Base para la obra edificadora de Dios, La, por Witness Lee

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ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL EVANGELIO DE JUAN

A medida que leemos el Evangelio de Juan, quiero que prestemos atención a varias características. Esto nos ayudará a reconocer los puntos principales.

En primer lugar, en Juan el tiempo comienza a partir de “en el principio”. Todos los que leen la Biblia saben que la palabra principio se refiere a la eternidad. Puesto que en la eternidad no existe el tiempo, tampoco existe el elemento del tiempo en Juan. Asegúrense de no leer el Evangelio de Juan desde la perspectiva del tiempo. Juan nos muestra cómo Dios en la eternidad entró en nosotros para ser la vida eterna. Al igual que la Palabra en la eternidad pasada, Él era sin principio ni fin, sin elemento del tiempo. Aunque Él entró en el tiempo y estuvo restringido por el tiempo, impartió al hombre la vida eterna, una vida que sobrepasa los límites del tiempo. En esta vida eterna no existe el elemento del tiempo.

A modo de inserción, quisiera hablarles acerca de la lectura de la Biblia. Muchos hermanos y hermanas suponen que puesto que Génesis es el primer libro en la Biblia, que empieza su narración desde el principio, su relato es el más antiguo. Sin embargo, quisiera decirles que el relato del Evangelio de Juan se remonta aún más al pasado. ¿Por qué? Porque Juan empieza a partir de la eternidad pasada, la eternidad sin principio. En cambio, el principio en Génesis tiene un punto de partida, el cual es el tiempo de la creación de Dios. En otras palabras, Génesis comienza desde el principio del tiempo, mientras que Juan empieza antes que el tiempo comenzara, en la eternidad pasada.

Además, Génesis empieza con la creación de Dios, pero Juan empieza con Dios. Génesis dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (1:1). Juan dice: “En el principio era la Palabra [...] la Palabra era Dios” (1:1). Sólo después que habla del Dios que era en el principio procede a declarar que todas las cosas por medio de Él llegaron a existir. Por lo tanto, Génesis empieza en Juan 1:3, con la cláusula: “Todas las cosas por medio de Él llegaron a existir”. Los primeros dos versículos de Juan 1 ocurren antes de Génesis, es decir, preceden al libro de Génesis. Estos asuntos son puntos cruciales que deben tenerse en cuenta en la lectura bíblica. Todos debemos prestar especial atención a ellos.

En segundo lugar, en el Evangelio de Juan no existe el espacio. El Evangelio de Juan excede los límites del tiempo y el espacio. El tiempo en Juan es la eternidad pasada, y el espacio en Juan es Dios. En 3:13 encontramos una frase que dijo el propio Señor, la cual demuestra que no existe el elemento del espacio en el Evangelio de Juan: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo”. No entendemos estas palabras porque estamos llenos de conceptos espaciales. Sin embargo, para el Señor no existe el elemento del espacio. Muchas veces decimos que el Señor Jesús dejó el cielo y descendió a la tierra. No obstante, aquí el Señor Jesús dijo que Él había dejado el cielo, pero que todavía estaba en el cielo. A menudo nosotros también decimos que el Señor Jesús dejó la tierra y ascendió a los cielos, pero creo que el Señor Jesús diría: “No; Yo dejé la tierra, pero aún estoy en la tierra”.

Quisiera preguntarles, hermanos y hermanas, dónde dice en el Evangelio de Juan que el Señor Jesús descendió del cielo. Tal vez ustedes pregunten: “¿No dijo el Señor mismo que Él descendió del cielo?”. Eso es cierto, pero el Señor después añadió que todavía estaba en el cielo. De la misma manera, tampoco podemos encontrar el relato de la ascensión del Señor Jesús en el Evangelio de Juan. Marcos contiene un relato de la ascensión del Señor Jesús, y Lucas también, pero ni Juan ni Mateo incluyen tal relato. Quizás digan que de los cuatro Evangelios al menos hay dos que mencionan la ascensión del Señor Jesús. Tal vez pregunten: “¿Acaso no hablan Marcos y Lucas de la ascensión del Señor Jesús?”. Sin embargo, si ustedes escogen esos dos libros, yo también puedo escoger otros dos libros. ¿Pueden ustedes decirme dónde Mateo y Juan mencionan la ascensión del Señor? Ustedes pueden escoger dos libros que hablan de la ascensión del Señor; y también puedo escoger dos libros que no la mencionan. Los dos libros que ustedes escogen no son ni el principio ni el final. En cambio, los que yo escojo están uno al principio y el otro al final. Más aún, de los dos libros que ustedes escogen, uno lo presenta como Esclavo y el otro como hombre. Ambos libros en cuanto a peso son relativamente livianos. En cambio, de los dos libros que no mencionan la ascensión del Señor, uno le presenta como Rey mientras que el otro le presenta como Dios. El libro que dice que Él es Rey no sólo no menciona Su ascensión, sino que dice que Él estará con nosotros hasta la consumación del siglo (Mt. 28:20). El comienzo del Evangelio de Mateo dice que el Señor es Emanuel, que traducido es “Dios con nosotros” (1:23). Mateo también dice que donde hay dos o tres reunidos en el nombre del Señor, allí Él está en medio de ellos (18:20). Al final, dice que el Señor estará con nosotros hasta la consumación del siglo. Mateo nos dice que el Señor es Emanuel y que Él viene a gobernar en nuestro interior como nuestro Rey espiritual; por lo tanto, Él no nos deja, sino que estará con nosotros hasta la consumación de este siglo.

El Evangelio de Juan dice que el Señor es Aquel que es desde el principio, desde la eternidad pasada, que vino para estar entre nosotros. Él no vino del cielo a la tierra, sino de Dios al hombre. Esto no es un asunto de lugar, sino de personas. Él nunca abandonó los cielos, ni nunca abandonó la tierra. Él dice: “Permaneced en Mí” (15:4). Esto es un hecho que podemos experimentar hoy. Para permanecer en el Señor, no necesitamos ir al cielo. No necesitamos subir una escalera que llegue hasta el cielo para permanecer en el Señor por un tiempo y después de unos días descender. No es necesario hacer esto porque no existe el elemento del espacio. El Señor dice: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros”. Hoy el Señor Jesús vive en nosotros sin haber descendido del cielo; de la misma manera, nosotros vivimos en el Señor sin haber subido una escalera hasta el cielo.

Aunque tal vez suene como una broma hablar de esta manera, uso este ejemplo para mostrarles que el Evangelio de Juan no contiene el elemento del espacio. El Señor descendió, pero todavía estaba en el cielo. Después de resucitar, ascendió, pero todavía estaba en la tierra. Después de la resurrección del Señor, los discípulos estaban dentro de la casa con las puertas y ventanas cerradas, y de repente el Señor apareció en medio de ellos. Eso era verdaderamente maravilloso. ¿Por dónde entró? No lo sabemos. Él no era simplemente un Espíritu, pues también tenía un cuerpo de carne y hueso. Sin embargo, las puertas y ventanas estaban cerradas, así que no sabemos cómo entró en la casa. Después que hubo hablado con los discípulos y les dijo que recibieran al Espíritu Santo, desapareció de nuevo. No sabemos adónde se fue. Si decimos que se marchó, no lo vimos abrir la puerta. Él volvió a aparecer cuando Pedro y los otros discípulos se fueron a pescar al mar, y no sabemos adónde se fue después de esa ocasión. Cuando leemos el Evangelio de Juan, no podemos encontrar versículos que nos digan adónde fue.

¿Por qué el Evangelio de Juan no dice adónde fue el Señor? Porque en el Evangelio de Juan no existe el elemento del espacio. Hoy Él está en todas partes. Incluso al estar reunidos aquí esta mañana, Él está aquí. Si hay mil personas sentadas aquí esta mañana, hablando con propiedad necesitamos decir que no sólo hay mil personas, sino mil una personas, porque el Señor Jesús está también aquí. Él es Aquel que sobrepasa los límites del tiempo y también es Aquel que sobrepasa los límites del espacio. Ustedes deben prestar atención a estos dos puntos cuando lean el Evangelio de Juan.

Recuerden que en Su encarnación Él vino, no del cielo a la tierra, sino de Dios al hombre. Asimismo en Su muerte y resurrección Él no fue de la tierra al cielo, sino del hombre a Dios. Los lugares que Juan menciona son personas, y no simplemente lugares.

En tercer lugar, el Evangelio de Juan abarca el tema de que la vida está en el Señor. El primer versículo de este libro dice: “En el principio era la Palabra”. Esto habla acerca del principio, de Dios mismo. Luego el versículo 3 habla de la creación, y el versículo 4 dice que en Él estaba la vida. El universo entero es una historia acerca de la vida, y esta vida está en Él. Cuando usted lee Génesis, primero ve la creación, y después la vida. Esa vida representada por el árbol de la vida en Génesis 2 está en Él. Por favor, presten atención a la secuencia en Juan. Juan empieza diciendo que en el principio era Dios; luego habla acerca de la creación de Dios, y después nos dice cómo Dios vino para ser la vida del hombre porque la vida estaba en Él. A partir de allí, todo el Evangelio de Juan habla acerca de que la vida está en Él. Es a esto que debemos prestar atención.

En cuarto lugar, el Evangelio de Juan se divide en dos secciones principales. Una sección habla acerca de la venida del Señor, y la otra de Su ida. Del capítulo 1 al 13 nos habla de la encarnación del Señor, de Su venida. En el capítulo 14 se da un giro. Del capítulo 14 hasta el final del libro se nos habla de la muerte y la resurrección del Señor, de Su ida. Sin embargo, la venida y la ida del Señor aquí no contienen el elemento de tiempo ni de espacio. La encarnación del Señor es la venida de Dios a los hombres para estar entre ellos, la entrada de Dios en el hombre. El propósito de la muerte y la resurrección del Señor es introducir al hombre en Dios. No existe aquí el elemento de espacio ni de lugar.

Por consiguiente, en el capítulo 14 se da un gran giro. Del capítulo 1 al 13 se nos habla acerca de la encarnación, de cómo Él trajo a Dios para estar entre los hombres e introdujo a Dios en el hombre, y de cómo hace que el hombre vea a Dios, le toque y le reciba. Éstas son cosas relacionadas con la encarnación, que es la llegada de Dios a los hombres para estar entre ellos. Sin embargo, el hombre aún no había entrado en Dios, así que comenzando a partir del capítulo 14, este Evangelio nos dice cómo Él introduce al hombre en Dios. Antes del capítulo 14 no encontramos una expresión como “permaneced en Mí”; Él no podía decir esto. Pero en el capítulo 14 Él dijo: “En aquel día vosotros conoceréis que [...] vosotros [estáis] en Mí” (v. 20). Antes que llegara “aquel día”, los discípulos no podían conocer esto, pues no era posible tener esa experiencia. Pero la historia después del capítulo 14 es una historia de “aquel día”.

Por lo tanto, cuando leamos el Evangelio de Juan, debemos prestar atención a estos puntos. Los capítulos del 1 al 13 abarcan la situación y la historia de la encarnación del Señor, la cual hizo que Dios pudiera estar entre los hombres e introducirse en el hombre. Luego, a partir del capítulo 14 vemos el camino que siguió el Señor para introducir al hombre en Dios. Espero que ustedes, hermanos y hermanas, puedan seguir estos principios para que lean el Evangelio de Juan de una manera apropiada. En los siguientes días, de manera específica, centraremos nuestro estudio en los escritos de Juan. Creo que esto nos permitirá a todos tener un mejor entendimiento de la edificación de Dios. Después de estudiar de esta manera, entenderemos exactamente qué es el edificio de Dios en el universo.

(Base para la obra edificadora de Dios, La, capítulo 1, por Witness Lee)