que Dios lo ungió con la misma consumación del Dios Triuno como el aceite de la unción.

En tiempos antiguos, los reyes y los sacerdotes debían ser ungidos para asumir su oficio. La acción de ungirlos era la confirmación de su nombramiento o designación. El Cristo designado por Dios estaba en el agua bajo un cielo abierto y fue ungido por el Dios Triuno con el Espíritu en Su aspecto económico. Para ese entonces, Jesús ya había nacido del Espíritu en Su aspecto esencial. Antes que el Espíritu de Dios descendiera y viniera sobre Él, el Señor Jesús ya había nacido del Espíritu (Lc. 1:35), lo cual era prueba de que Él ya tenía al Espíritu de Dios en Él; esto fue para Su nacimiento. Ahora, con miras a Su ministerio, el Espíritu de Dios descendió sobre Él. Éste fue el cumplimiento de Isaías 61:1; 42:1; y Salmos 45:7 para ungir al nuevo Rey y presentarlo ante Su pueblo. Él fue concebido con el Espíritu en Su aspecto esencial para que naciese de modo que Él pudiera ser un Dios-hombre y existir como tal sobre esta tierra. Treinta años después Él fue bautizado por Juan. Mientras estaba allí en las aguas del bautismo, Dios vino a ungirlo con el Espíritu Santo como el Espíritu en Su aspecto económico a fin de que la economía de Dios fuera llevada a cabo.

(Vivir en y con la Trinidad Divina, capítulo 7, por Witness Lee)