EL SEÑOR LE DA AL HOMBRE VIDA ETERNA
PARA QUE ÉL CONOZCA A DIOS
Juan 17:2 dice: “Como le has dado autoridad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste”. Reconocemos que esta oración del Señor contiene muchas expresiones extraordinarias. No tenemos el tiempo para abarcar cada una de ellas, y hay algunas que no podemos abarcar cabalmente. Por ejemplo, la gloria de la que hemos hablado y la vida eterna que se menciona aquí son asuntos que revisten gran importancia.
El versículo 3 dice a continuación: “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a quien has enviado, Jesucristo”. Esta vida eterna cumple una función particular dentro del hombre, la cual es hacer que el hombre conozca al único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien Dios ha enviado. Esta vida eterna dentro del hombre tiene la función de hacer que él conozca a Dios y a Cristo; por ende, está relacionada con la gloria del Hijo de Dios y también con la expresión de Dios mismo.
El versículo 4 dice: “Yo te he glorificado en la tierra, acabando la obra que me diste que hiciese”. Estas palabras son difíciles de entender. Quisiera hacerles esta pregunta a ustedes, hermanos y hermanas: ¿a qué se refería el Señor cuando dijo que Él glorificó al Padre mientras estaba en la tierra, acabando la obra que Él le había dado que hiciera? Podemos explicarlo de esta manera: El Señor Jesús hizo muchas cosas en la tierra, y todo lo que hizo concordaba con la voluntad de Dios. Sin embargo, aquí la obra que Dios le dio que hiciera se refiere específicamente a que el Señor expresara a Dios en la tierra. “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer” (1:18). “El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre” (14:9). Estas palabras indican que Dios envió al Señor al mundo con la intención de expresarse a Sí mismo. El Señor vino a la tierra para dar a conocer a Dios, explicar a Dios, expresar a Dios e impartir a Dios en el hombre. Al hacer esto, el Señor glorificó al Padre. Por lo tanto, el Señor dijo que Él había acabado la obra que el Padre le había dado que hiciera.
Juan 17:5 dice: “Ahora pues, Padre, glorifícame Tú junto contigo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. El Señor parecía decir: “Anteriormente, estaba contigo, pero cuando me hice carne, salí de Ti y entré al mundo. Ahora te pido que me recibas nuevamente para que participe de la gloria junto contigo, de aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”.
(Base para la obra edificadora de Dios, La, capítulo 4, por Witness Lee)