Base para la obra edificadora de Dios, La, por Witness Lee

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HAY UNA RELACIÓN ESPECIAL ENTRE LOS ESCRITOS DE JUAN Y LA OBRA DE EDIFICACIÓN QUE DIOS REALIZA

Los versículos 1 y 2 del capítulo 22 dicen: “Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle. Y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida”.

En esta conferencia nos concentraremos cada noche en el edificio de Dios. En las reuniones de las mañanas, hablaremos más acerca del edificio de Dios leyendo algunos pasajes de las Escrituras.

Hemos leído algunos pasajes del Evangelio de Juan, de las Epístolas de Juan y de la profecía de Juan. En estos pocos días esperamos ver el edificio de Dios en el universo a través de los escritos de Juan. ¿Por qué lo podemos ver a través de los escritos de Juan? Primeramente porque la manifestación consumada del edificio de Dios se nos revela en el libro de Apocalipsis escrito por Juan. La manifestación de la Nueva Jerusalén es la conclusión de la edificación que Dios realiza en el universo a través de los siglos. Esto nos lo muestra Juan. Por consiguiente, si queremos conocer el edificio de Dios, tenemos que leer los escritos de Juan.

En segundo lugar, hemos dicho repetidas veces que la obra de edificación que Dios realiza en el universo consiste en obtener una morada en la cual Él mismo, y todos los que le pertenecen, puedan morar. Por lo tanto, Su obra de edificación consiste en obtener una morada. En los libros escritos por los otros apóstoles, raras veces hallamos afirmaciones que nos digan que Dios mora en el hombre y el hombre mora en Dios. Sin embargo, en los escritos de Juan fácilmente podemos encontrar esta expresión. Juan clara y reiteradamente nos dice que Dios mora en el hombre y que el hombre mora en Dios. El hecho de que Dios y el hombre moren el uno en el otro guarda estrecha relación con el edificio de Dios. Si nosotros hemos de conocer el edificio de Dios en el universo, tenemos que entender el asunto del morar mutuo de Dios y el hombre; es decir, debemos entender cómo Dios mora en el hombre y cómo el hombre mora en Dios. Es por ello que debemos examinar los escritos de Juan.

En tercer lugar, de Génesis a Apocalipsis vemos que después de la creación, el segundo paso de la obra de Dios es Su edificación; y el asunto central del tema de la edificación es la vida. En el huerto del Edén, Dios había creado todas las cosas, pero no había un edificio. Por lo tanto, Dios nos muestra que después de haber creado al hombre, lo puso en el centro del huerto del Edén, frente al árbol de la vida. Cualquiera puede entender que la intención de Dios era que el hombre que había creado comiera del fruto del árbol de la vida, a fin de que la vida de este fruto entrara en el hombre y se mezclara con él como una sola entidad. Esta mezcla es el edificio de Dios. Al final del libro de Apocalipsis, cuando el edificio de Dios haya sido consumado, todavía estará allí el árbol de la vida en la Nueva Jerusalén. Esto indica que definitivamente hay una relación entre el edificio de Dios y la vida. El edificio de Dios en el universo se completa perfectamente cuando Él entra en el hombre como vida. Esta mezcla es la edificación. Dios quiere edificarse en el hombre y también edificar al hombre en Sí mismo.

Esto es semejante a una casa edificada con concreto reforzado, el cual se hace al mezclar barras de hierro con una mezcla de cemento y grava. Lo mismo se aplica al edificio de Dios en el universo. Dios desea mezclarse con el hombre y unirse a él al igual que el hierro batido es labrado a martillo. ¿Cómo se mezcla Dios con el hombre? Él hace esto al entrar en el hombre para ser su vida en forma de alimento. Él desea entrar en el hombre como su alimento y ser disuelto y digerido dentro del hombre para llegar a ser la vida de éste.

Este ejemplo del alimento que usa la Biblia para referirse a la mezcla de Dios y el hombre es muy apropiado, pues nada se mezcla con el hombre de manera tan completa como el alimento. Después que el hombre recibe el alimento y lo digiere, éste llega a ser la sangre, huesos y carne del hombre, mezclándose completamente con él como una sola entidad. Por favor, no se ofendan cuando digo que los seres humanos somos el resultado de mezclarnos con pollo, pato, pescado, cerdo y carne de res. No suponga que usted es sólo humano. Piense en cuánto pescado, pollo, cerdo y carne de res ha digerido para haber crecido. Cuando una persona nace, su estatura es cuando mucho un poco más de treinta centímetros, y pesa unos dos o cuatro kilos. Sin embargo, más tarde crece hasta alcanzar una estatura de ciento cincuenta y dos o ciento ochenta y dos centímetros y llega a pesar mucho más de cuarenta y cinco kilos. ¿Cómo aumenta una persona de estatura y tamaño? Debido a que interiormente se ha mezclado con una buena cantidad de pollo, pato, pescado, cerdo, carne de res, trigo y arroz.

Éste es un muy buen ejemplo que nos ayuda a entender cómo Dios entra en nosotros y se mezcla con nosotros para terminar Su edificación. Dios entra en nosotros como alimento para ser nuestro pan y nuestra vida. De esta manera, Él se mezcla continuamente con el hombre al grado en que una edificación es producida. Esta edificación es la Nueva Jerusalén.

Por lo tanto, es difícil decir con exactitud qué es la ciudad de la Nueva Jerusalén. Entre los expositores de la Biblia hoy se libra un gran debate en cuanto a esto. Unos afirman que la Nueva Jerusalén es un lugar físico, mientras que otros dicen que es simplemente un símbolo. Sin embargo, únicamente debemos ver esto: Dios está en esta ciudad, y el pueblo redimido también está en esta ciudad. En esta ciudad Dios y el Cordero son el templo, y los redimidos a través de los siglos son los cimientos y las puertas. Por lo tanto, esta ciudad es el resultado de la mezcla y edificación de Dios con los redimidos. Ésta es la misteriosa edificación de Dios en el universo, y Dios lleva esto a cabo al llegar a ser la vida del hombre y al mezclarse con el hombre. Por consiguiente, en esta ciudad todavía estará el árbol de la vida.

Recuerden que los escritos de Juan específicamente abarcan esta línea. Por ejemplo, el Evangelio de Juan se centra en el hecho de que Dios entra en el hombre y llega a ser la vida de éste. Por lo tanto, cuando el Evangelio de Juan dice que el Señor Jesús viene a ser la vida del hombre, dice que Él es el pan de vida y que es la vid. Si conectamos Juan 6 —donde el Señor dice que Él es el pan de vida— con lo que dice en Juan 15 —que Él es la vid—, podemos ver fácilmente que Él es el árbol de la vida que viene para ser la vida del hombre en forma de alimento, tal como se nos muestra en Génesis 2. El árbol de la vida es un árbol, y su fruto es el alimento del hombre. Esto es exactamente lo que Juan nos dice: que este Dios que viene para ser la vida del hombre es el pan de vida y también una vid. Por esta razón, si queremos entender la edificación de Dios, tenemos que leer los libros escritos por Juan.

Repetiré una vez más. Primero, Juan de manera particular nos muestra que la manifestación final del edificio de Dios será la Nueva Jerusalén. Segundo, nos muestra que la obra de edificación que Dios realiza consiste en obtener una morada en la cual Dios y el hombre puedan morar. En toda la Biblia, aparte de Juan, nadie dice tan claramente que Dios mora en el hombre y el hombre mora en Dios. Tercero, nos muestra que el edificio de Dios se completa mediante el proceso en el cual Dios entra en el hombre para ser su vida y se mezcla con él, lo cual es precisamente el ministerio de Juan. Éstas son las tres razones por las que debemos leer los escritos de Juan.

Debido a que nuestro tiempo es limitado, en estos mensajes no podemos leer los escritos de Juan capítulo por capítulo y versículo por versículo. Además, es posible que si leemos de esta manera no les ayude a tener claridad. Pero si, en vez de ello, destacamos los puntos principales y hablamos acerca de ellos, ustedes podrán tener un mejor entendimiento. Por consiguiente, les ruego a todos los hermanos y hermanas que de antemano lean todo el Evangelio de Juan y 1 Juan. No creo que esto sea una tarea muy difícil.

(Base para la obra edificadora de Dios, La, capítulo 1, por Witness Lee)